La noche de Chris Paul acaba con una pelea en el vestuario
El base fue ovacionado (también hubo abucheos) en su primer partido ante su exequipo. Los Clippers han ganado 11 de sus últimos 14 encuentros y están en playoffs.
El primer partido de Chris Paul contra los Clippers desde su marcha el pasado verano acabó con bronca en ambos vestuarios del Staples Center. Fue necesario llamar a personal extra de seguridad para que la cosa no fuese a mayores. Tras ver uno de los partidos más broncos de la temporada, ya hay quien sueña con un enfrentamiento en los playoffs entre los angelinos y los Rockets (a día de hoy se verían las caras en la primera ronda). Los texanos, aún sin James Harden, rompieron una racha de tres victorias seguidas ante un equipo que por primera vez este curso acumula cinco triunfos seguidos. Pese a no contar con DeAndre Jordan (y Gallinari, Austin Rivers y Patrick Beverley), los de Doc Rivers han reaccionado de forma magnífica en las cinco últimas semanas. Han ganado 11 de sus últimos 14 encuentros para situarse con balance positivo (22-21) y regresar así a la zona que da acceso a la postemporada. Así son los Clippers, un equipo para el que no existen los imposibles. Tanto en sentido positivo como negativo.
Antes de pasar con lo sucedido en la zona mixta y en los vestuarios del Staples, vayamos con lo acontecido sobre el parqué. Pese a su escaso acierto desde el perímetro (6/22 en triples al descanso para 13/44 al final de la noche), Houston salió mejor y apoyándose en el rebote ofensivo construyó una renta de 10 puntos (34-44) en el segundo cuarto. Lou Williams y el banquillo local acudieron al rescate para dejar el marcador en 59-56 al descanso. Tras la reanudación, en una noche también especial (había muchas cuentas pendientes) Blake Griffin se centró. Con el ala-pívot a los mandos (29+10+6) y con un Williams en estado de gracia (tras su 31+3+9 de anoche promedia 31,7 tantos en lo que llevamos de 2018), la Lob City fue capaz de llevarse un duelo en el que pudimos ver a D'Antoni mandando al carajo (por decirlo así) a Griffin. Cinco técnicas se señalaron y el ala-pívot y Ariza acabaron expulsados.
El regreso de Chris Paul
Como se esperaba, los Clippers prepararon un emotivo vídeo-homenaje a Chris Paul. El base, que acabó con 19 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias, fue ovacionado por la mayor parte de la grada, aunque también se escuchó algún que otro abucheo cuando entraba en contacto con el balón. Dejó un par de acciones (caño incluido) sobre Milos Teodosic que no pueden pasar desapercibidas.
La bronca final
Pero todo lo que hemos contado antes quedó eclipsado por los acontecimientos posteriores. Chris Paul entró a su propio vestuario hecho un basilisco. Aparentemente, Harden tartó de calmarle. Su intento no debió surtir mucho efecto, ya que poco después Gerald Green, Ariza, Harden y Paul, entre otros, trataron de entrar en el vestuario de los Clippers (Rivers y Griffin eran sus objetivos) a través de una puerta que conecta directamente ambas salas. Mientras tanto, según revela Adrian Wojnarowski, mandaron como señuelo a Clint Capela. El pívot se encargó de atraer la atención llamando a la puerta del vestuario local. Según las primeras informaciones la bronca que se armó fue tremenda. Hasta Steve Ballmer, el dueño de los Clippers, estuvo presente en la zona. Afortunadamente la sangre no llegó al río. El personal de seguridad y la policía consiguieron controlar la situación. Un triste final para el día de Martin Luther King.