El Atleti da una vida al Leicester
Monólogo del equipo rojiblanco que tuvo innumerables oportunidades para dejar encarrilada la eliminatoria. El Leicester sale del Calderón muy vivo, pese al gol de GriezmannChelsea - Barcelona en directo
El primer gol lo marca Gárate. Su foto, en blanco y negro, es lo primero que los futbolistas del Atleti se encuentran al salir del vestuario. Después viene la de Luis, Adelardo y la de todos aquellos hombres que por ese escudo batallaron en Europa. Ahora les toca a ellos, a estos once que hoy caminan ese túnel. A cada pisada se oye Cardiff, Cardiff, Cardiff. Sobre su cabeza una música ya suena. La Chaaampions.
El Leicester ya espera. O se esconde, más bien. El Atleti enseguida hace suyo el partido. Sale volcado, vibrante, jugando como si estos cuartos de final que en ese momento comienzan fueran ya a terminarse. Cada ocasión es un uy. Remata Carrasco, amenaza Torres, lo intenta Saúl. Un tirazo de Koke cuando el reloj no ha llegado ni al minuto cinco hace temblar al Calderón y el palo derecho de la portería de Schmeichel quien, por cierto, cada vez que saca ya pierde tiempo. El 0-0 les vale para la vuelta en Inglaterra.
En el minuto 16, Shakespeare se levanta del banquillo y trata de reordenar a sus futbolistas. Sólo una vez Vardy había logrado escabullirse entre Savic y Godín para seguir su plan: llevarse un balón en largo y correr hacia Oblak. Se escoró mucho y cruzó demasiado el balón. Nada.
La superioridad atlética sigue siendo insultante. Gana cada carrera, salto o jugada, lo intenta de cerca y lejos mientras Schmeichel sigue arañándole segundos al reloj en cada saque. Hasta el 17’ el Leicester no logra hacer una jugada con más de diez toques.
Entonces el Atleti levanta el pie, quizá sólo es para tomar respiro, pero el Leicester deja de pellizcarse para empezar a jugar, un poco, presentarse a Oblak, al menos. Entonces es cuando ese gol que el Atleti había respirado en el túnel llega al marcador. Lo subiría Griezmann. Atrapa un balón en su campo y corre pegado a la cal, como si mañana no existiera, sólo ahora, este momento, la necesidad de ese gol. Cuando llega al umbral del área rival, Albrighton le derriba. Fue casi dentro pero fuera. El árbitro pita penalti y el francés lo mete. Adiós maldición, adiós.
Vuelve el dominio insultante. Gabi, gigante, barre; Saúl pone el cuerpo; Koke la brújula y Carrasco la chispa pero nadie es capaz de hacer el 2-0. Lo intenta Koke, otra vez desde lejos, pero de nuevo nada. Schmeichel, por cierto, ya no pierde tiempo.
El Atleti al descanso se va serio. Sin sonrisas, sin fiarse: esta película la habían visto hace no mucho en Sevilla. El Leicester había comenzado así la eliminatoria pero el final tuvo giro inesperado. El Sevilla se quedó sin fiesta, sin cuartos y con todo el suelo lleno de confeti por barrer.
Nada más comenzar la segunda parte, como si lo confirmara, Shakespeare hace el primer cambio: quita a Okazaki, delantero, por King, medio. Ese 1-0 le vale para el partido en su estadio, el King Power, con el empuje de su gente. No le hace falta ni rematar a puerta. El partido se equilibra. El Atleti no sabe cómo encontrar el camino al 2-0 y tampoco quiere perder lo que ya tiene, ese 1-0 que puede ser nada en Inglaterra pero ya algo es. Se resbalaría Torres una vez, no llegaría Correa otra, se pasearía solo el balón por el área de Schmeichel sin encontrar rematador mientras Shakespeare quita a Vardy en el 77': una tarjeta puede hacer que se pierda la vuelta y ya había perdido por eso a Huth.
Se pasea otro balón solitario por la línea de Schmeichel justo antes de que el árbitro pite el final y Simeone eche un último vistazo al marcador: su equipo le había dejado una vida al Leicester. Tenía razón: la eliminatoria se resolverá en Inglaterra, en otra de esas batallas que los hombres de las fotos del túnel, Gárate, Luis, Adelardo y los demás, ya jugaron en su tiempo y ganaron.
Cardiff está 90 minutos más cerca. Que la música no pare.
La Chaaampions.