Alcaraz remonta y acaricia los cruces de las ATP Finals

Carlos Alcaraz no había llegado nunca al final de una temporada con una disposición tan buena ni un hambre tan insaciable como las que está exhibiendo estos días en las ATP Finals. En su doble pugna por ganar el torneo por primera vez y acabar el año en lo más alto del ranking, el español dobla también sus esfuerzos. Es lo que hizo para remontar de manera magistral, adjetivo que viene muy al caso en este torneo, un partido muy entretenido que se le había puesto cuesta arriba contra Taylor Fritz. El estadounidense, que le había ganado bajo techo en la pasada Laver Cup, se adelantó en el primer set, pero Alcaraz, de menos a mucho más, le doblegó para imponerse por 6-7 (2), 7-5 y 6-3 en 2h47.

Al vencer en tres mangas, su clasificación matemática para las semifinales dependía de una victoria de Alex de Miñaur ante Lorenzo Musetti en la sesión nocturna del Inalpi Arena de Turín. Pero el australiano, que dominaba por 5-3 en la tercera manga, perdió por 5-7, 6-3 y 7-5 contra el italiano, que mantiene opciones. Así que el partido del jueves (no antes de las 20:30, Movistar+) tendrá una doble motivación para Carlos: seguir en el torneo y acabar 2025 como número uno del mundo, recibiendo en la pista el trofeo que lo acredita como tal. Si gana a Musetti, pasará a los cruces y dará igual lo que haga Jannik Sinner, actual líder del ranking, en el resto del torneo, porque ya no podrá mantener el puesto. Si pierde, preferiblemente en tres parciales, aún tendrá una bala en la recámara siempre que el resultado del Fritz-De Miñaur le favorezca y avance, porque alcanzar la final también le vale.

“Estoy muy feliz, he sabido volver y encontrar mi buen tenis. Ha habido un momento en el que estaba muy cansado y no sabía qué tenía que hacer. Taylor estaba sacando muy bien, jugando muy bien. Solo podía aprovechar las oportunidades que me daban. Ha sido un nivel alto, físicamente; y creo que la gente se ha divertido”, resumió Carlos sobre un choque en el que a Fritz le falto colmillo para aprovechar una buena ocasión.

El primer set tuvo un inicio largo: 19 minutos los dos primeros juegos, con opciones de break para ambos. Por esos derroteros, de dominio de los restos, continuó la contienda y así llegaron los quiebres. Primero lo consiguió Alcaraz, después Fritz, quien más tarde se acercó de nuevo a la rotura con una devolución fantástica de revés. A partir de ahí, el juego se ordenó hasta un desempate en el que el californiano fue mejor y al de El Palmar le falló el saque. “Vete a la mierda”, dijo después de fallar un primero.

Orden y concierto

La ortodoxia se mantuvo en los albores de la segunda manga porque a los dos les funcionaba el servicio. Al menos hasta el tercer turno de saque de Alcaraz, que duró 12 minutos y en el que salvó dos puntos de quiebre. Al ganarlo, la celebración, con los brazos en alto, fue casi como la de un final de partido. Un par de aces le sacaron del apuro y le dieron alas, porque poco después estuvo cerca de tomar distancia, con un restazo contra uno de los servicios abiertos que le estaban haciendo daño, y más tarde aprovechó una de las tres bolas de set que supo proporcionarse para igualar el encuentro. Fritz, un junco por lo bien que se agacha, controlando el golpeo, pese a medir 1,96, evidenció problemas en las subidas a la red; una de ellas, mal pensada, le hizo perder el parcial. También seleccionó mal la dirección de algunos golpes clave.

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Reforzado, sobre todo moralmente, Alcaraz tiró de variedad para intentar doblegar a Fritz, aunque el americano, muy peleón, no dio su brazo a torcer. Al menos, no fácilmente. Hasta que se lo dobló Carlos con un revés cruzado para ponerse con 4-2 y saque. Crecido, el ganador de seis Grand Slams no miró atrás hasta cerrar un triunfo muy importante, que podría ser decisivo para el futuro del torneo y, también, en su disputa por el número uno con Sinner. Ahora, está a un solo triunfo de recuperarlo, aunque, aparentemente, no le obsesiona: “Voy a intentar no pensar en eso (en el número uno). Va a ser un partido muy importante para mí. Trataré de no dejar que los nervios me jueguen una mala pasada, controlando las emociones y a mí mismo. Pensaré en mis objetivos en el partido, en sentirme mejor que hoy con los golpes, el saque y todo; pero, obviamente, será un gran día. Ahora voy a disfrutar de esta victoria y tratar de descansar lo más posible para estar preparado para el siguiente partido”. Amén.

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