La tensión deja a Alcaraz sin final
El español trataba de remontar cuando se acalambró y se hizo daño en la pierna derecha al ejecutar un resto. Djokovic jugará por séptima vez el partido por el título ante Ruud.
Nunca sabremos qué hubiera pasado este viernes en el partido de semifinales de Roland Garros que jugaron Carlos Alcaraz y Novak Djokovic si no se hubiera producido el desgraciado accidente que sufrió el español al principio del tercer set. Acababa de ganar el segundo e igualar el marcador cuando los calambres provocados por la tensión y la exigencia del partido le dejaron KO. ¿Problemas de juventud? Ojalá. Le atacaron primero los brazos y luego se hizo daño en la pierna derecha en un lance fortuito, en un movimiento que ni siquiera era forzado, al intentar devolver un saque del serbio. El caso es que, aunque lo intentó, no pudo competir como es necesario a esos niveles después de perder el tercer parcial, renqueante, y ser atendido en los vestuarios. Ante un muy buen Djokovic, fue imposible: 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1 en 3h23.
Una pena, pero le quedan tenis y muchas temporadas por delante, si nada se tuerce, para sacarse esta espina. Al público francés, ya lo tiene en el bolsillo. Algo parecido, aunque más abrupto, le sucedió a Alexander Zverev el año pasado cuando apretaba a Rafa Nadal también en las semifinales de París y se rompió el tobillo. El número tres del mundo, que volverá a ser el uno en detrimento de Alcaraz si es campeón el domingo (15:00, DMAX y Eurosport), jugará por séptima vez la final de Roland Garros (34ª en majors) contra Casper Ruud. Con 36 años, es el más mayor que la alcanza en la historia de este evento desde el estadounidense Bill Tilden, que tenía 37 cuando llegó en 1930. Tiene a su alcance ganar su tercer título sobre la tierra parisina, que sería el 23º de Grand Slam, con el que se pondría por delante de Nadal (22).
“Mala suerte para Carlos. A este nivel, la última cosa que quieres es tener estos problemas a estas alturas de un Grand Slam. Así que lo siento mucho por él y espero que se recupere pronto. Le he dicho en la red que es muy joven (20 años) y que ganará este torneo muchas veces. Es un luchador, un gran tipo, le respeto y espero que regrese rápido”, reconoció Novak, que hizo del primer set una obra de arte, táctica y tenísticamente. No dejó casi nunca que Alcaraz le pegara a gusto a la bola con la derecha, o bien buscándole el revés o con bolas altas para que no pudiera ejecutar el movimiento con comodidad. Dirigió el juego como acostumbra a hacer en las grandes ocasiones y ganó varias batallas en la red anticipándose con las dejadas, el arma que suele utilizar con frecuencia el murciano. Solo sufrió en los últimos saques por culpa del viento, aunque supo ajustar la mecánica con un vuelo menos alto en el lanzamiento de la pelota. Cosas de genio, vaya.
“No ha habido un punto de más de cinco golpes. Eso es lo que tengo que cambiar. ¿Qué voy, a ganar a Djokovic a palos?”, le decía Carlitos a su equipo. Necesitaba cambiar algo para hacer frente a semejante bestia competitiva. Entonces ganó un tanto maravilloso, con un tiro en pleno giro y a la remanguillé, que aplaudió Djokovic, al borde de la reverencia. Pero no cambió demasiado la dinámica y el partido entró en una fase de orden, de menos presión para Alcaraz. Así pudo forzar la máquina para buscar el quiebre en el momento adecuado. Lo consiguió porque, a estacazo limpio y beneficiado por el amaine del aire, sacó de la pista al balcánico. Aunque debía cerrar el parcial con su servicio y un revés paralelo impresionante de Djokovic se lo impidió. Break para el titán de Belgrado, que levantó después tres puntos de set y bramó como un león. El partido estaba en su momento más bonito, de mayor calidad y Djokovic estuvo cerca de darle un zarpazo mortal a su rival, que lo esquivó por poco. Y lo que son las cosas, de esa situación límite, a un 0-40 que esta vez sí aprovechó Charly. Partido igualado y largo.
Infortunio
Por desgracia, el esfuerzo titánico que hizo para igualar el nivel de Nole, le pasó factura. Estaba acalambrado, sobre todo en el gemelo y en el brazo derechos. Prefirió ser atendido antes del cambio de lado y, como indica el reglamento, perdió todos los puntos del siguiente juego. Es decir, quiebre para su oponente (2-1) y juego necesariamente directo del español, que entregó el parcial ante la imposibilidad de correr. “Me voy a dar una oportunidad”, le advirtió al fisio, que le masajeó brazos y piernas, antes de que debatiera el asunto, a distancia, con su entrenador. “Lo sé, Juanki, pero es muy pronto para retirarme”, le dijo a Ferrero. Algunos espectadores abandonaron incluso las gradas y era cuestión de tiempo y de acierto que Djokovic, injustamente silbado, cerrara una victoria que le enfila camino de la gloria.