Aparece un hongo negro en la zona de exclusión de Chernóbil con una habilidad nunca vista: prospera pese a la radiación ionizante
Los estudios iniciados a finales de la década de los 90 revelaron la presencia de numerosos hongos, siendo el ‘Cladosporium sphaerospermum’ el más especial.


El 26 de abril de 1986 tuvo lugar uno de los desastres medioambientales más grandes de la historia. El accidente en la central nuclear de Chernóbil acabó en el momento con la vida de 31 personas, mientras que a largo plazo se estima que más de 4.000 de los 600.000 liquidadores que trabajaron en la zona morirán a causa de enfermedades relacionadas con la exposición de la radiación.
Desde entonces se estableció la llamada zona de exclusión, que abarca unos 30 kilómetros alrededor de la central nuclear, próxima a la frontera con Bielorrusia. Allí, después de varias décadas, son varias las especies que han vuelto a la vida. Además de algunas mutaciones genéticas en los perros de la región, los expertos dieron con numerosos hongos (hasta 37) dentro de uno de los edificios más contaminados del mundo: la zona del reactor 4 en el que tuvo lugar el accidente.
En una investigación iniciada a los pocos años, a finales de la década de 1990, los expertos dieron con un hongo llamado Cladosporium sphaerospermum. Con un pigmento oscuro, la melanina, los científicos creen que le podría permitir aprovechar la radiación ionizante en un proceso parecido al que las plantas realizan con la luz para la fotosíntesis, según explica Science Alert. De hecho, se le conoce como radiosíntesis.
El misterio de su crecimiento
Y aunque los expertos han demostrado que este hongo prospera con esta radiación ionizante, nadie sabe cómo no por qué. Un auténtico misterio que se inició con el estudio promovido por la microbióloga Nelli Zhdanova, de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania. El objetivo era descubrir si había algún tipo de vida en el reactor.
Efectivamente, la había. En forma de más de tres decenas de hongos de tonos oscuros y ricos en melamina. Gran parte de las muestras correspondían al Cladosporium sphaerospermum, que además mostraba los niveles más altos de contaminación radioactiva. Y esta radiación no solo no lo dañaba, sino que mejoraba su crecimiento.
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Este hongo, y algunos otros, parecían conservar la radiación ionizante para convertirla posteriormente en energía, mientras que la melanina desempeñaba una función similar a la de la clorofila, absorbiendo la luz. Igualmente, la clorofila ejercía como escudo contra los efectos más nocivos de la radiación.
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