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Susurros del campo
Rocío de Andrés

Blog del Diario AS sobre el negocio que hay detrás del gran espectáculo de masas en el que se ha convertido el deporte.

Rocío de Andrés

Las Ratas

“El Nini no experimentaba por el Furtivo la menor simpatía. El niño aborrecía la muerte, en particular la muerte airada y alevosa, y el Furtivo se jactaba de ser un campeón en este aspecto”. Las ratas (Miguel Delibes).

Las Ratas

El maestro Don Miguel Delibes, describía perfectamente en su novela “Las Ratas” al personaje del Furtivo, el cual se me vino a la cabeza uno de estos días, al ver una publicación viral en redes sociales, con un fulano al que le pillan con las manos en la masa. Me refiero al sujeto como “fulano” ya que ni es señor y, ni mucho menos cazador. Es un delincuente que se salta toda ética y moral por cuatro perras sin pensar en el daño que puede llegar a hacer a nuestra fauna y a nuestros montes.

Como en todos los sectores, el de la caza también tiene sus sombras. No es un mundo de color de rosa, aunque muchas veces nuestra pasión nos hace transmitir esa sensación con nuestras palabras. Por supuesto que no es así.

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Sin duda alguna, la sombra más grande y que tanto daño nos hace a todo el colectivo, es el mal llamado “cazador furtivo”, y digo mal llamado porque ser furtivo no es ser cazador, pero ¡cuánto nos compromete a todos los cazadores! Un mal, que sí tiene solución. A día de hoy, por fortuna, tiene multas administrativas y penales.

Tal vez, sea una cultura mal transmitida en décadas pasadas que, para muchos, puede que no esté mal visto; incluso puede ser romántica la figura de ese cazador “por necesidad “que se echaba al monte para poder conseguir alimento y pieles para los suyos robando las piezas a grandes terratenientes. Eso era “el hambre”, algo a que actualmente queda muy lejos de la realidad.

En la actualidad, esa figura romántica ya no existe. El furtivismo va ligado generalmente a la codicia de un trofeo y siempre a un negocio económico ilegal. Esto es la lacra que tenemos en el mundo de la caza, en el que todo nuestro trabajo y toda nuestra pasión son destruidos cada vez que una noticia salta a los medios de comunicación y redes sociales que se ha detenido a un cazador furtivo. No, un furtivo no es un cazador.

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Como he comentado anteriormente, es un mal que tiene solución y en nuestras manos está, siendo los cazadores los que denunciemos estos delitos. No podemos callar o mirar hacia otro lado cada vez que alguien presume de haber abatido una pieza ilícita o fuera de temporada en cualquier finca española, sea de quien sea su propiedad.

Tenemos el deber y la obligación como cazadores ir de la mano junto al Seprona o Agentes Forestales para denunciar estos delitos y prevenirlos.

A los que llegados a este punto están pensando que he perdido la cabeza, les repito que no podemos decir que cuidamos y conservamos la naturaleza cuando somos cómplices en silencio de criminales que destruyen nuestra fauna. El patrimonio natural nos corresponde a todos y no podemos consentir que los desalmados que ofrecen abatir piezas sin permisos tanto como los que pagan por ello, salgan impunes.

Durante toda la vida me han enseñado a tener respeto a un animal, no a un trofeo. Me han inculcado que la caza es esfuerzo, no tirar a un animal desde un coche fareando; a que unas veces se gana y otras se pierde: no siempre el lance es una victoria. Me educaron para no dejar huella de cada paso que daba en el campo. Me enseñaron a respetar las vedas, a cazar sin arma, solo con unos prismáticos, sin necesidad de tener trofeos colgados en una pared ni medallas de bronce, plata... Ser una parte más de la naturaleza y, como a mí, a la mayoría de los cazadores de este país.

Por ende, desde aquí, quiero animar a todos los cazadores a terminar con el furtivismo. No permitamos que sea parte del mundo de la caza o lo relacionen con ella. Y, aunque pensemos que cada uno de nosotros solo somos un granito de arena, juntos sumamos más hectáreas que monte tiene nuestro país. Que bastante trabas nos ponen ya los que nos gobiernan… No se lo pongamos más fácil, por favor.

“El niño aborrecía la muerte, en particular la muerte airada y alevosa, y el Furtivo se jactaba de ser un campeón en este aspecto”. Las ratas (Miguel Delibes).

No, un furtivo no es un cazador.

Feliz fin de semana