El estreno de la nueva temporada de caza

Llegó octubre, mes donde en casi todos los puntos de nuestra geografía ya se escucha el sonido de las caracolas, dando el pistoletazo de salida de monterías y ganchos. Las ladras de “los valientes” laten nuestros montes mientras el otoño va decorando el más bonito escenario de todas las estaciones.

Ha dado comienzo una nueva temporada de caza cargada de pasión e ilusión, aunque intentan empañarla con populismo e ignorancia que algunos desalmados, nos están imponiendo con malas intenciones. Se trata de la ley de bienestar animal que nos intentar meter con calzador y una reforma del Código Penal, hecha a imagen y semejanza de los “perrigatis”.

Numerosos expertos y afectados, han mostrado su desacuerdo señalando que no es realista ni legalmente aplicable, al estar formulada sin consenso y sin medir las consecuencias reales, solo para contentar a una minoría que quiere imponer su ideología radical a cazadores y ganaderos, incluyendo en la ley a perros de caza, ganaderos, de trabajo, auxiliares y a los empleados en actividades deportivas.

Por otro lado, otro problema con el que comenzamos esta nueva temporada de caza, es el que venimos sufriendo todos, el aumento de los precios por la tan temida inflación. Los costes se han incrementado en todos los sectores de nuestro día a día, y la caza, no está exenta. Los rehaleros y organizadores y fincas este año están haciendo un gran esfuerzo al haberse incrementado sus presupuestos en combustible, piensos para los animales, salarios para colaboradores, los tacos para los cazadores… Sin duda, es una inversión en algo intangible, como es la ilusión y la pasión por el campo y su conservación.

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La rehala tiene un papel fundamental y protagonista en la montería, regalándonos momentos, agarres e imágenes, que, sin duda, forman parte de los momentos más especiales vividos por todo cazador. Sin rehala, no hay montería.

Los canes derrochan todo su instinto y pasión. Solo hay que ver “la suelta”, para comprender que esos perros disfrutan y hacen lo que más les gusta y por lo que su instinto les convierte en guerreros. Llevan la caza en su sangre. Pero esto los “perrigatis”, no lo ven.

Y es que “no hay mayor ciego que el que no quiere ver”, y el incremento de las poblaciones de animales silvestres es una realidad, se pasean por las calles de los pueblos, carreteras, parques y playas, lo que supones un gran problema.

La nueva ley animalista pasa por alto la problemática de perros robados, una de las principales causas de maltrato y abandono en nuestro país. ¿Por qué desde el 2019 el SEPRONA dejó de facilitar los datos de perros robados y por qué el proyecto de ley lo ha obviado? ¿Casualidad?

Otro punto que contempla la ley animalista es el fomento de colonias felinas, lo que supone un serio riesgo para la biodiversidad. Científicos, expertos y entidades ecologistas llevamos mucho tiempo alertando las nefastas consecuencias, como la muerte de miles de aves y reptiles o la trasmisión de enfermedades que afectan al lince ibérico.

Una ley ideológica y sin fundamento técnico, promovida por los distintos partidos, incluido uno de sus promotores, que ya cuenta con el rechazo de más de 800 científicos y de gran parte de la sociedad, que pondrá en peligro la conservación de la biodiversidad e incluso el bienestar animal. Es justo y necesario la retirada de la dicha ley e iniciar un procedimiento contando con todos los sectores. La ley del sinsentido, tramitada sin consenso social, contraria a la ciencia y que nos afecta a todos.

Y luego… ¡nos echaremos las manos a la cabeza! Ya pedirán, que nosotros tenemos la respuesta.

¡Salud y buena caza!