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TENIS | MONTECARLO

“Feo” regreso de Djokovic en Montecarlo

El serbio gana sin brillo al desconocido ruso Ivan Gakhov (198º) y se enfrentará el jueves en octavos a un italiano: Musetti o Nardi.

“Feo” regreso de Djokovic en Montecarlo
VALERY HACHEAFP

Después de cederle el paso a su rival, el inopinado Ivan Gakhov, Novak Djokovic entró sonriente este martes en la coqueta pista Rainiero III del Masters 1.000 de Montecarlo, siempre agradable de ver con el mar Mediterráneo de fondo. El serbio colocó sus pertenencias en el banquillo, como ha hecho más de mil veces en tantos y tantos torneos. Una rutina que, como las demás, seguro que adora y que no ejecutaba desde el pasado 3 de marzo, cuando perdió en las semifinales de Dubái, contra otro ruso, Daniil Medvedev. El número uno del mundo no pudo jugar ni en Indian Wells ni en Miami, por su pertinaz negativa a vacunarse contra la COVID, condición aún indispensable para entrar en Estados Unidos. Y tenía ganas de volver. Pero lo hizo con una contradictoria sensación de apatía, con problemas para golpear en posiciones bien coordinadas y, seguramente, con más dificultades de las que esperaba para vencer por 7-6 (5) y 6-2 1h47 al 198º del mundo, que no había ganado un partido ATP hasta esta misma semana (al estadounidense Mackenzie McDonald) después de superar la previa en el Principado de Mónaco. Se enfrentaba, sin nada que perder, a un oponente acumula 1.047 victorias.

Djokovic prevaleció y se medirá el jueves en octavos con un italiano: Lorenzo Musetti o Luca Nardi, que juegan el miércoles. El balcánico acusó la inactividad en una superficie que no es su preferida y en la que Nadal no le ha dejado brillar como hubiera podido de no existir el español. Dos títulos en Montecarlo contra 11 de Rafa, dos en Roland Garros frente a los 14 del rey de la tierra batida. Se encontró con un desconocido (“No le había visto hasta hoy, solo el día anterior en un vídeo”, reconoció), Gakhov, zurdo de 26 años, que sorprendió por la variedad de su juego, su buen saque y su derecha nadaliana, con mucho efecto. Leyendo su biografía, se entiende. Cita la arcilla y Montecarlo como terreno y torneo favoritos. Le entrena un español, Miguel Martínez, y habla castellano porque ha vivido desde los 14 en Gandía y Barcelona.

El bueno de Ivan, que lleva tatuada en el cuello la molécula de la serotonina, el neurotransmisor que regula, entre otras cosas, el humor y, por ende, la felicidad, la mantuvo hasta el 2-1 del segundo set. Luego le cayó un parcial de 5-0 de un Djokovic ya implacable, que tiene un balance de 16-1 este año y ha jugado con este, cuatro torneos. Así que, lógicamente, está fresco. La diferencia entre ellos era abismal. Solo tenían en común las zapatillas, las Asics Court FF 3 Novak Clay que también usó el moscovita. Y el físico decidió en un día de tenis más bien mediocre por parte del líder del ranking, como reconoció él mismo. “Ha sido una victoria fea. No he jugado a mi mejor nivel, particularmente en el primer set. Aunque lo podía esperar de algún modo por las condiciones, con mucho viento que cambiaba la dirección de la bola. Y es diferente practicar que jugar un partido oficial en tierra, donde no hay dos botes iguales y las cosas son impredecibles. Yo necesito más tiempo para adaptarme y espero jugar varios partidos esta semana aquí”, dijo Nole, que celebró el hecho de “contener los nervios en los momentos importantes y obtener un triunfo en dos sets”.

Ocasión de oro

A pesar de su comienzo al ralentí, diez meses después de su último partido en polvo de arcilla, Djokovic (35 años) tiene una gran oportunidad de aumentar su récord de 38 títulos de Masters 1.000 y también la distancia que le separa de Carlos Alcaraz en la lucha por el uno. El año pasado cayó en la segunda ronda ante Alejandro Davidovich y puede sumar hasta 990 puntos. Sobre todo en ausencia del murciano y de Nadal. Aunque por su lado del cuadro tiene potenciales rivales duros, como Jannik Sinner y su último verdugo, Daniil Medvedev, antes de una hipotética final contra Stefanos Tsitsipas, que pasó a octavos sin sudar, en solo 22 minutos, por retirada del francés Benjamin Bonzi cuando le ganaba por 3-0.