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BETIS 0 - SEVILLA 2

El Sevilla deja tocado a Mel

Krohn-Dehli y Krychowiak penalizaron un once muy discutido del técnico con las estrellas en el banquillo. Rubén Castro falló un penalti. Los de Emery, con un pie en cuartos.

Los jugadores del Sevilla celebran el 0-2.
Los jugadores del Sevilla celebran el 0-2.José Manuel VidalEFE
LALIGA

Dominó el Sevilla, como durante toda esta última década sobre todo en Heliópolis, donde no pierde desde 2006. Y se lleva a Nervión un resultado (0-2) que, es cierto, él mismo supo remontar en 2014, camino de su tercera UEFA. Nadie puede siquiera imaginar que esa gesta se vaya a repetir en sentido contrario. Mel queda al borde del precipicio y su equipo toca fondo, o eso esperarán los optimistas por Heliópolis: una catarsis que permita levantar la cabeza en Liga, a partir de Getafe, y mantener el tipo (remontar se antoja imposible) la semana que viene en la vuelta del Sánchez Pizjuán.

Un vino partido marcado por el inicio con onces inesperados, sobre todo el del Betis. Mel dispuso una alineación condicionada por las múltiples bajas defensivas, pero que él mismo convirtió en diabólica al no situar sobre el campo a ninguno de sus cuatro futbolistas más determinantes: Joaquín, Ceballos, Rubén Castro y Adán. Los únicos indiscutibles en una plantilla cortita con sifón. Un tiro en el pie.

No es que lo que sacó Emery obtuviera demasiada aprobación de su parroquia, sobre todo por la inclusión de una pieza que en el derbi de Liga fue criticada de manera feroz: Krohn-Dehli. Pero al vasco le salió de vicio, sobre todo porque le tocó al danés, en una jugada individual, abrir el marcador y la eliminatoria para el Sevilla. Sin oposición (tampoco Dami Giménez, lento), sorteando rivales como si de se tratara de conos, se metió hasta la cocina y remató a placer. (0-1, 13').

Ni siquiera así cambió el Betis su postura contemplativa. Pero es curioso: sin tener ocasiones claras, los verdiblancos dieron más sensación de peligro que en el derbi liguero. Portillo anduvo torpe en un tres contra dos y Petros, concentrado en su labor de nuevo de contener a Banega, no acertó en un pase de la muerte fácil a Molina. Con amarilla y revolucionado, Mel decidió sustituir al brasileño por Joaquín antes del descanso.

Y el partido, prácticamente la eliminatoria, murieron justo después de volver de la caseta. Ocurrió en otra jugada defensiva del Betis digna de cuplé chirigotero. Ni Pezzella, Jordi ni N'Diaye pudieron o quisieron despejar el balón y lo aprovechó Krychowiak (48').

Lo que quedó fue poco por parte del Betis y algo más, sin alardes, de un Sevilla que pudo ampliar el marcador si Gameiro no falla otro mano a mano (ya van tres en dos derbis) y Banega no manda dos chutazos en un minuto a los palos de la portería verdiblanca. El Betis, o lo que quedaba de él, deambulaba sobre el campo pero el rival, en vez de hacerle sangre, casi le da vida en un penalti de Kolo sobre Ceballos. Lo mandó a la nubes Rubén Castro, el que casi nunca falla, en la mayor muestra de que la desgracia (quién sabe si para quedarse) se ha instalado otra vez en Heliópolis.