La caza de patos
La cacería de esta ave acuática es una de las más bellas y singulares en lo que a caza menor se refiere.
Uno de los días de caza en los que he tenido la fortuna de disfrutar más ha sido en una tirada de patos salvajes.
La cacería de esta ave acuática es una de las más bellas y singulares en lo que a caza menor se refiere. En la actualidad, a pesar de la degeneración del medio y las constantes amenazas a nuestras aguas naturales, prohibiciones de la Administración, etc., existen aún parajes en nuestro país que hacen de esta modalidad uno de los momentos de mayor satisfacción para los verdaderos cazadores.
Aquel día, el cual recuerdo como si fuera anteayer, la tirada de patos a la que asistí la organizaba un grupo de amigos de Badajoz. Pese a las altas temperaturas propias del verano, el resultado fue todo un éxito. Quizá el lugar escogido o el mimo con el que durante meses se preparó, o por los grandes amigos que aquella tarde nos juntamos, dieran como resultado el rotundo éxito de la jornada cinegética.
Es mi deber y obligación afirmar que la caza de patos es, sin lugar a dudas, una de las actividades más fascinantes que un cazador puede llevar a cabo.
Grandes literatos lo han dejado patente en indispensables obras de la literatura como, entre otros, los capítulos de La España inexplorada de Abel Chapman y Walter J. Buck, de 1892, ‘Las marismas del Guadalquivir’, ‘Caza de acuáticas en la marisma’ y ‘Ánsares en las dunas’; los capítulos de Caza Menor. Anécdotas y recuerdos de Julián Settier, de 1947, ‘Las lagunas de Daimiel’, ‘Apuntes sobre la caza acuática en España’ y ‘Cacería acuática en La Mancha’, o el ‘Prólogo a un libro sobre la caza de patos que llegó a escribirse’ del gran Miguel Delibes aparecido en S.O.S. en 1976.
No son muchos los cazadores que tienen el privilegio de experimentar en primera persona una tirada de patos salvajes, pero quien lo prueba por primera vez queda eclipsado con esta modalidad el resto de su vida. Esta humilde servidora da fe de ello.
Es muy difícil explicar el motivo, pero es una caza que enamora a primera vista: el marco incomparable donde suelen darse las tiradas, los lances increíbles que se producen…
Los patos son auténticos superhéroes. Me rio yo de Batman. Recorren miles de kilómetros en pleno invierno, buscando temperaturas más cálidas y huyendo de los gélidos climas de centro Europa. La composición de su plumaje actúa como chaleco antibalas y es difícil hacer bajar a estos colosos del viento.
Es un animal bello, de colores geométricamente perfectos. Observarlos durante semanas, cuando se prepara todo para no dejar nada al azar, desde luego, es la parte que más me apasiona. Horas y horas de campo, contando, apuntando, mirando al cielo para intentar predecir posibles cambios de tiempo. En definitiva, disfrutar de los susurros del campo.
¡Feliz fin de semana!