Antonio Turiel, sobre la DANA de Valencia: “El calentamiento del mar es el elemento clave”

La catastrófica DANA que cayó sobre Valencia la semana pasada ha dejado consecuencias inimaginables. A 4 de noviembre, las autoridades han notificado casi 220 fallecidos, a falta de un número oficial de personas desaparecidas y con la casi certeza de que la cifra de víctimas aumentará. La gota fría es común en la zona del levante español, pero en esta ocasión se produjo una serie de anomalías que provocó una de las inundaciones más trágicas que España recuerda.

Antonio Turiel, científico y divulgador licenciado en Física y Matemáticas, y doctor en Física Teórica por la Universidad Autónoma de Madrid, habla con Diario AS sobre las causas de la DANA y su relación con el cambio climático. También sobre el papel de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y de los futuros riesgos que corre el país si la temperatura global va en aumento.

En primer lugar, es necesario definir qué es una DANA. Es el acrónimo de ‘Depresión Aislada en Niveles Altos’, es decir, una bolsa de aire frío que se ha separado de la circulación general de la atmósfera.

Pregunta: ¿Una DANA es siempre peligrosa?

Respuesta: “El problema de estas bolsas de aire frío se da cuando se acercan a la zona mediterránea, porque al pasar por el mar se calientan y se cargan de humedad. El levante español tiene las montañas muy cerca de la costa, y ese aire caliente se ve obligado a ascender por la presencia de las montañas y se topa con la bolsa de aire frío en las alturas. Entonces se producen tempestades y es lo que ha pasado en Valencia. Esto es la gota fría, no es un fenómeno desconocido, sabemos que pasa de vez en cuando y más o menos en estas fechas”.

P: ¿Qué ha tenido de inusual esta DANA?

R: “Era bastante grande, la bolsa de aire frío tenía un tamaño importante, era un fenómeno de una extensión muy grande. La totalidad del agua es mayor. Cuando descarga, el agua fluye y baja por las montañas y acaba desaguándose por torrentes, ríos… y se va acumulando. En algunos sitios ha habido 400, 500 o 600 litros por metro cuadrado. Esto quiere decir que hay una apertura de 40, 50 o 60 centímetros, que sumado al agua que viene de las montañas, se dan altitudes de agua de uno, dos o tres metros”.

P: ¿Qué explica la magnitud de esta DANA?

R: “Que la DANA fuera tan grande puede deberse a varios motivos. Uno de ellos está conectado con el cambio climático, pero es difícil explicarlo. También puede ser pura casualidad que fuera tan grande. En todo caso, el que está conectado al cambio climático es el que habla del aumento de la temperatura del aire y del mar”.

“En estos momentos, la temperatura del aire está 1,6ºC por encima de niveles preindustriales. En los Acuerdos de París se firmó para evitar superar los 1,5ºC de aumento de temperatura, y ya estamos en 1,6ºC. Se ha comprobado que no es un pico provisional y que el objetivo de 1,5ºC se da por muerto, que ese objetivo es muy difícil, y que, si no hay cambio, la tierra aumentará su temperatura 3,3ºC para final de siglo, lo que significa que el 60% del planeta se volverá inhabitable”.

P: ¿Cómo afectaría eso a España?

R: Pues se podrá vivir en la cornisa cantábrica y poco más. En verano habría temperaturas de 55ºC o más.

P: ¿También ha aumentado la temperatura del mar?

R: Sí. Cada grado que aumenta la temperatura del aire multiplica el agua precipitable. La temperatura del mar Mediterráneo también es superior, dos grados más desde que tenemos satélites para medir, es decir, desde los años 80 o los 2000. No desde niveles preindustriales. El calentamiento del mar es el elemento clave de este tipo de DANA. Pero también lo fue la situación de la DANA, que se quedó atascada demasiado tiempo en la zona de Valencia y estuvo bombeando mucha agua.

P: ¿Se podía predecir ese bloqueo de la DANA sobre Valencia?

R: “Los modelos lo predecían, clavaron el comportamiento de la DANA. La duda siempre está donde va a llover y a qué velocidad. Pero los modelos de predicción son los mejores del mundo, es lo mejor que sabe hacer el ser humano”.

P: Da la sensación que entre la alerta naranja y la roja hay demasiada diferencia para ser tan solo un nivel más.

R: “Las alertas las establece la Agencia Internacional de Meteorología y habla del riesgo para las personas. Y lo que dicen las alertas es cuánto va a llover y el impacto que tendrá en la comarca. Es decir, hay algunas regiones poco habitadas o en las que no se acumula el agua en las que los daños son mínimos”.

P: ¿Ha sido entonces la forma de comunicarlo?

R: “No, porque la propia AEMET, cinco días antes, informa de un episodio de vigilancia meteorológica. Se sabía que era una DANA, que iba a ser gorda, pero era difícil señalar con precisión dónde iba a impactar. Dos días antes ya se tenía bastante claro por dónde iba a entrar y que iba a caer muchísima agua, y dos días antes se lanza alerta amarilla, que quiere decir que hay peligro para las personas. El día de antes se lanza la alerta naranja, que dice que hay peligro grave, y el mismo día se lanza la roja, que avisa de un peligro extremo. Desde mi punto de vista, la AEMET lo hizo impecable. Hizo unas previsiones adecuadas y se informó debidamente”.

P: Me refería más a la forma en la que lo comunicaron las autoridades

R: “AEMET manda la información a protección civil, que puede lanzar la alerta a nivel autonómico o estatal. En este caso, se tomó el nivel autonómico, pero no voy a entrar en este juego sucio político en el que unos intentan culpar a otros”.

“En todo caso, no se puede predecir al minuto y al kilómetro lo que va a pasar. No tenemos medios, es muy complejo, hablamos de ecuaciones muy complicadas y las lluvias son muy intermitentes. Un pequeño cambio en los parámetros del modelo hace llueva 15 kilómetros más allá, y esto ocurre con los mejores modelos que existen”.

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