El efecto mariposa en el deporte: cuando una pequeña acción puede cambiarlo todo

«El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo» es un proverbio chino que, tras las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz, derivó en una de las teorías físicas más inquietantes y, dicho sea de paso, cinematografiadas.

La premisa es la siguiente: ¿es posible que, por poner un ejemplo, el aleteo de una mariposa en Hong Kong pueda provocar un huracán a miles de kilómetros? O, lo que es lo mismo, ¿puede un pequeño acontecimiento tener su eco, corregido y multiplicado, en un tiempo o escenario diferente?

Esto es lo que conocemos hoy como ‘efecto mariposa’ y que se enmarca dentro de la llamada ‘teoría del caos’, muy relacionada, aunque con matices, con algo que Newton ya ilustró de alguna manera cuando dijo que toda acción tiene su reacción. En el caso del efecto mariposa, lo que tenemos no es solo una reacción: sino una concatenación que da lugar a un acontecimiento diferente o, como en el caso de la mariposa y el huracán, superlativo.

El efecto mariposa es un concepto que está muy presente en el deporte. Nada realmente está sujeto al azar: sino que es producto de diferentes hechos que se desencadenan entre sí y que, sin estar programados, están totalmente conectados. National Geographic lo define así: “la secuencia interminable de hechos, aparentemente desencadenados entre sí, acaba por tener consecuencias completamente impredecibles”.

Uno de los defensores del poder del efecto mariposa en el deporte es el entrenador Jürgen Klopp, un ‘tipo normal’ como él mismo se definió en contraposición a José Mourinho, que se autodenominó especial. Más allá de esta anécdota, te cuento que hay un libro titulado precisamente (Un tipo normal) en el podemos descubrir toda la filosofía que hay detrás de los entrenamientos del nombrado mejor técnico del mundo en 2019 y 2020 por la FIFA.

Parece que, el alemán siempre insiste a sus jugadores en la importancia de producir acciones constantemente. Es decir, les insta a que estén activos, a que lleven la iniciativa. Kloop es muy consciente de que cualquier acción, por muy irrelevante que pueda parecer en un momento dado, puede desencadenar en algo inesperado y que cambie por completo el destino de ese partido.

Se me ocurre un posible efecto mariposa en algo tan inofensivo como asegurarse de haberse atado bien los cordones antes de entrar al campo de juego. ¿Cómo puede eso cambiar el rumbo del partido? Piénsalo: pongamos que un jugador lleva las botas mal atadas y en el inicio de una jugada pierde algunos segundos. Son segundos, pero pueden ser claves para perder de vista al jugador que estaba marcando. Este a su vez, libre de su sombra durante dos segundos, puede completar un pase o un desmarque que termine en gol.

El efecto mariposa se despliega en todo su esplendor en competiciones o partidos que se juegan por equipos. Solo en el fútbol, hay 22 jugadores (sin contar técnicos ni público). Es decir, 22 elementos individuales con capacidad para interaccionar entre sí de múltiples maneras, generando múltiples acontecimientos que a su vez crean otros y otros. En definitiva, cada jugador es un agente potencial de cambio en su equipo y en el contrario.

El efecto mariposa nos sirve para recordar que cualquier iniciativa puede suponer un cambio de rumbo. Introducir elementos diferentes o tomar decisiones diferentes es imprescindible si lo que buscamos, como dijo Einstein, es un resultado diferente. Es algo que también aborda la película Moneyball y que sí no has visto te recomiendo.

Habla de cómo un equipo de béisbol que aparentemente no tenía posibilidades ni recursos cambia su destino al hacer las cosas de forma diferente. Si cambias las reglas, cambias los resultados.