La Champions League del dinero enfrenta a Ibra y a Cristiano
El Madrid debe definirse en París: preparado o todavía en obras. El sustituto de Bale marcará una actitud más o menos ofensiva. Di María, el peligro del talento y del despecho.
Hay una prueba casi irrefutable para calibrar a un equipo de fútbol: su rendimiento en casa de los grandes rivales. La pasada temporada, el Real Madrid se dejó esa asignatura sin aprobar. Perdió en Mestalla, dos veces en el Calderón (Liga y Copa, —no cuento la Supercopa por ser prácticamente un torneo de pretemporada—), en el Camp Nou y en Turín. Esas derrotas le hicieron suspender el curso.
El tamaño del Madrid, deportivo e institucional, provoca que haya pocos adversarios y estadios que sirvan para comprobar su poder. Hoy visitará uno de ellos. El París Saint Germain ha dejado de ser un contrincante emergente para convertirse en un enemigo real. Así lo determina su trayectoria en la Champions (cuartofinalista los últimos tres años) y su músculo financiero (498 millones de presupuesto, por los 581 del Madrid). Por no mencionar su actual momento: líder destacado de la Liga francesa, 11 victorias y dos empates en encuentros oficiales.
Los magnates
Todo cambió, ya se sabe, cuando en 2011 se hizo con los mandos del club el qatarí Nasser Al Khelaifi, comisionado del emir Hamad Al-Thani, el último de los magnates en incorporarse a la élite del fútbol mundial. Para ninguno ha sido fácil el cambio de negocio, ni barato. Abramovich, aterrizado en el Chelsea en 2005, necesitó siete años para ganar la Champions y el jeque del City, dueño desde 2008, todavía persigue los octavos de final siete años más tarde.
Como pueden observar, hoy también se disputa una Champions del dinero. Decimos que las relaciones entre PSG y Real Madrid son amistosas, pero muy pronto dejarán de serlo. El conflicto de intereses está servido porque no hay pastel para todos, tal y como sugieren los últimos episodios y los que están por venir. Hablo del rapto de Ancelotti, el fichaje de Di María, el interés por Verratti y del sueño no tan secreto del emir qatarí: contratar a Cristiano Ronaldo.
El estilo
Al margen del lujo, hay otros alicientes. El primero es saber más sobre este Real Madrid todavía indescifrable, capaz de exhibirse en San Mamés (1-2) y de acobardarse en el Calderón (1-1); un equipo tan indefinible que, en este primer cuarto de la temporada, y a pesar de permanecer invicto, ha hecho de Keylor Navas una estrella al nivel de Cristiano.
Para Benítez es un momento clave. Su autoridad está en cuestión por culpa de Bale, que se mueve (y se lesiona) al margen de los intereses del club. Su estilo también se encuentra en entredicho. Ya no es la prensa quien le tiene por conservador; el propio Blanc calificó ayer al Madrid como un equipo “bastante defensivo”.
En principio, la alineación inicial será una declaración de intenciones. Benítez podría reemplazar a Bale por Jesé o sustituirlo por un futbolista de más trabajo (Kovacic o Lucas Vázquez). Tampoco se puede descartar que reúna en el mediocampo a Kroos, Casemiro y Modric; dependerá del estado físico del croata, concretamente de su aductor derecho. Lo seguro es que Sergio Ramos regresará al centro de la defensa para contrarrestar el peligro integral de Ibrahimovic y Cavani.
Di María (Man of the match en la final que valió la Décima) será la otra amenaza ofensiva del PSG. La historia nos dice que no hay nada más radiactivo que alguien despechado, sea hombre, mujer o fideo.