Jarren Durán rompe el silencio: su intento de suicidio, la salud mental y la presión en MLB
En el documental The Clubhouse, el jardinero de Red Sox revela que intentó quitarse la vida durante una tormentosa campaña


El capítulo se titula Still Alive y el peso de esas dos palabras resume una historia que por años Jarren Durán llevó como si fuera otra de esas mochilas de equipo: llena de expectativas, silencios y heridas.
Pero esta maleta no la podía dejar en el dugout. El jardinero de los Red Sox habló sobre sus emociones en un capítulo que será estrenado este martes 8 de abril en Netflix. Miembros de la prensa de Estados Unidos ya tuvieron acceso y han relatado una lucha mental que Durán libró.
Jarren Durán no es un nombre cualquiera para el aficionado promedio. Es el chico que jugó con México en el Clásico Mundial de 2023, el jardinero veloz que fue un prospecto intrigante para Boston, un pelotero que aprendió a correr antes de saber cómo caer. Pero también es el hombre que, en lo más alto del beisbol, tocó el fondo del alma.
En el cuarto episodio del documental de Netflix The Clubhouse: Un año con los Red Sox, Duran confiesa lo impensable: intentó suicidarse. Sin fechas exactas, pero sincero como no había ocurrido, el episodio nos sitúa en la oscuridad que lo envolvió durante la tormentosa temporada de 2022, cuando los errores defensivos lo perseguían, los abucheos en Fenway Park lo atravesaban como balas, y los insultos en redes sociales se volvían sentencias.
“Ya no quería estar aquí”, dijo en voz baja, con la mirada extraviada. “¿Aquí como en el equipo, o aquí como en el mundo?”, le preguntan. “Probablemente ambas cosas”, responde.
Lo que el beisbol muchas veces oculta detrás de sus estadísticas es la fragilidad de quienes visten el uniforme. Durán creció en el sur de California, un niño bajito con un padre exigente, un chico que nunca creyó merecer lo que tenía, ni siquiera cuando Long Beach State tocó a su puerta. Fue drafteado en la séptima ronda en 2018. Llegó a Major League Baseball en 2021. Cayó con estrépito en 2022. Se levantó. Pero no del todo.
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El episodio muestra el momento más viral —y cruel— de su carrera: cuando perdió un elevado con casa llena y se quedó estático mientras Raimel Tapia de Toronto corría para un home run dentro del parque. Un home run que en realidad fue un grand slam cuando había dos outs en la pizarra.. Ese “apagón” fue más que deportivo. Era la representación visual de lo que vivía dentro.
Jarren Duran lost the ball and let up an inside-the-park grand slam for the Blue Jays 😨 @BRWalkoff
— Bleacher Report (@BleacherReport) July 23, 2022
(via @Sportsnet)pic.twitter.com/3XgIw6oKUu
En otro momento del documental, Duran dice:
“Siento que a veces la gente nos ve como animales de zoológico”.
Es una frase que duele porque revela la deshumanización del atleta profesional. No se trata de justificar errores, sino de comprender que la presión en Boston Red Sox es mucho más que cualquier otra. Y no todos los corazones están hechos para resistirla.
La historia de Durán no es sólo una confesión valiente, sino una advertencia. Hay un punto de quiebre que no siempre se ve en los boxscores ni en las entrevistas postjuego. Él lo alcanzó en una habitación de hotel, frente al espejo, preguntándose si quería seguir.
Wow. No words.
— Ben Verlander (@BenVerlander) April 7, 2025
So brave of Jarren Duran to open up about his mental health and suicide attempt in 2022.
Duran said he’d be standing in the outfield at Fenway and people were screaming at him to “Go back to AAA”. All the while thinking he wanted to take his own life.
Why… pic.twitter.com/z3k6ZTKt3e
Sobrevivió. No sabe cómo. Pero lo hizo. Y esa supervivencia se ha convertido en misión. “Concientizar sobre este problema de las enfermedades mentales es algo que él siente que puede hacer gracias a la plataforma que le ha brindado el beisbol”, explicó el director del documental, Greg Whiteley. En otras palabras, Durán comprendió que seguir vivo era también una forma de jugar.
El beisbolista no había contado esta historia ni siquiera a sus padres. Le aterra hacerlos sufrir. “No quiero cargar a los demás con mis problemas”, confiesa. Pero al hacerlo público, al abrir esa herida con honestidad, ha conseguido algo inusual: transformar una debilidad percibida en un acto heroico.
La próxima vez que Duran se pare a batear en Fenway Park no importará su average ni cuántas bases robó. Lo que importará es que está ahí. Que volvió. Que eligió quedarse.
Y ese es el tipo de ovación que no se mide con decibeles. Se mide en humanidad.
Boston recibe este martes a Toronto.
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