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Costa Rica, el proceso más triste de Miguel Herrera

Miguel Herrera, su ADN defensivo y el golpe más duro de su carrera.

Costa Rica, el proceso más triste de Miguel Herrera
Christian Torres Chavez
Frida Suari
Maestra en Periodismo Deportivo y Licenciada en Periodismo. Con paso por las redacciones de Récord, 'El 10' y Deportrece. Escribe de fútbol y ve partidos por deporte porque le hace sentir viva, igual que la fotografía digital y el cine.
Estados Unidos Actualizado a

‘Piojo’ es uno de los entrenadores más reconocidos de Latinoamérica por su identidad polarizante, técnicas y aplicación de todo aquello que vivió en sus épocas de jugador. Sus habilidades de zaguero siempre se alinearon a ser una voz de mandato que se anticipaba jugadas y acomodaba líneas; mismas que más tarde optaría por ordenar de 3 centrales o 5 defensores, ya como entrenador.

Su paso inicial como timonel arrancó como reformador de la Liga MX y fue aquí que se ganó el sitio que lo llevó al banquillo dirigente de la Selección Mexicana, una de las más eficiente y emocionantes por los logros, plantilla, entre otros ámbitos.

Pero parte de la vida del estratega implica lidiar con baches constantes que, más que seguido, pesan más al formar parte de un camino de selección, uno mundialista.

La noche más triste fue en San José

De los 10 banquillos en que se ha situado, el que más le costó fue el tico. Ni siquiera dirigir al ‘Tri’ y ser parte de la dolorosa eliminación en Brasil 2014 o haber quedado destituido de su cargo por un altercado que dañó la imagen institucional de su país le pesó de la manera en que finalizó su aventura como entrenador de Costa Rica.

Tras un mes de haberse caído de su puesto de director técnico —tal como lo hizo la Sele de Costa Rica en Eliminatorias— Miguel Herrera rompió el silencio respecto a su estadía tortuosa en un país que puso todas las expectativas del mundo en sus manos para quedar líderes del grupo y únicamente hacer maletas para partir rumbo a 2026.

«Me parece que el más triste es este, porque teníamos la ilusión, muchas ganas de estar; habíamos hecho una Copa Oro aceptable, no buena, pero aceptable»

Fue así que Herrera elaboró que las circunstancias que llegaron con la Eliminatoria lo modificaron todo y no calificar fue prácticamente la gota que derramó el vaso. Este sentimiento lo ha acompañado prácticamente desde el mes pasado, porque su declaración de no haber tenido un fracaso similar en 23 años, no deja de acompañarlo.

“Estoy entre dolor, amargura, tristeza, calentura, molestia, todos los argumentos que uno no puede describir, porque estaba muy ilusionado” es aquello que ‘Piojo’ Herrera reveló y no deja de remarcar. Costa Rica lo cambió.

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Ahora lo que suena para el DT es retornar al balompié azteca con uno de los clubes de sus amores: Atlante, el posible renacido del balompié.

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