Hallazgo ‘alucinante’ de una cría de dientes de sable en Siberia: conserva piel, pelo y dedos intactos
El descubrimiento de una cría de apenas tres semanas de vida supone el estudio de un mamífero extinto que “no tiene análogos en la fauna moderna”.
Hubo un tiempo en el que, en la fría Siberia de Rusia, campaban a sus anchas unos feroces animales con unos dientes tan largos que no cabían en sus fauces cerradas. Los conocidos como ‘dientes de sable’ eran unos parientes lejanos de los actuales tigres y leones. En los últimos años se dio con el cuerpo de un cachorro congelado de un gato dientes de sable, pero los detalles de su estado se han dado a conocer estos días en la revista Scientific Reports.
El cadáver de este animal (Homotherium latidens), encontrado junto al río Badyarikha, al noreste de Yakutia, cuenta con más de 37.000 años de antigüedad. Sin embargo, en el momento del hallazgo se encontraba en un perfecto estado tras conservarse en el permafrost siberiano. Se trata, además, de la primera momia de un felino dientes de sable y, según el estudio, falleció apenas tres semanas después de nacer.
Tal y como informaros los expertos, el cuerpo estaba cubierto por un pelo abundante, mientras que conservaba la cara, las extremidades anteriores y el torso prácticamente intactos. Un pelaje que, de tono marrón oscuro, era grueso y llegaba a medir entre 20 y 30 milímetros. “Es una sensación fantástica ver con tus propios ojos la apariencia de un animal extinto hace mucho tiempo”, explica Alexei V. Lopatin, autor principal del estudio, a CNN.
Jack Tseng, quien se encarga del estudio de la anatomía de mamíferos extintos y que no participó en este descubrimiento, asegura que se quedó sin palabras cuando tuvo constancia del “tesoro de información que podría surgir de este descubrimiento singular. Es raro encontrar huesos de este linaje, y mucho menos tejido blando asociado a él. Eso incrementa lo alucinante que es este descubrimiento”, añade el experto.
Gran estado de conservación
Las pruebas realizadas con radio carbono revelaron que el cachorro tenía, al menos, 35.000 años. Vivió en la última parte del Pleistoceno y los expertos afirman que sus extremidades anteriores se encontraban en un estado extraordinario. A su vez, sus patas delanteras llegaron a conservar las garras y las almohadillas ovaladas en su parte inferior.
El estudio también sirvió como comprobar la diferencia de esos cachorros del pasado con los actuales de los leones modernos. El pelaje de los primeros era más oscuro y sus orejas eran más pequeñas que las de las actuales crías de león. A su vez, llama la atención la altura del labio superior, más del doble que el de un cachorro de león, con el fin de cubrir los largos dientes a medida que iban creciendo.
“Nunca antes en la historia de la paleontología se había podido estudiar la apariencia de un mamífero extinto que no tiene análogos en la fauna moderna”, detallan los expertos. No obstante, debido a su fallecimiento temprano, todavía no había podido desarrollar los característicos colmillos de los dientes de sable. Siguiendo con la comparación con los leones, tienen una forma “inusual” del hocico, mientras que el cuello era el doble de grueso que el de un león actual.
Junto a la cabeza y la parte anterior del cuerpo se hallaron también huesos pélvicos incompletos, articulados con el fémur y la tibia. Se encontraron envueltos en un trozo de hielo junto al resto del cuerpo. De acuerdo con los expertos, sus características son adaptaciones a los climas fríos. Estos animales habitaban en regiones de Eurasia, África y las Américas, con diferentes especies adaptadas a cada región.
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