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BETIS-ATHLETIC

Iñaki Williams y el Athletic impresionan en el Villamarín

Tres golazos, dos del internacional Sub-21 y otro de Raúl García, ponen el sello a la victoria vizcaína ante un Betis inferior física y tácticamente a su rival. Sobre todo en la primera parte.

Iñaki Williams.
Iñaki Williams.José Manuel VidalEFE
LALIGA

El Athletic se puso por fin a domicilio el magnífico traje de sus últimos domingos en San Mamés y pasó por encima del Betis aunque su falta de puntería casi le obligara a pedir la hora, inopinadamente, durante algunos minutos de la segunda mitad. Beñat volvía a Heliópolis, ese lugar donde se asomó al fútbol de elite, y dio un máster en organización, presión y dirección de equipo ante la mirada atónita de Ceballos, que deberá progresar si quiere mandar en el centro del campo bético, y de casi todos los demás que vestían de verdiblanco.

Con muchos mejores resultados y una imagen más aseada fuera de casa, este Betis se está acostumbrando ya a abochornar a su propia afición. Así, espantados, se marcharon a su casa los 25.872 valientes que se asomaron al Villamarín en una noche de perros, lluviosa a más no poder: con mucho más pinta de vasca que de sevillana. Quizá para el equipo que hizo honor, templó, mandó y pudo golear mucho más que lo hizo: el Athletic de Beñat. Un caos táctico, de actitud entre líneas y de aptitud atrás el Betis, que en la primera mitad apenas si inquietó a Iraizoz con alguna filigrana de Joaquín, un hombre que con Rubén Castro (ambos 34 años) se está acostumbrando a reventar en el intento de echarse infructuosamente el equipo sobre su espalda.

Bien escoltado por el guerrero Raúl García y por un frenético (y esta vez, también eficaz), Iñaki Williams, Beñat armaba los ataques y los contraataques de un Athletic que mereció golear pero casi se marcha al descanso con un solitario 0-1 anotado por Williams de chutazo en el 7'. Segundos antes de que el árbitro indicara el camino de los vestuarios, la Pantera se sacó del repertorio un taconazo para poner un más justo 0-2 en el marcador.

Pero el dejar vivo es lo que tiene. Maquillado por Digard en el centro del campo (salió en el descanso) y sostenido por las paradas de Adán, el Betis tiró algo hacia arriba y de poco sacó mucho. Un penalti tonto por mano de Williams, borrón a su partidazo, que convirtió Rubén para apretar el marcador con casi 25 minutos por delante. El canario, una isla otra vez en el Betis, alcanzaba así los 50 goles en Primera como verdiblanco.

Mejoraron algo los de Mel en el segundo tiempo porque Digard contenía algo más que Portillo, al que sustituyó. Y porque peor era imposible. Pero seguían persiguiendo sombras los béticos y fallando ocasiones los bilbaínos, que temieron por su victoria justo hasta que Raúl García, que antes había tenido un cabezazo a bocajarro y mandado un balón al palo, certificó la victoria minutos antes del final.