Olvidan una bolsa de Cheetos en una de las cuevas más grandes de Estados Unidos: el problema llegó justo después
El descuido de un turista en una de las agrupaciones subterráneas más importantes del planeta revela el enorme impacto que deja el ser humano en el ecosistema.

Las Cavernas de Carlsbad, uno de los conjuntos subterráneos más impresionantes del planeta y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se han visto amenazadas no por un terremoto ni por la erosión natural, sino por algo tan banal como una bolsa de Cheetos olvidada por un visitante.
El Servicio de Parques Nacionales (NPS), del Departamento del Interior de Estados Unidos, ha denunciado el incidente como un ejemplo de cómo la acción humana, incluso en su forma más trivial, puede alterar ecosistemas extremadamente frágiles. El snack fue hallado en la Gran Sala, la mayor cámara subterránea de Norteamérica, a la que solo se accede tras más de una hora de caminata bajo tierra.
En un comunicado, mencionado por Xataka, la agencia gubernamental ha advertido que el maíz procesado y humedecido de los Cheetos ha creado el ambiente perfecto para microbios, hongos e insectos cavernícolas. Esto, inmediatamente, ha propiciado la aparición de una cadena alimentaria artificial, la cual altera significativamente el equilibrio de la cueva.
“El moho se extiende a las superficies cercanas, fructifica, muere y deja un olor desagradable. Y el ciclo continúa”, detalla la NPS. ¿La consecuencia? El ecosistema subterráneo, aislado del exterior durante millones de años, ha quedado expuesto a un agente foráneo capaz de alterar su biodiversidad.
Un problema mayor que una simple bolsa
Este episodio es solo un reflejo de una coyuntura, por desgracia, mucho más amplia. Según Xataka, cada año, más de 300 millones de personas visitan los parques nacionales de Estados Unidos, generando cerca de 70 millones de toneladas de basura. Y si bien todo ecosistema se resiente de la basura humana, las cuevas son especialmente vulnerables por su aislamiento y la presencia de especies endémicas sumamente delicadas.
En Carlsbad, los guardabosques tuvieron que desplegar un operativo de limpieza minucioso para retirar la bolsa y eliminar rastros de moho con el fin de evitar daños irreversibles.
Este tipo de impacto medioambiental no está aislado a Norteamérica. La Cueva de Lascaux, en Francia, fue descubierta en 1940 y es célebre por sus pinturas rupestres de 17.000 años de antigüedad. La apertura al turismo masivo en 1948 alteró su microclima.
La humedad, el dióxido de carbono y las variaciones de temperatura introducidas por los visitantes provocaron la aparición de hongos y algas que pusieron en riesgo las obras de arte prehistórico. En 1963, Francia optó por cerrar Lascaux definitivamente al público y preservar las pinturas mediante el acceso restringido a científicos.
Noticias relacionadas
“Grande o pequeño, todos dejamos un impacto dondequiera que vayamos. Dejemos el mundo en un lugar mejor del que lo encontramos”, reflexiona, adecuadamente, el comunicado del NPS.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí






Rellene su nombre y apellidos para comentar