Minnesota Twins ha dejado de ser una franquicia atractiva para sus seguidores
Mientras la asistencia promedio a los estadios sube en la MLB, los Minnesota Twins protagonizan su propio colapso


Durante años, los Athletics y los Tampa Bay Rays compitieron por el título no oficial del equipo con menor asistencia en la MLB. Los primeros, atrapados en un estadio obsoleto y una mudanza inminente; los segundos, luchando contra la apatía en el Tropicana Field. Sin embargo, en 2025, un nuevo contendiente ha emergido: los Minnesota Twins.
La noche del lunes, Target Field vivió su momento más sombrío. En plena serie contra los Mets de Nueva York y su gran atractivo Juan Soto, los Twins apenas reportaron una asistencia oficial de 10,240 entradas vendidas. Esa cifra, por baja que parezca, no cuenta cuántos realmente fueron ya que se refiere a entradas vendidas. Las tribunas del inmueble de Minneapolis mostraron la desnudez de un equipo que se estáquedando sin alma.

Fue el peor número desde que Target Field abrió sus puertas en 2010, y el más bajo para un juego en casa de los Twins desde el 30 de abril de 2002. Aquella fecha ya es casi arqueología beisbolera: Rocco Baldelli —actual manager del equipo— aún no debutaba como pelotero.
De los playoffs a la parálisis emocional
Es difícil creer que esto ocurre apenas un año y medio después de que Minnesota rompiera su racha de 18 derrotas consecutivas en postemporada. Aquel octubre de 2023, Target Field explotaba de júbilo. Las entradas se agotaban. El “¡Let’s go Twins!” vibraba con legitimidad. Hoy, ese mismo estadio parece una catedral deshabitada. El eco de lo que fue.
¿Qué pasó? Una combinación tóxica entre decisiones administrativas, expectativas frustradas y una desconexión emocional con los fanáticos. Desde que terminaron esa postemporada, los Twins han jugado para un gris 89-92. Su arranque de 2025 es aún más alarmante: 7-12 hasta antes de la jornada de este jueves. Y si tomamos los últimos 58 partidos, el récord es de 19-39. Traducido: el entusiasmo no sobrevive a los marcadores.
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La familia Pohlad, propietaria de la franquicia, aplicó un tijeretazo de 30 millones a la nómina luego de esa breve primavera de ilusión. No llegaron refuerzos, no hubo señales de ambición, y sí abundaron los rumores de venta. El mensaje fue claro: el equipo es un negocio más en su portafolio, no una prioridad emocional ni deportiva.
El frío no es la excusa
Los defensores del Minnesota Nice podrían argumentar que el clima —frío, ventoso, hostil— ha conspirado contra las taquillas. Pero en otras primaveras igual de heladas, los Twins llenaban más. Lo que ha cambiado no es la meteorología, sino el termómetro emocional del aficionado. Nadie quiere congelarse viendo a un equipo sin alma ni dirección.
Durante la reciente serie de tres juegos ante los Mets, se vendieron 10,240, 12,507 y 19,721 entradas. En la práctica, muchos de esos boletos fueron adquiridos por fans neoyorquinos que invadieron el Target Field como si fuera un suburbio del Citi Field.

Una tendencia peligrosa
En sus primeros nueve juegos en casa esta temporada, los Twins promedian apenas 17,995 entradas vendidas por partido, el puesto 25 de 30 en MLB.
Más preocupante aún: si continúan a este ritmo, cerrarían 2025 con apenas 1.46 millones de entradas vendidas. Sería su peor año desde el 2000, cuando jugaban en el vetusto Metrodome y perdieron 93 juegos.
Su base de abonados está por debajo de los 10,000. Las ventas sin reserva se han desplomado. La conexión con el público se ha roto como un bate. Y lo que más duele a los seguidores: no hay señales de un proyecto a largo plazo. Ni un rostro que ilusione, ni un plan visible.
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