El Barcelona se desquita en el resurgir de Navarro
Gran partido de los azulgrana que habían perdido 6 de los últimos 7 Clásicos. Navarro hizo su mejor partido de la temporada y Satoransky y Doellman fueron claves. Mal el Madrid.Real Madrid-Gran Canaria
Desde la Navidad anterior, el Madrid había ganado la Copa y la Liga en duelos directos al Barça. Y le había superado en seis de los últimos siete partidos. En verano, el club azulgrana fichó para tratar de invertir la tendencia: más dureza y sobriedad a cambio quizá de perder potencial creativo. Una plantilla para competir mejor. Se llevó la Supercopa en octubre y este domingo cotejaba arsenal con su gran enemigo por primera vez en la temporada. Ni el autor más culé hubiera escrito una obra tan contundente.
Los de Pascual se sacudieron de un manotazo el dominio blanco de los últimos meses. Cierto que era uno de los Clásicos más intrascendentes (de fase regular), pero también era el primero. Y esta vez eso cobraba más valor. Puede asentar tendencias e impulsar el proyecto azulgrana.
Resurgió el Barça, y lo hizo guiado por el mejor Navarro posible. Mejoría física para respaldar el talento perpetuo. Y lo hizo también con baloncesto de ataque, con un juego bonito y directo. Siempre Tomic, pero vimos mucho más. A Pau Ribas (compárenlo con Hezonja, el mejor ejemplo de esa pugna entre eficacia y potencial). Y vimos a un Satoransky imperial. Y a Doellman, tan criticado el año pasado, en un papel decisivo. Entre ellos sumaron una inmensidad en ataque y entre todos anularon/desquiciaron a un mal Madrid. Frenadas sus galopadas y rota su circulación de balón, incluido el juego entre pívots, los de Laso se quedaron en nada. Un equipo enjuto lejos de ese otro abundante en carnes de las últimas jornadas. Un bloque más próximo al que casi se despeña en la Euroliga.
Los visitantes llegaron sin Arroyo y Abrines, lesionados, pero con Satoransky. El base de dos metros resultó vital en el planteamiento. Pascual pasó del clásico balones a Tomic, a balones al checo, al que defendía Sergio Rodríguez. Y desde el poste bajo generó juego y arrancó el motor azulgrana. Creció con el partido y superó a todos sus pares. A Doncic y a Carroll. Gobernó con firmeza la nave. Se impuso a los Sergios y facilitó el resurgir de Navarro. Otra vez ejecutor de canastas imposibles (triples, dos más uno…) y buena visión en la pista (cinco asistencias).
El Barça lo metía todo (al descanso, 16 de 24 de dos y 4 de 6 en triples) y defendía mejor. Venció en la batalla táctica tras conceder de inicio tiros a Ayón, al que aisló sin conexión con Reyes. Nada fluía en un Madrid a tirones. Apenas dos minutos de lucidez que enajenaron al rival. Dos minutos para dos triples de Maciulis y otros dos de Carroll. Dos minutos para ponerse por delante (23-22) antes de volver al rebufo (Samuels rompía a Willy) y desbarrancar en el tercer cuarto con Satoransky, Doellman y Navarro como verdugos (56-74).
El Real atrapó más rebotes ofensivos, extravió menos balones y repartió más asistencias; pero atacó y defendió peor. Y perdió. Dos derrotas ligueras, las dos en casa y ante los dos primeros. Le queda viajar a la Fonteta y al Palau, la remontada será así más difícil. Este éxito puntual afianza el proyecto azulgrana y trae de vuelta alguna duda a la Casa Blanca. ¿Hace falta otro cinco que ayude a Ayón en la pelea con Tomic, Samuels y Lawal? ¿Vendrá Lima? Un gran Barça y esta vez un Madrid menor.