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TENIS | MONTECARLO

Montecarlo destierra a Djokovic

El serbio cae ante el italiano Musetti tras perder ocho veces su saque. No pasa de cuartos en el torneo desde que fue campeón en 2015.

Actualizado a
Montecarlo destierra a Djokovic

Si la primera victoria de Novak Djokovic en el Masters 1.000 de Montecarlo fue “fea” para el propio serbio, la derrota este jueves en octavos contra Lorenzo Musetti la consideró “terrible”. Porque el número uno del mundo jugó muy mal y cayó por 4-6, 7-5 y 6-4 en 2h54 ante un rival que le dio facilidades. Para empezar, le falló una de sus principales armas: el servicio. Perdió ocho veces su saque, segunda cifra más alta de breaks en contra de toda su carrera, solo superada por los nueve que le hizo Alejandro Davidovich el año pasado en la misma pista, cuando le eliminó contra todo pronóstico en primera ronda.

En el Principado de Mónaco, su residencia oficial, Djokovic no da con la tecla para brillar. No pasa de cuartos de final desde que fue campeón por segunda vez en 2015. “No creo que esto sea catastrófico, pero mi sensación es mala en este momento porque perdí”. Es justo señalar que contra Musetti jugó con una codera en el brazo derecho y terminó con tapes en el muslo izquierdo, el mismo en el que sufrió un desgarro de tres centímetros en el pasado Open de Australia. “No puedo decir nada. Estoy bien, estoy bien. Felicidades a él. Seguimos adelante”, dijo de manera escueta cuando le preguntaron por sus molestias.

El italiano supo controlar los nervios, olvidar el cara a cara negativo (1-3 ahora) y zafarse de los fantasmas de la remontada que sufrió hace dos años en Roland Garros, cuando ganaba al balcánico por dos sets. Con dos aces y gracias a otros tantos errores no forzados de Nole (acumuló 46), aprovechó el cuarto punto de partido para cerrar la victoria más importante de su carrera, ante el número uno del mundo. Por eso se enfrentará este viernes (sobre las 17:00, Movistar+) en cuartos a su compatriota y coetáneo (ambos tienen 21 años) Jannik Sinner. Lorenzo contuvo a duras penas las lágrimas. “Me ha costado no llorar, porque aún creo que es un sueño”, reconoció.

La clave del éxito estuvo en la resiliencia que demostró ante un monstruo del tenis en un segundo set que tuvo nueve quiebres y en el que le costó un mundo consolidar sus roturas. Lo hizo justo para ganarlo. En el tercero, más ordenado aunque con una interrupción de casi una hora por la lluvia, también tiró de carácter para mantener la ventaja adquirida, si bien es cierto que le ayudó Djokovic con su mezcla de destellos de calidad y fallos de bulto. Delante de su hijo, Stefan, que no paró de animarle, golpeó la bola con bastante de manera extraña por posición y gesto, jugó mucho por el centro y cuando quiso buscar ángulos se encontró con buenas respuestas de un Musetti muy estético, entre otras cosas, por su revés a una mano.

Consecuencias

Esta es la segunda derrota de Djokovic en este curso, después de que la que encajó contra Daniil Medvedev en Dubái y con ella se corta una racha de 32 triunfos seguidos ante rivales de fuera del Top-20 y de nueve contra italianos. Su balance es 16-2 con dos títulos (Adelaida 1 y Open de Australia) y tiene en la mano llegar como líder del ranking a Roland Garros, pero su tenis en tierra batida ha dejado mucho que desear. Sobre todo, físicamente, debido en parte a la inactividad autoimpuesta por su negativa a vacunarse, que le impidió cumplir con la normativa para entrar en Estados Unidos y poder jugar los últimos torneos sobre pista dura en Indian Wells y Miami. Se queda sin poder extender su récord de títulos de Masters 1.000 a 39, aunque tendrá, si duda, más oportunidades de mejorarlo. La semana que viene competirá en el ATP 250 de Banja Luka (Bosnia), que sustituye al de Belgrado, donde fue finalista el año pasado. Lo confirmó antes de reconocer que no estaba “de humor para hablar”. Y luego se le espera en Madrid y Roma antes de París.