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Andy Cole se abre sobre su trasplante: "Si no hubiera ido al hospital, habría muerto"

La leyenda del Manchester United ha confesado el martirio que sufrió cuando le diagnosticaron una insuficiencia renal tras un viaje a Vietnam.

La leyenda del Manchester United, Andy Cole, se ha sincerado sobre el miedo y la angustia que le invadieron hace cinco años cuando le diagnosticaron una insuficiencia renal que a punto estuvo de costarle la vida. El delantero ganador de cinco Premier League y una Champions, restaba importancia a lo que le estaba ocurriendo después de un viaje a Vietnam, y si no llega a ir al hospital tras el consejo de un exmédico de los Red Devils, "habría sido el final" para él.

El británico contrajo glomeruloesclerosis focal y segmentaria tras una visita como embajador del club a Vietnam, una enfermedad que afecta al riñón y que "surgió de la nada", tal y como él mismo ha desvelado para el podcast del United. "Estuve en Vietnam para el club, volví a casa y entonces empecé a sentirme un poco cansado. Pensé que solo era por el jetlag, así que me tomé un par de paracetamoles y me fui a la cama. Mañana será un nuevo día. Pero al día siguiente comencé a ganar peso", expresó.

"Yo me decía que no era nada. Recuerdo que mi ex me dijo: 'Has engordado'. Y yo le dije: 'No, no, eso es una tontería, una tontería absoluta'. Pero el peso aumentaba cada vez más, así que llamé al doctor Stone (exmédico del Manchester United), me miró y me dijo: 'Bien, voy a pedir que te hagan algunas pruebas'. Creo que era un sábado, y el lunes a primera hora me llamó: 'Necesitas ir rápidamente al hospital, te están esperando'", continuó detallando el exdelantero, cuyo cuerpo, por aquel entonces, estaba al límite.

Sus hijos, su máxima preocupación

"Subí a unos 18 kilos y no podía moverme. Todo lo que hacía era dormir", confiesa, pero su máxima preocupación en aquellos momentos eran sus hijos. "No tenía tiempo para pensar en mí, solo preguntaba '¿qué pasa con mis hijos?'. El doctor me tranquilizó", asegura. Su salud, no obstante, era realmente delicada.

"Estaba en diálisis, de inmediato estaba muy mal. Intentaron limpiar mi sangre, ponerla en marcha de nuevo. Estaba fatal, y si no hubiera ido al hospital ese día habría sido el final, habría muerto. Dijeron que mis niveles eran tan altos que desde el momento en que entré el lunes, cuando colapsé, que ahí estuvo todo. Básicamente colapsé en el lugar perfecto. Colapsando en el hospital, mi cuerpo decía que había terminado", describió.

Su sobrino le donó un riñón

Alexander acudió a ver al exfutbolista y no soportó las condiciones en las que se encontraba, por eso se ofreció a donarle uno de sus riñones. "No podía caminar, casi no podía llegar al baño, regresaba y estaba tan sin aliento que era increíble", asegura Cole, que se negó a recibir este 'regalo' porque consideraba a su sobrino "demasiado joven para esto". Finalmente, en una escena cargada de sentimientos, Andy aceptó y fue sometido a un trasplante. Ahora está recuperado y ha creado una fundación con su nombre para ayudar a los que, como él, se enfrentan a enfermedades renales que pueden requerir un trasplante.

Sin embargo, el postoperatorio fue realmente duro y le hizo pensar incluso en el suicidio: "El proceso fue una tortura. Estaba deprimido después porque es muy difícil entender el trauma al que te enfrentas. Recuerdo haber vaciado una bolsa de medicamentos, llorar y pensar: 'Para que sobreviva otro día, esto es lo que tengo que tomar. No estoy seguro de poder continuar'", confesó hace dos años.

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