El gigante Popyrin deja KO al campeón Rublev
El australiano, de 24 años, 1,96 y 46º del mundo, elimina al ruso, sexto cabeza de serie y ganador del torneo en 2023. Sinner y Tsitsipas ganan de paliza.
Andrey Rublev conserva, para su desgracia, una estadística curiosa que comparte, entre otros, con su paisano Daniil Medvedev. Ambos han ganado todos sus títulos en lugares diferentes. En el caso de Rublev, 15; en el de Medvedev, 20. Y así seguirá siendo, de momento, puesto que el vigente campeón del Rolex Montecarlo Masters falló este miércoles en la defensa de su título, al caer en su estreno en segunda ronda contra Alexey Popyrin por un doble 6-4 en 1h40.
El desgarbado australiano de 24 años y 46º, demostró una vez más que los jugadores altos (mide 1,96) se desenvuelven cada vez mejor en tierra batida, como pudo comprobarse el pasado domingo con los trofeos conquistados por Hubert Hurkacz en Estoril y Matteo Berrettini en Marrakech, dos tenistas de la misma estatura que Popyrin. Rublev, sexto cabeza de serie, pierde 955 puntos por esta derrota, que quizá no le supongan una caída en el ranking, porque iba sobrado, pero se lleva una decepción mayúscula. La última vez que había jugado sobre arcilla, también salió perdedor, en la segunda ronda de Hamburgo el pasado mes de julio, contra el alemán Daniel Altmaier.
Sin hacer nada del otro mundo en cuanto a números, Popyrin encontró la manera de romperle tres veces el servicio a un buen sacador como Rublev y triunfó con un puntito más de agresividad que su rival. Curiosamente, su anterior victoria ante un top-10, el número 10 Felix Auger Aliassime (eliminado este miércoles por el repescado italiano Lorenzo Sonego, que se verá en octavos con el francés Ugo Humbert) la consiguió el año pasado en Roma, también en polvo de ladrillo. Ahora alcanza por primera vez los octavos de final del torneo monegasco y se enfrentará el jueves a su compatriota Alex de Miñaur (a las 11:00). El número 11 del mundo sudó para superar al neerlandés Tallon Griekspoor (2-6, 6-2 y 6-3 en 2h03). Ambos son los primeros australianos que llegan tan lejos en este Masters 1.000 desde 2004.
Sinner y Tsitsipas arrasan
Al contrario que su paisano Rublev, Karen Khachanov se agarró a la pista para continuar vivo en Montecarlo y remontó para vencer por 4-6, 6-4 y 6-3 en 2h16 al argentino Francisco Cerúndolo. El moscovita impuso su cara a cara favorable (4-0 ahora) en el primer enfrentamiento entre ambos sobre tierra batida (los otros tres fueron en pista dura). El número 15 del mundo se enfrentará en octavos a otro ruso, Daniil Medvedev (a las 11:00).
Poco después, Jannik Sinner, segundo favorito, y Stefanos Tsitsipas, campeón en 2021 y 2022, solventaron sus partidos de segunda ronda con sendas palizas. El italiano ganó por 6-1 y 6-2 en 1h15 al estadounidense Sebastian Korda, que había ganado el martes a Alejandro Davidovich. El griego superó al argentino Tomás Martín Etcheverry por 6-1 y 6-0 en 63 minutos. Sinner, líder del año en victorias (23) y títulos (3) se enfrentará el jueves en octavos al alemán Jan-Lennard Struff (sobre las 17:00), mientras que Tsitsipas, que no ha perdido nunca en Montecarlo con un rival de fuera del Top-20 (13-0), tendrá un duro oponente en otro teutón, Alexander Zverev (sobre las 15:00). Ha alcanzado la cuarta ronda en cada Masters 1.000 sobre arcilla desde 2021 (10).
Medvedev la lía y gana
Daniil Medvedev (4º) se deshizo del veterano Gael Monfils (37 años), a quien batió por 6-2 y 6-4 en 1h28. El ruso había perdido en sus dos últimos enfrentamientos con el francés (Róterdam 2019 e Indian Wells 2022) y se tomó la revancha en una superficie con la que se reconcilió el año pasado al llevarse el trofeo en Roma. En el segundo set, se enfadó mucho cuando el juez de silla dio como válida una bola de Monfils que se había ido fuera por poco.
La tomó primero con un línea al que llamó “gilipollas” y le exigió que se despertara, y luego con el sueco Mohamed Lahyani. Perdió ese juego y soltó toda la rabia en el descanso posterior. En ese momento perdía por 4-1. “Me importa una mierda. Era un maldito juego. Es ridículo que estéis ahí habiendo Ojo de Halcón. No veis nada, deberíais hacerlo mejor. Estáis ciegos. Es una broma. Cómo puedo perder un juego por esa bola. ¡Es fuera, es fuera!”, gritó mientras golpeaba el toldo del banquillo. Al final del encuentro, tras remontar enrabietado con un parcial de 5-0, con la sorna que le caracteriza, escribió en una de las cámaras de la realización televisiva, “¿Dentro o fuera?”.
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