El renacido Zverev se eleva para repetir penúltima ronda
El alemán de 26 años y 27º del mundo vence al argentino Etcheverry, de 23 y 49º. Se enfrentará el próximo viernes a Ruud, que vence a Rune.
Alexander Zverev ha dejado atrás en Roland Garros las dudas y el temor con el que venía jugando esta temporada. Este miércoles, el alemán de 26 años y 27º del mundo venció por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4 en 3h22 al argentino Tomás Martín Etcheverry, de 23 y 49º, y jugará por tercer curso consecutivo (sexto que lo hace desde 2010 tras Wawrinka, Nadal, Djokovic, Thiem y Murray) las semifinales de Roland Garros, sextas para él en Grand Slams. “Ha sido el año más difícil de mi vida, seguro. Amo el tenis con todo mi corazón el tenis y competir, y eso desapareció hace exactamente un año. Así es que estoy muy feliz de estar de nuevo en escena, de poder jugar y luchar por la final y el título aquí”, dijo Sascha.
En 2022, a estas alturas de la gira tenística, había demostrado un gran nivel en la campaña de tierra (finalista en Madrid y semifinalista en Montecarlo y Roma) y se metió en la penúltima ronda del major francés con un triunfo de prestigio contra Carlos Alcaraz. Después le tocó jugar contra Rafa Nadal, a la postre campeón, y le hizo partido hasta que en un lance del juego se rompió el tobillo derecho. Una lesión grave que le tuvo sin jugar el resto del año, es decir, siete meses. El regreso no fue fácil y no se entendió con su entrenador Sergi Bruguera, con el que tuvo desavenencias sobre la forma en la que debía jugar. Por eso, ambos, en buenos términos, decidieron separar sus caminos después del Mutua Madrid.
Zverev, que ha tenido trabas en los encuentros para inyectarse la insulina que necesita para controlar su diabetes, se eleva como candidato al título tras someter a Etcheverry, que antes de este año tenía un balance de 4-16, sin victorias en Slams. Finalista en Santiago y Houston, no había perdido un set en París hasta que topó con el teutón, que se enfrentará viernes a Casper Ruud, finalista en la pasada edición.El noruego superó al danés Holger Rune, muy desdibujado (6-1, 6-2, 3-6 y 6-3).