El experto Mertens pronostica qué sucederá en China
El profesor del grado de Relaciones Internaciones de la Universidad Europea de Valencia desgrana para AS la situación internacional y las revueltas en China.
Tras unas semanas de revueltas, China ha cedido ante las manifestaciones y ha flexibilizado su política de COVID cero. Los jóvenes, cansados del régimen, salieron a las calles a pedir la dimisión de Xi Jinping y el establecimiento de una democracia. ¿Qué ha cambiado para que el Gobierno chino ceda ante las presiones del pueblo?
El experto en relaciones internacionales Frédéric Mertens habla para Diario AS sobre la situación actual de China, su papel en la guerra de Ucrania y como el país asiático puede convertirse en la primera potencia mundial a nivel militar, a nivel de relaciones internacionales, a nivel económico, a nivel sociopolítico, “a todos”.
Son casi tres años con la política de COVID-19 cero en China. ¿Qué ha hecho que la población finalmente se canse y salga a la calle a protestar?
Hay una serie de factores. Cuando la gente está afectada en sus necesidades básicas, como el acceso a la alimentación, se echa a la calle. Política cero COVID significaba que había gente que estaba confinada en su piso, y lo que hizo estallar a la población en muchas ciudades grandes y medianas chinas fue un incendio mortal en un edificio. Los bomberos no llegaron a tiempo por todos los obstáculos para llegar hasta allí, y encima el edificio estaba cerrado. O sea, la gente no podía salir, no podía escapar de ese edificio. Además, mucha gente no tenía comida o no podía acceder a un supermercado debido a esos bloqueos. También hay que hablar de esa gente que ha tenido que vivir como en campo de trabajo, porque en algunas fábricas la gente tenía que trabajar y vivir ahí, no podía volver a su casa. La gente aceptó eso con la condición de recibir un aumento salarial, cosa que nunca llegó.
Hay que añadir la situación precaria en la cual se encuentra toda una parte de la población, que son los jóvenes y los jóvenes urbanos. A ellos les ha estallado una burbuja inmobiliaria y millones de personas se han encontrado colgadas por no tener su piso acabado. En China, culturalmente, tú no puedes casarte o no puedes formar una familia si no eres propietario de una casa. Entonces hay muchos que sufren presión por parte de su familia, sus padres, porque su familia se ha sacrificado por los estudios, con la idea de mejorar el nivel socioeconómico de la familia. Entonces hay una acumulación de frustración, porque el 20% de la población universitaria o de jóvenes, digamos urbanos, está en el paro. Claro, una cosa inédita en China. No puedo viajar y moverme de una provincia a otra, no puedo viajar fuera de China porque China está cerrada. Veo el fútbol en Qatar y veo que el mundo mundial está sin mascarilla. La gente se ha cansado.
Hay un descontento general de la población.
Sí, son tres años encerrados en los pisos. Además los medios de comunicación están controlados pero la censura no funciona al 100% con los jóvenes, porque están interconectados. Pero la censura es tan fuerte que hasta envían a la policía en la calle para pedir a la gente borrar imágenes de sus móviles. Si necesitan gente para controlar esto, es que el sistema no es infalible al 100%. Además, los jóvenes conocen las manifestaciones en Irán, y algunos manifestantes han retomado el eslogan que utilizan los jóvenes iraníes Ya no están totalmente aislados.
Además, hay gente que compara estas revueltas con las de Tiananmén, pero hay una diferencia, en Tiananmén eran solo estudiantes que se manifestaron contra la corrupción, para una mayor transparencia, etcétera. Ahora la gente va a saco contra el régimen, se pide la dimisión de Xi Jinping y la democracia
¿Qué ha cambiado en China para que el Gobierno ceda ante las manifestaciones?
Lo que ha cambiado es la situación económica de China, que tiene previsto un crecimiento como mucho del 5%. Para nosotros, los occidentales, un 5% es un sueño inalcanzable, pero para ellos es una catástrofe. Todos los países asiáticos en el entorno de China tienen una mejor previsión. La globalización, pues, contribuye también a esto, porque Pekín tiene miedo de vivir lo mismo que vivió la Unión Soviética, un colapso. Así, tienen dos opciones. Por un lado mantener la política estricta, pero con todavía más manifestaciones, y por lo tanto más represión. La otra es abrir la mano, pero no nos engañemos, no la abren, simplemente la aflojan un poco.
Para evitar demasiado tensiones sociales en Pekín, Shanghai o Hong Kong, ciudades más rebeldes, aflojan más para experimentar. Pero tienen un serio problema, y es que las vacunas chinas no funcionan, están tratando de mejorarlas, pero no quieren vacunas occidentales. No quieren medicina estadounidense. Y aunque quisieran hay otro problema, y es que ningún fabricante en el mundo mundial sería capaz de producir miles de millones de dosis multiplicado por dos o por tres. Es imposible. Los hospitales tampoco están preparados. Si tienen una cama de hospital para diez personas, es mucho decir. Están metidos en una trampa, si mantienen a la población encerrada, la tienen controlada. Pero si abres las puertas y la gente empieza a moverse, los casos van a van a aumentar. Es un riesgo. Estamos hablando de 100.000 o 500.000 muertos por COVID, lo que evidentemente tendría un impacto. En Occidente eso sería más que traumático.
¿Acabará China pidiendo ayuda a Occidente?
