Chaves se viste de rosa y Nibali saca a Valverde del podio
El Tiburón ganó la etapa de Risoul en la que Kruijswijk se cayó en la bajada del Agnello y perdió la maglia rosa. Chaves, nuevo líder. Giro de Italia: Etapa 21, contrarreloj final
El Giro voló por los aires en la primera etapa de los Alpes. Como Steven Kruijswijk en la bajada del Agnello. Su caída le arrebató la maglia rosa. Esteban Chaves, nuevo líder, reventó la carrera en la ascensión del coloso alpino… y Vincenzo Nibali, pletórico, le remachó en Risoul. Como en los Dolomitas, Alejandro Valverde pagó la altura y perdió su tercer puesto en el podio. Chaves manda con 44 segundos sobre El Tiburón, 1:05 respecto a Kruijswijk, dignísimo en la defensa a pesar de su trastazo, sin compañeros, y 1:48 ante Valverde. Dolomitas y Alpes siempre han estado ahí, a más de 2.000 metros, pero el murciano no se concentró en altitud para preparar la ronda italiana. 43 segundos le separan del cajón. Habrá que comprobar cómo se recupera el neerlandés, aunque este sábado Vars, La Bonette y Lombarda se encuentran también por encima de los 2.000 m.
Por la mañana, Nibali confirmó que sus análisis no ofrecieron ningún rastro de enfermedad. El siciliano no sabía por qué no le respondieron las piernas en las dos jornadas dolomíticas y en Andalo. En el Agnello hizo la goma. Sin embargo, se recompuso, echó mano de sus gregarios y se llevó una enorme victoria, que dedicó a Rosario Costa, el chaval de su escuela que falleció atropellado el 15 de mayo. Chaves, radiante ahora de rosa, no logró contener los dos ataques de Nibali en Risoul. No le importó: “Me enfundé la camiseta rosa y ahora empieza una nueva prueba de un solo día. Los 44 segundos con Vincenzo no me garantizan la primera posición”.
Durante la subida del Agnello ocurrieron bastantes cosas, pero en el descenso se sucedieron los acontecimientos a una velocidad de vértigo. 28 ciclistas se marcharon en el comienzo del interminable puerto, la Cima Coppi a 2.744 metros. Tres del Movistar, José Herrada, Rojas y Sutherland; dos del Astana, Scarponi y Kozhatayev; dos del Katusha, Silin y Kuznetsov; y uno del Orica, Rubén Plaza, saltaron para ejercer como puentes de sus jefes. El equipo australiano desencadenó la batalla: primero aceleró Txurruka, después sostuvo el ritmo Bewley y Chaves atacó. Con el colombiano sólo resistieron Nibali y Kruijswijk.
Y entonces llegó la bajada. En una de las primeras curvas, exigido por Nibali, Kruijswijk chocó contra una pared de nieve y pegó una voltereta espectacular. Aunque debió cambiar de bici, por fortuna para él el muro evitó que se saliera de la carretera. Los golpes, físicos y anímicos, le pasaron factura en Risoul. Ilnur Zakarin no corrió la misma suerte. El ruso se cayó y se rompió la clavícula izquierda en la persecución. Tirado junto a un arroyo, parecía más grave de lo que fue. Aun así, su Giro acabó ahí. Por delante, Scarponi y Plaza se pararon para tirar de Nibali y Chaves, una jugada clave para que Valverde no pudiera contactar con ellos en el terreno que conducía a la ascensión final. El jefe del Movistar dispone de una última bala para aspirar al cajón de Turín. Chaves está a 134 km de su primera grande.