GRUPO F | ISLANDIA 2-AUSTRIA 1
Islandia da la campanada en el 94' y Alaba hace las maletas
Traustason marcó 'in extremis' para conseguir la victoria ante Austria y arrebatar la segunda plaza a Portugal. Islandia se enfrentará a Inglaterra.
Un partido poco atractivo por el cartel se convirtió en una verdadera fiesta. Por lo visto durante noventa minutos trepidantes, con una batalla a pecho descubierto, y por una inesperada sorpresa final: Islandia, debutante, está en octavos tras acabar segunda y avisa a Inglaterra de que está invicta, que defiende con maestría y que contraataca con un cuchillo entre los dientes. Así tumbó a Austria, una de las decepciones, que despertó demasiado tarde a lomos de Alaba y Baumgartlinger, entre el pánico y el rubor.
Islandia ganó en la última jugada, pero no por casualidad o suerte. Primitivo o no, tiene fe en su estilo, con una defensa de granito y poderío en la estrategia. Dio el primer aviso con un zapatazo de Gudmundsson y tomó ventaja tras otro saque de banda al área que Bodvarsson atinó a empalmar entre estatuas. La grada, una marea de camisetas azules, sonrisas y cabelleras rubias, se confundía con el cielo y los ángeles.
Austria, sin marcar un gol en la Euro a esas horas, se vio obligada a reaccionar. Con un juego más alegre y vertical que de costumbre. Poco a poco fue metiéndose en el partido, hasta que un penalti a Alaba que le podía haber hecho resurgir, acabó por deprimirle. Dragovic estrelló el lanzamiento a la madera. Un palo.
Los cambios de Koller mejoraron a Austria. Y con ellos llegó el empate que le dejaba a un escalón de pasar (sin deber) y que ponía a Islandia en el alambre y tercera. Schöpf dribló en el área y por fin Austria celebró. Desde ese 60’ hasta el final, el balón fue de Austria, y la precipitación, mientras que de Islandia fue la angustia y la contra. En una de ellas, en la última, la mejor; Traustason acabó de confirmar una hazaña y de dar el pistoletazo de salida a las vacaciones de Alaba y una tropa sin carisma.
n partido poco atractivo por el cartel se convirtió en una verdadera fiesta. Por lo visto durante noventa minutos trepidantes, con una batalla a pecho descubierto, y por una inesperada sorpresa final: Islandia, debutante, está en octavos tras acabar segunda y avisa a Inglaterra de que está invicta, que defiende con maestría y que contraataca con un cuchillo entre los dientes. Así tumbó a Austria, una de las decepciones, que despertó demasiado tarde a lomos de Alaba y Baumgartlinger, entre el pánico y el rubor.
Islandia ganó en la última jugada, pero no por casualidad o suerte. Primitivo o no, tiene fe en su estilo, con una defensa de granito y poderío en la estrategia. Dio el primer aviso con un zapatazo de Gudmundsson y tomó ventaja tras otro saque de banda al área que Bodvarsson atinó a empalmar entre estatuas. La grada, una marea de camisetas azules, sonrisas y cabelleras rubias, se confundía con el cielo y los ángeles.
Austria, sin marcar un gol en la Euro a esas horas, se vio obligada a reaccionar. Con un juego más alegre y vertical que de costumbre. Poco a poco fue metiéndose en el partido, hasta que un penalti a Alaba que le podía haber hecho resurgir, acabó por deprimirle. Dragovic estrelló el lanzamiento a la madera. Un palo.
Los cambios de Koller mejoraron a Austria. Y con ellos llegó el empate que le dejaba a un escalón de pasar (sin deber) y que ponía a Islandia en el alambre y tercera. Schöpf dribló en el área y por fin Austria celebró. Desde ese 60’ hasta el final, el balón fue de Austria, y la precipitación, mientras que de Islandia fue la angustia y la contra. En una de ellas, en la última, la mejor; Traustason acabó de confirmar una hazaña y de dar el pistoletazo de salida a las vacaciones de Alaba y una tropa sin carisma.