Boxeo

Óscar Valdez alista su regreso en septiembre sin el Canelo Team

El mexicano volverá al ring el 6 de septiembre en México tras dos duras derrotas ante Navarrete

Óscar Valdez después de derrotar por segunda vez a Adam López.
ESPECIAL
Ariel Velázquez
Especialista en periodismo deportivo con vocación en investigación y en artículos de largo aliento.
Estados Unidos Actualizado a

Óscar Valdez está listo para emprender el camino del regreso. Esta vez, lejos del cobijo del Canelo Team, con cicatrices nuevas en el alma y una vieja brújula en las manos: Manny Robles, el entrenador que lo vio nacer como profesional, ha vuelto a su esquina. De acuerdo con información del insider Jake Donovan, la ruta empieza el 6 de septiembre, en algún lugar aún no definido de México. Pero lo esencial no es la sede ni el rival, todavía no anunciado, , sino el propósito. A sus 34 años, el dos veces olímpico mexicano necesita más que una victoria: necesita un nuevo comienzo.

En el boxeo, pocos caminos de redención están tan plagados de sombras como el de Óscar Valdez (32-3, 24 KOs). No porque su talento haya caducado, sino porque su brillo se apagó en la misma medida que su confianza se erosionó a golpes. Tras su derrota por nocaut ante Emmanuel Navarrete (39-2-1, 32 KOs) el pasado diciembre en Phoenix, una frase empezó a rondar los pasillos del boxeo: Ya no es el mismo”. Fue la primera vez que cayó noqueado en su carrera, y lo hizo de manera brutal, en seis asaltos, frente a un Navarrete dominante. Su récord en los últimos cuatro combates es apenas 2-2, y ambas derrotas —ante el mismo rival— lo alejaron del protagonismo en las 130 libras.

Valdez se suelta del pasado

Para entender el presente de Valdez, hay que revisar los pasajes que escribieron su leyenda. Su carrera profesional inició en 2012 con una promesa tácita: ser el primer mexicano en ganar una medalla olímpica y un campeonato mundial. No cumplió con la primera, pero superó la segunda con creces. En julio de 2016, obtuvo el cinturón pluma de la OMB, y lo defendió exitosamente hasta 2019. Fue entonces cuando ascendió de división y comenzó su asociación con Eddy Reynoso, el mismo estratega detrás del ascenso de Saúl Canelo Álvarez.

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Con Reynoso, Valdez tuvo momentos memorables. El más brillante llegó en febrero de 2021, cuando noqueó a Miguel Berchelt en el décimo asalto de una pelea estelar en Las Vegas, no solo arrebatándole el cetro del CMB de las 130 libras, sino terminando con un reinado de más de cuatro años. Aquella noche, Valdez lucía invencible. Pero todo comenzó a agrietarse poco después.

Su primera defensa del título, ante Robson Conceicao, dejó dudas. Aunque ganó por decisión unánime, la pelea estuvo manchada por una controversia antidopaje: Valdez dio positivo por fentermina, pero fue absuelto por la comisión de Arizona y el Consejo Mundial de Boxeo. Ese episodio debilitó su imagen, y lo que vino después fue aún más doloroso.

En abril de 2022, enfrentó al invicto Shakur Stevenson en una pelea de unificación. Fue ampliamente superado. Perdió su título y el aura de invulnerabilidad. Luego, una fractura orbital y largos meses de inactividad contribuyeron a su caída en la clasificación y en la conversación. A su regreso, en agosto de 2023, intentó vengarse de Navarrete, pero volvió a perder, esta vez por decisión. Cinco meses después, cayó noqueado en la revancha. Fue el fondo del abismo.

El rompimiento y la reconstrucción

Salir del Canelo Team no fue una decisión tomada con resentimiento, pero sí con urgencia. Tras seis años y 12 combates juntos, Valdez entendió que necesitaba otra voz. Volvió con quien mejor lo conoce: Manny Robles, el entrenador que pulió su estilo antes de que las grandes bolsas y las cámaras lo atraparan.

El cambio no es menor. Robles, actualmente al frente de una nueva camada ascendente, entrena a talentos como Armando Reséndiz, que acaba de sorprender al mundo al noquear a Caleb Plant. En ese ambiente competitivo, Valdez busca no solo reencontrarse, sino reinventarse.

“Estoy motivado y con ganas de volver”, dijo en el anuncio de su reencuentro con Robles. Son palabras comunes en el boxeo. Pero Valdez quiere darle valor: provienen de alguien que conoció la gloria y el descrédito, que fue señalado por dopaje, que se levantó de una fractura orbital y que escuchó, por primera vez, el conteo completo mientras yacía sin respuestas en la lona.

Valdez no necesita solamente ganar en septiembre. Necesita convencer. Ya no tiene 28 años y arrastra la imagen de la derrota. Necesita una actuación que lo devuelva a las primeras planas sin asteriscos. Su última victoria, un nocaut en marzo sobre el australiano Liam Wilson, fue su mejor actuación desde Berchelt. Pero fue, también, hace meses. En el boxeo, la memoria es cruel. Y el olvido, rápido.

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