CLASSIC MATCH | REAL MADRID 4- LIVERPOOL 2
'Cañoncito' Roberto Carlos brilla en el Corazón Classic Match
Ejecutó con dos obuses dos penaltis que dieron ventaja al Real Madrid en el partido ante el Liverpool. Esplendor en la hierba del Bernabéu con las leyendas.
El mismo fin de semana en el que regresaron a lo grande los dinosaurios a las pantallas cinematográficas (Jurassic World), el fútbol se dio un precioso baño nostálgico con ocasión de la sexta edición del Classic Match. Casi 70.000 aficionados cortejaron a los veteranos de Real Madrid y Liverpool. Quince Copas de Europa a escena (10+5). Esplendor en la hierba. Preámbulo musical espléndido. La megafonía nos dejó el himno de la Décima (“¡La ganamos hace un año, que nadie lo olvide”, gritaba el speaker) y el maravilloso You’ll never walk alone.
Y empezaron a aparecer por la bocana de vestuarios seis titulares del Madrid en la final de Glasgow en el año de la Novena (Míchel Salgado, Roberto Carlos, Makelele, Solari, Zidane y Morientes). Ovaciones atronadoras para el brasileño supersónico y el marsellés de botas de seda. Los reds tenían a McManaman, muy aplaudido por una grada con memoria, Owen, Luis García, Carragher, Kewell y Fowler.
Buyo sólo estuvo bajo palos en la primera media hora. Pero ya se sabe que el que tuvo, retuvo. Y detuvo. Firmó dos salidas supersónicas a los pies de Owen y Kewell que levantaron al público. Y más aún cuando con 0-2 evitó el 0-3 con una doble parada memorable a Owen y Luis García. La grada coreó su nombre como en los buenos viejos tiempos.
Después tomó el protagonismo Roberto Carlos. Que el colegiado del match fuera hogareño, Megía Dávila trabaja como asesor arbitral en el club, no vino mal. Señaló dos penaltis a favor del Madrid. Ambos por sendas manos. Muy clara la de Harkness y más discutible la de Carragher (no era intencionada). Pero agradezco a Megía su buena fe por equilibrar la emoción del duelo, porque así vimos el clínic que improvisó Roberto Carlos de cómo hay que tirar los penaltis. Dos obuses descomunales. Uno a Dudek y otro a Westerveld (ex de la Real Sociedad). Ambos se apartaron. Literalmente. Si les llega a dar la pelota en la cara se la hubiesen reventado.
Luego llegaron los goles de Amavisca (uno de los héroes del 5-0 al Dream Team de Cruyff en 1995) e Iván Pérez (en orsay). Me quedó con la bravura de Míchel Salgado, que ofreció su candidatura a la banda derecha del proyecto Benítez si la lesión de Danilo se alarga por encima de lo esperado. Zidane, mermado físicamente, dejó alguna pinceladita, igual que su escudero Makelele.
Lo importante es que el año se cerró en el Bernabéu con una sonrisa tras ese frustrante final de temporada tan alejado de lo esperado...