Alcaraz resbala en Toronto ante un gran Paul

Tanto fue el cántaro a la fuente, que al final se rompió. Valga este refrán para explicar lo que le ocurrió este viernes a Carlos Alcaraz en el Masters 1.000 de Canadá. Sin buenas sensaciones desde el inicio de su participación en el torneo, el español resbaló en Toronto, en ocasiones literalmente, ante el mismo rival que lo eliminó el curso pasado en Montreal tras salvar un match ball: Tommy Paul, la bestia negra de los españoles, con una marca de 18-7 contra tenistas de la Armada. El gélido estadounidense de 26 años y 14º del mundo, jugueteando siempre con su raqueta, se impuso por 6-3, 4-6 y 6-3 en 2h20. Este sábado (no antes de las 01:30, Movistar+) se enfrentará en semifinales al italiano Jannik Sinner, que apeó al francés Gael Monfils (6-4, 4-6 y 6-3). Es el séptimo tenista que vence más de una vez (2-1) al actual número uno del mundo, que no ata su posición de privilegio de cara al US Open. Se la podría quitar Novak Djokovic la semana que viene en Cincinnati, porque allí no defiende nada, mientras que Carlitos ganó 180 puntos en 2022.

El primer set de Alcaraz fue, sin duda, el más desastroso de su trayectoria reciente, por debajo incluso del 6-1 que le endosó de inicio Djokovic en la final de Wimbledon hace unas semanas: 16 puntos perdidos con sus saques, 13 errores no forzados, la mayoría (7) de drive, y tres breaks encajados. Tan contrariado estaba el murciano, que cuando terminó el parcial tiró la raqueta contra su banquillo. Enfrente, Paul estuvo rápido, le quitó tiempo a Charly con sus restos (adelantados y agresivos contra segundos servicios), y con un golpeo limpio y bien dirigido le movió mucho, a su antojo. Sus dos anteriores partidos en el torneo también los empezó teniendo que afrontar puntos de quiebre, señal de que aún no ha logrado sentirse realmente cómodo en la Central del Sobeys Stadium.

“No puedo jugar así. No puedo, no puedo, no puedo, Toni, no puedo, no puedo… “, gritó machaconamente Alcaraz a Cascales, al frente del equipo en ausencia de Juan Carlos Ferrero, que se incorporará en Cincinnati. “No puedo pegarle a la pelota, macho. Es increíble. Qué bárbaro, tío. ¿Cómo se puede tener tan poco feeling y jugar tan mal al tenis?”, se dijo a sí mismo a modo de catarsis. Su rival, en absoluto temeroso y poco emocional, no se descentraba de ninguna manera.

De hecho, volvió a encontrar una opción de rotura tras otro fallo con una derecha, no obstante, en progresión ascendente de Carlitos, que salvó los muebles a zurriagazos, recurso de emergencia ante la falta de finura. Después le entró un golpe de espaldas y por debajo de las piernas, un willy, que le hizo disfrutar, por fin, y fue un puntazo de inflexión. A Paul, por lo general imperturbable, le hizo daño y, acto seguido, perdió su saque. El efecto Alcaraz. Aunque plantó cara y a punto estuvo de recuperar el sitio. No lo consiguió y el esfuerzo le pasó factura, porque casi cedió su siguiente turno, y con él, un segundo set que se apuntó inmediatamente después el de El Palmar con un juego en blanco.

Presión y pinchazo

Charly amenazó de inicio en la tercera manga y Tommy recondujo la situación trazando ángulos dificilísimos de devolver y con valentía en la red, jugando muy adelantado en la pista. Esa presión le creó dudas al español y una doble falta casi le cuesta encajar otra rotura. Había entrado en ritmo, apoyado en buenas combinaciones de golpes, en un duelo muy abierto. Sin embargo, Paul demostró buenas condiciones atléticas para la defensa y llegó a un par de dejadas para tomar una ventaja ya insalvable (5-2) para Alcaraz, que ve cómo termina una racha de 14 victorias. Es la segunda vez esta temporada que no alcanza, como mínimo, las semifinales en un torneo (la otra fue en Roma, donde cayó en tercera ronda). No siempre se puede ganar con poco, como hizo ante Shelton y Hurkacz. También les pasa a los más grandes.