‘El ojo’: una pequeña isla que gira y desconcierta a los expertos
Se trata de una plataforma de apenas 118 metros de diámetro, situada sobre un lago también circular en el Delta del Paraná, en la provincia de Buenos Aires.
El mundo está lleno de rincones en los que se pueden encontrar diversas situaciones y hechos que carecen de explicación. Una de ellas es lo que se conoce como ‘El ojo’, una pequeña isla de forma perfectamente redonda que gira sobre sí misma. Data desde, al menos, el año 2003, según las imágenes satelitales.
Un pequeño trozo de tierra flotante, inhabitado y ubicado sobre un lago circular en el Delta del Paraná, en la provincia de Buenos Aires (Argentina). Se trata de un espacio singular en el mundo, pues su circunferencia es prácticamente perfecta. Pero lo que la convierte en más especial todavía es el hecho de que gire sobre sí misma sobre su propio eje.
Esto ocurre debido a que, bajo ella, se mueve el flujo del río que pasa por la zona. Con ello, se produce un corte alrededor del borde exterior, erosionando la isla para darle su particular forma redondeada, que recuerda a los discos de hielo característicos de Escandinavia y América del Norte.
Su nombre viene motivado porque se asemeja a un ojo cuando se observa desde una posición cenital (desde arriba, perpendicular al suelo). De esta forma, cuando la isla se mueve dentro del agua que la rodea, da la impresión de estar viendo un ojo. En cuanto a su extensión, cuenta con unos 118 metros de diámetro, que con el paso de los años irán a menos debido a la erosión.
Un origen desconocido
Pese a que las imágenes vía satélite registraron su existencia desde, al menos, el año 2003, no hay realmente una fecha exacta de cuándo ni cómo llegó a formarse. Pero que existiera desde dicho año no significa que fuera entonces cuando la humanidad tuviera constancia de su presencia. Para ello hubo que esperar unos años más tarde, en 2016.
Fue entonces cuando el cineasta argentino Sergio Neuspiller cuando dio con él. Dicho año, Neuspiller y el ingeniero hidráulico Ricardo Petroni empezaron a financiar colectivamente una expedición a la isla con el objetivo de realizar buceo, recoger datos con mediante el uso de drones y analizar los suelos y las plantas allí presentes. Y, pese a no conseguir el dinero necesario, dieron con esta singular plataforma giratoria.
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