No, porque están trabajando para tener vacunas más o menos eficaces dentro de unos meses. Pero el problema es la cantidad. Jinpingdijo que iba a tomarse la lucha contra la COVID como un asunto personal. Ahora están buscando lo que se llama elementos de lenguaje, de comunicación política, para disfrazar el fracaso de esa política en algo positivo, porque si no afectará la imagen del propio del régimen. En el Partido Comunista la mayoría apoya al líder máximo porque ha habido una purga. Pero puede que una facción del partido considere que el líder máximo no ha hecho bien su trabajo y puede haber un movimiento en su contra. Es un escenario posible.
De hecho, no deja de ser sorprendente como Xi Jinping expulsó del Congreso del Partido Comunista a Hu Jintao, expresidente de China. Es como si en un gran evento, Pedro Sánchez expulsase a Zapatero.
Es llamativo, pero entra en la cultura china, que no tiene que ver con la dimensión comunista. Es decir, que en el imperio chino, en la época medieval del país, o hasta incluso hasta principios del siglo 20, funcionaba así. En aquel momento se cortaba la mano o la cabeza, se mataba.
¿Nos cuesta como occidentales comprender la forma de pensar de otros países?
Es complejo, y yo no soy sociólogo, pero nosotros tenemos una visión muy individualista. Los chinos son individualistas, pero los chinos son tan individualistas que han aceptado un contrato social a la manera china. Es decir, el gobierno dice “no os preocupéis, nosotros nos encargamos de mejorar vuestras condiciones”. Y es verdad. China ha progresado de manera espectacular. Muchísima gente ha salido de la pobreza y ha llegado a clase media, e incluso de clase media a clase alta. Ha habido muchísima mejora. Pero, y aquí viene la otra parte del contrato, os limitamos vuestras libertades de comunicación y las individuales. La gente lo ha aceptado. Nosotros, los occidentales, lo queremos todo y ahí está la diferencia.
Hablando del Congreso Comunista, que fue hace un par de meses, el presidente dijo que apuesta por una supuesta “reunificación pacífica” con Taiwán. ¿Qué quiere decir esto?
Hay cambios de lenguaje. Hablan de reunificación pacífica, pero si hace falta, utilizamos la fuerza. Están convencidos de que tarde o temprano Taiwán pasará a sus manos, por su aislamiento, por su carácter insular, por su pequeñez o porque Estados Unidos está cansado. China cuenta con la idea de que Taiwán será dependiente de Pekín. No les importa esperar.
Nosotros los occidentales, cuando negociamos en relaciones diplomáticas, tenemos la cultura de la inmediatez. No aceptamos la idea de que una situación se mantenga. La concepción del tiempo occidental no es la misma que en Asia. Si tienen que esperar 20 o 30 años no es un problema para ellos, porque están convencidos de que Taiwán caerá en sus manos, si es posible de manera pacífica.
Digamos que hay dos grandes formas de pensamiento a nivel global. Por un lado, Occidente y Estados Unidos, y por otro, China y Rusia. Esto produce muchos choques. Al principio de la guerra, China y Rusia se reunieron y hablaron de construir un nuevo orden internacional. ¿Qué exigen estos países al mundo?
Quieren un reequilibrio a nivel del orden mundial. Si lo pensamos es un poco legítimo, éticamente hablando, porque los occidentales formamos una minoría. Si miramos la lista de los países reconocidos como Estados independientes a nivel de la ONU, somos unos 50 países de los 195. No es normal que los 50 decidamos por todos. Y cuando pensamos cómo están configuradas todas las organizaciones internacionales y el sistema de las relaciones internacionales, el tinte occidental está omnipresente. Los chinos y los rusos quieren redefinir el funcionamiento de las relaciones y las organizaciones. Ellos quieren replantear esto. Pero China no apoyará a Rusia si amenazan con usar armas nucleares. Los chinos tienen muy claro cuál es el límite. Pero, mientras tanto, a nivel económico y financiero, hay más colaboración entre los chinos y los rusos. ¿Por qué? Porque Rusia necesita a China.
¿Es China la clave para que termine la guerra?
China es la clave para todo el mundo y para la estabilidad geopolítica Los occidentales son prudentes con China, y también con Rusia. Es decir, nunca va a haber un apoyo de los occidentales a los ataques de Ucrania contra Rusia, porque desencadenaría realmente un conflicto internacional.
Algo bastante curioso es que, en plena guerra, Estados Unidos dijo en su estrategia de Defensa Nacional que su principal amenaza era China. ¿Por qué?
A mí no me sorprende. Antes de la guerra, el PIB de Rusia equivalía al italiano o español. Imagínate. Y el país es enorme, gigantesco respecto a España e Italia. Es un enano económico, y a nivel militar ya se sabía que no era la segunda potencia. Desde hace décadas ya no era el segundo ejército del mundo. Lo que pasa es que nunca se había imaginado que tan lamentable era el ejército ruso. Para Estados Unidos, Rusia no es nada en comparación a China. Teniendo en cuenta la situación actual, se puede matizar lo que voy a decirte, pero sin las restricciones COVID y las consecuencias económicas que sufre, China puede ser la potencia número uno en diez años a todos los niveles. Y eso no, no es una afirmación mía, lo dice el Departamento de Estado en Estados Unidos. Quizás en menos de diez años, China será el país número uno a nivel militar, a nivel de relaciones internacionales, a nivel económico, a nivel sociopolítico, a todos.
¿En menos de diez?
Menos de diez años, sí, pero hay que matizarlo con el contexto. Salvo situación catastrófica, claro. A ver, China tiene problemas con su demografía, porque está envejeciendo y tiene un problema de renovación demográfica debido al bajo nivel de natalidad, pero es una súper potencia a todos niveles. Y los occidentales estamos limitando los daños que pueden provocar esa hegemonía china. Pero te digo, dentro de diez años, si no hay catástrofe a nivel internacional, China ocupará la primera plaza.