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Desaparece toda una colonia de una especie protegida y todas las miradas acusadoras apuntan a un gato callejero 

La desaparición de estos roedores reabre el debate sobre el impacto de los animales domésticos sin control en la fauna salvaje.

Desaparece toda una colonia de una especie protegida y todas las miradas acusadoras apuntan a un gato callejero 
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Un incidente ocurrido en la Facultad de Agronomía de la Universidad Aristóteles de Tesalónica (APTH), en Grecia, ha encendido las alarmas sobre los efectos de la presencia de animales domésticos sin control en el medio natural. Una gata callejera eliminó casi por completo una colonia de llagóguyros, un roedor en peligro protegido, que contaba con alrededor de 20 ejemplares.

La investigadora posdoctoral Lida Rámou, del Departamento de Biología de la misma universidad, explicó que la colonia era “bastante densa y saludable” y que su número variaba según las temporadas de cría. “El campo es de 4.000 metros cuadrados y en el periodo 2021-22 registramos unos 20 animales. Sin embargo, en 2023 apareció una gata y en dos años la colonia desapareció”, señaló. Según Rámou, el animal se especializó en cazar ejemplares jóvenes, lo que aceleró el colapso de la población.

La científica precisó que, aunque en la zona hay otros gatos, este en particular se convirtió en un depredador habitual del llagóguyro. “No podíamos simplemente echarla, era salvaje y además había parido. El problema es más grande de lo que parece, porque si la retiras, posiblemente otro animal ocupará su lugar”, afirmó, subrayando la necesidad de un plan a largo plazo y de la cooperación de todas las partes implicadas.

El biólogo y doctorando Ilias Strachinis recordó que los animales callejeros “también sufren enfermedades, carreteras, personas malintencionadas y muchos otros riesgos, y junto con ellos sufre la fauna salvaje”. Añadió que las gatas callejeras y las domésticas sin control han contribuido a la extinción de al menos 63 especies silvestres y ejercen presión sobre miles más. “La responsabilidad no es de la gata, sino de nosotros los humanos que permitimos la reproducción y el abandono sin control”, afirmó.

Strachinis propuso medidas como campañas de concienciación, fomento de adopciones, esterilizaciones, confinamiento doméstico de los animales y captura inmediata en zonas sensibles. “No demonizamos a la gata, presentamos datos reales y un problema documentado internacionalmente. Si lo reconocemos, podremos tener tutores más responsables, mejor legislación, más refugios, más esterilizaciones y rescatar más fauna salvaje”, defendió.

Llamado a la acción

La voluntaria Evi Kalaitzídu, de la organización animalista Noiazomai, insistió en la urgencia de actuar: “Se deben destinar fondos organizados a esterilizaciones porque hay animales sin esterilizar que aumentan en número, pasan hambre y sufren deshidratación”. A su juicio, la gata de este caso podría haberse capturado con una trampa adecuada, pero faltó coordinación.

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En lo que todos coinciden es en que la pérdida de esta colonia de llagóguyros es un ejemplo del choque entre fauna silvestre y animales domésticos sin control, un problema creciente que exige acción conjunta de científicos, autoridades y la ciudadanía.

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