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Advertencia de Niño Becerra: las señales de la próxima crisis

El economista explica en Cadena SER las principales alertas que apuntan a una próxima crisis económica. La inflación y la subida de tipos, factores clave.

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Santiago Niño Becerra

“Estamos ante el último verano”. Fue una frase pronunciada por el economista Santiago Niño Becerra, quien anticipó la gran crisis económica que llegó en el año 2008, en La Ventana de la Cadena SER. De eso han pasado ya tres meses y, transcurrido este tiempo, ha vuelto a programa radiofónico para explicar las 12 señales que avisan de la próxima crisis a nivel mundial, marcada en parte por la guerra en Ucrania.

“Que los políticos hayan empezado a hablar muy claro es el indicador más significativo”, explica el economista como primer aviso de lo que puede llegar en los próximos meses. Uno de estos ejemplos es el de Emmanuel Macron, presidente francés, quien hace algunas fechas aseguraba que “se acabó la abundancia”. Unas palabras que según Niño Becerra no implican solo los valores materiales como la cesta de la compra, sino también servicios como la sanidad, con una “misma calidad que no está garantizada”.

Caída de las actividades manufactureras, inflación y empleo

Por otro lado, preocupa la actividad manufacturera, con los niveles más bajos desde mayo de 2020. “Vamos a una situación donde la actividad va a ser igual o menor que cuando el mundo salió del confinamiento”, advierte Becerra. Y con ello, una caída del empleo en el mes de agosto, que “en España se basa en un sector servicios de bajo valor”. Con una renta más baja, por la inflación, la situación referente al empleo no será buena.

Y junto con la inflación, el precio y la distribución de los alimentos es otro factor a tener en cuenta. Incluso el Banco de España advirtió que la evolución en los precios dependerá de una incertidumbre alta, algo que al economista le sorprendió, pues el servicio de estudios del banco es “de los mejores de toda Europa. Que pueda haber problemas en la distribución y en el precio de los alimentos significa que lo que viene va a ser muy complicado”. A su vez, la producción se transforma para garantizar los suministros, por lo que “las cadenas logísticas de suministros no se han recuperado tras la pandemia”.

Subida de tipos

Otro factor es la subida de tipos anunciada por los Bancos Centrales, una estrategia común para reducir la inflación. De acuerdo con el economista, esta medida “va a tener un impacto tremendo sobre las empresas que van a tener una financiación mucho más cara”. Y pone el foco en un hecho significativo: las tres grandes entidades bancarias (BBVA, Santander y CaixaBank) han limitado el crédito promotor en más de 2.000 millones en el primer semestre del año.

“Las entidades bancarias se están cubriendo las espaldas y, como consecuencia, existe desconfianza en ciertos sectores”, declara Niño Becerra, que señala también a un repunte de la morosidad, con el mayor incremento trimestral en doce años. Advierte el experto, también, sobre la inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta los precios de la energía.

“La brecha entre sueldos e inflación alcanzó su mayor diferencia el pasado julio y la inflación subyacente se mantiene muy elevada, en el 6,4%. Se está desligando de temas coyunturales como la energía o los alimentos sin procesar”. Algo que afecta tanto al bolsillo propio como al de las empresas y negocios, pues se gasta menos cantidad. Además, China empieza a contar con problemas de financiación y liquidez, algo que puede afectar a nivel mundial al tratarse de una de las economías más importantes.

Crisis encadenadas

Finalmente, resalta que la crisis de la última década es el realidad una concatenación de eventos económicos adversos, comenzando por el año 2007, con una crisis que “se manifiesta en 2008 en forma de financiera. En 2012 se manifestó en forma de crisis de deuda. En el 2014 comienza la manifestación de las inyecciones de dinero gratis; la crisis se produce porque se agota esa vía. En 2020 llegó la inesperada manifestación del virus”.

Por último, la inflación y una ruptura de las carreras logísticas. “Esto es lo que hay que recomponer”. Y para finalizar, argumenta que el impacto de la guerra es “muy limitado” a nivel global. Pone el ejemplo de Argentina, donde el efecto de la guerra apenas se ha dejado notar. En cambio, “en Europa es mucho mayor”.