Tyler Soderstrom firma contrato récord con Athletics
La extensión de Tyler Soderstrom por 86 millones marca el entierro del Moneyball


La Navidad de 2025 no trajo carbón a las oficinas temporales de los Athletics en Sacramento, sino un estado de cuenta que habría hecho palidecer a los protagonistas de Moneyball. El anuncio de la extensión de Tyler Soderstrom por siete años y 86 millones de dólares, con un techo potencial de 131 millones, no es sólo un movimiento de nómina. Es el acta de defunción de una era y el bautismo de otra. Por primera vez en décadas, la franquicia ha decidido que el talento joven no es una moneda de cambio, sino un patrimonio que se protege con billetes.
Soderstrom, a sus 24 años, es el eje de esta metamorfosis. Su 2025 no fue un destello de fortuna, sino una confirmación estadística: .276 de promedio, 25 cuadrangulares y 93 remolcadas. Pero su valor real para John Fisher y David Forst reside en su versatilidad silenciosa, esa que lo llevó de ser un receptor proyectado a un finalista del Guante de Oro en el jardín izquierdo. En el beisbol de las métricas avanzadas, un bate de impacto que además defiende por encima de la media según Statcast es una anomalía que ya no se regala.
Athletics, OF Tyler Soderstrom reportedly agree to 7-year contract extension with an 8th-year club option, per multiple reports including MLB's @Feinsand. pic.twitter.com/XkWaAfEDeS
— MLB (@MLB) December 25, 2025
El costo de dejar de ser invisible
Durante años, los Athletics operaron bajo la premisa de la invisibilidad financiera. Eran el equipo que encontraba diamantes en el lodo para luego venderlos antes de que brillaran demasiado. Hoy, la geografía dicta una estrategia distinta. La mudanza a Las Vegas, proyectada para 2028, ha forzado una mutación genética en la gestión del club. En la “Capital del Entretenimiento”, no se compite sólo contra los Rangers o los Astros; se compite contra la residencia de una estrella de pop en el Caesars Palace o las luces del Sphere.
México se refuerza para el Mundial
Para sobrevivir en el ecosistema de Nevada, los Athletics necesitan rostros, no sólo números en una hoja de estadísticas avanzadas. La inversión en Soderstrom se suma a los 65.5 millones entregados a Lawrence Butler y los 60 millones a Brent Rooker.
El mandato del Acuerdo Laboral
Más allá del romanticismo deportivo, existe una presión pragmática. El Acuerdo Laboral de la MLB exige que los equipos que reciben ingresos compartidos, una cifra que para los A’s ronda los 70 millones de dólares, inviertan al menos el 150% de ese monto en la mejora del equipo. Con una nómina que apunta a los 106 millones de dólares para 2026, de acuerdo con estimaciones de Spotrac, la organización está obligada a gastar. La firma de Luis Severino por 67 millones y la reciente adquisición de Jeff McNeil son las piezas de un rompecabezas que busca borrar la imagen de un equipo de 50 victorias para presentar una organización de 76 y en ascenso.
Los Athletics están en el limbo, jugando en un estadio de ligas menores con capacidad para 14 mil espectadores, pero con chequera de mercado grande. Es una transición extraña, casi surrealista, donde los ingresos de taquilla son los más bajos de la liga mientras las garantías contractuales alcanzan máximos históricos para la franquicia.
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La apuesta por Soderstrom es, en esencia, una apuesta por la relevancia. El equipo que solía vivir del ingenio y la escasez ha entendido que en el desierto de Nevada, la única forma de sobrevivir es invirtiendo en grande.
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