El selenio del pescado “puede reducir el riesgo de cáncer”, según el cardiólogo Guillermo Aldama

Se acerca la Navidad y, con ella, las comidas y cenas que unen a las familias en estas fechas tan señaladas. Entre los alimentos que no pueden faltar en las mesas de los hogares españoles, se encuentran los productos que ofrece el mar, especialmente el marisco, los moluscos y los crustáceos.

Precisamente en estas fechas, en las que el consumo de estos productos es más elevado, surgen diferentes debates e interrogantes acerca del contenido en mercurio que puedan tener estos productos, así como sus efectos nocivos en la salud. Otro de los mitos más extendidos está relacionado con chupar las cabezas de gambas y/o langostinos. Sobre la primera cuestión, en un acto organizado por la entidad Pesca España, se pronunció Guillermo Aldama.

El cardiólogo del Hospital Universitario de A Coruña informó que la contaminación por mercurio de los alimentos “existe” y se trata de un elemento “peligroso” para los sectores más vulnerables de la sociedad, como son los menores de edad y las mujeres embarazadas. A lo largo de su intervención citó diferentes estudios para defender la importancia del consumo de pescado, como el llevado a cabo en las islas Seychelles.

Durante 24 años, se analizó el consumo de pescado diario en 3.000 mujeres embarazadas y en sus descendientes. La conclusión del mismo, no fue otra que el desarrollo de los niños y su salud “era mejor si comían pescado” a pesar del mercurio. Al citar otras investigaciones, destacó que en aquellos países con mayor consumo de pescado “no se ha detectado toxicidad en sus habitantes”.

La función del selenio y los ácidos grasos Omega 3

Destacó la importancia del selenio, un mineral presente en los pescados que actúa como “neutralizador” del mercurio y sus efectos adversos, con el objetivo de que el consumo sea seguro y saludable. “Es un poderoso antioxidante que puede reducir el riesgo de cáncer. Todos los pescados son donantes de selenio”.

De hecho, otros beneficios asociados a la ingesta regular de pescado son algunos como la “mejora de la función visual, el retraso del envejecimiento de la piel o prevención de las enfermedades dermatológicas, así como la reducción de sufrir enfermedades autoinmunes”. El cardiólogo también mencionó la función desempeñada por las grasas poliinsaturadas aportadas por el pescado, capitales para la prevención de enfermedades cardiovasculares.

“Los ácidos grasos Omega 3 mejoran el sistema inmune, la piel, las articulaciones y el corazón”. En este sentido, resumió los beneficios en la mejora de las funciones neuronal, cognitiva y psicológica. En relación con el consumo de pescado y su consumo idóneo, expuso un consumo medio de, al menos, dos veces por semana. En caso de seguir esa línea de ingesta de pescado semanal, un consumo de 250 mg de ácidos grasos Omega 3 “pueden reducir hasta un 70% el riesgo de padecer arritmia mortal” e, incluso, hasta “un 45% el riesgo de padecer un ictus”.

La importancia de seguir una dieta pesco-mediterránea

Aldama hizo hincapié, por otra parte, en los beneficios de seguir una dieta pesco-mediterránea. Basada en el consumo de vegetales, frutos secos, cereales integrales, AOVE y, por supuesto, el pescado, es la ideal para optimizar la salud cardiovascular, según reveló un estudio publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology.

“Esta longevidad y calidad de vida gracias a los productos del mar no sería posible si realmente el mercurio afectase a esas poblaciones, como se ha dado a entender. El consumo de productos del mar únicamente tiene beneficios para la salud”, expuso al respecto. Datos de Statista revelaron que, en 2022, el consumo medio anual de estos alimentos por persona en España fue de 5,2 kilos.

El volumen de pescado consumido en nuestro país, según los datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se ha reducido en un 32,8%. En 2022, el consumo de pescado fue de 19,9 kilogramos por persona y año, frente a los 22,72 kg del año 2021.