Nadal salva su plan para llegar a la segunda ronda de Roma

Rafa Nadal tenía un plan cuando volvió a competir en Barcelona, después de más de dos meses de inactividad. Quería ir a más, gradualmente, a partir del Godó, para echar toda la carne en el asador y arriesgar en Roland Garros, aunque quizá lo haga antes. En Madrid logró jugar cuatro partidos a buen nivel y este jueves volvía a actuar en Roma, donde fue diez veces campeón. Tuvo un estreno complicado, pese a la categoría del rival, Zizou (por Zidane) Bergs, belga de 24 años y 108º del mundo con un bagaje más bien escaso en la ATP (9-24 ahora), pero que llegaba con ritmo, después de ser finalista en el Challenger de Sarasota y campeón en el de Tallahassee, ambos sobre tierra batida. Nadal empezó bien, continuó peor y recuperó el rumbo para remontar y salvar su hoja de ruta: 4-6, 6-3 y 6-4 en 2h53.

Con nervios en el primer set y una mezcla de rabia y alivio después, cuando vio que conseguía dirigir el encuentro con su drive y alargando más el revés, Nadal logró su victoria 70 en su 19º participación en el Internazionali d’Italia, cifras récord como la 410 de triunfos en Masters 1.000. El manacorí no ha perdido nunca dos partidos seguidos sobre arcilla y así continuará esa tremenda estadística, al menos de momento. El sábado se enfrentará en segunda ronda y por primera vez al gigante polaco (1,96) Hubert Hurkacz.

Rafa tiene una relación especial con la Ciudad Eterna y, especialmente, con el Campo Centrale. Allí se siente casi invencible. “Siempre es emotivo jugar aquí, uno de los torneos más especiales de mi carrera. La afición ha sido increíble conmigo, siempre me han animado desde que empezó mi carrera. Muy emocionado por poder jugar una vez más aquí”, expresó. Su marca en estrenos del torneo transalpino es 18-1, con una única derrota en 2008, contra Juan Carlos Ferrero.

Quizá por eso es capaz de sobreponerse a un desempeño no del todo brillante, con altibajos y momentos realmente malos, y prevalecer igualmente y con un feeling no sensacional, pero sí bueno en este momento y probablemente crepuscular de su carrera. “No ha sido mi mejor partido, estaba entrenándome mejor de lo que he jugado, sin duda. Pero he encontrado un modo en el que ganar, es muy importante. Al principio del torneo ya dije que mi juego es más impredecible que antes, no he jugado mucho tenis en los últimos dos años. Altos y bajos, pero creo que puedo hacerlo mucho mejor de lo que he hecho hoy, y espero hacerlo en la próxima ronda”, explicó tras capear el temporal (llegó justo después literalmente en forma de fuerte lluvia) en las dos últimas mangas que supo resolver caminando en el alambre, aunque siempre con ventaja de un break en el marcador.

Principio y final

Lo mejor, lo mostró en el inicio del encuentro y en la forma en la que lo cerró ante un oponente con buen saque y derecha, aficionado a la meditación y a la lectura de notas durante los partidos, pero sin la consistencia ni la mentalidad suficientes para saber aprovechar el día más bien flojo de una leyenda.

“Un partido difícil, había empezado bien para mí, con más o menos comodidad y jugando bien. Y ahí he jugado un juego muy malo; a partir de ahí ha habido 20 minutos de muchas dudas, no he conseguido jugar con tranquilidad. Ganar es muy importante a día de hoy por la confianza, porque he jugado casi tres horas y me encuentro bien”, apuntó el balear. Un dato relevante, porque si el cuerpo no le falla…

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