Dolor, inyecciones y lágrimas en el día a día de Paula Badosa
La española, que juega hoy ante Putintseva, está afectada emocionalmente por la lesión vertebral que sufre y por la que necesita infiltraciones.
Paula Badosa lloró el martes después de perder el primer set contra Katie Boulter en la primera ronda de Roland Garros. Y volvió a hacerlo cuando venció a la británica en el tercero, esta vez de alegría. Las lágrimas acompañan desde hace tiempo a la española, igual que el dolor y las inyecciones por la grave lesión vertebral en la espalda que sufrió en el WTA 1.000 de Roma 2023. Ahora parece haber encontrado algo de estabilidad, aunque las emociones sigue teniéndolas a flor de piel.
“Después de Roma (este año), sentí molestias otra vez. Tuve que volver a España para infiltrarme. Y eso me generó muchas dudas e incertidumbre de cómo iba a poder seguir con mi carrera dependiendo de eso, cuando el efecto de las inyecciones no siempre va a ser el mismo. Me cuesta gestionarlo, porque hay veces que me levanto con dolor y tengo que dejar de entrenar, eso sucedió hace un par de días. Luego, en algunas fases del juego, lo siento un poco más y me asusto, así que es como si estuviera luchando contra eso y contra la rival, además de conmigo misma, porque hay puntos en los que fallo. Hay tantas cosas en este momento, cuando juego, que me dificultan, que me resulta difícil controlar mis emociones”, explicó Paula, que este curso tuvo que retirarse mientras jugaba por sus problemas físicos en Hua Hin, Dubái y Stuttgart. Hoy (11:00, Eurosport), Badosa se enfrenta en segunda ronda a la kazaja Yulia Putintseva, a quien domina por 2-1 en el cara a cara.
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