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ME GUSTA EL FÚTBOL

La selección, otra vez patito feo

No se vislumbra un equipo y cunde la idea de que De la Fuente es indeciso, quizá porque nuestra masa seleccionable es muy pareja, con un nivel discreto bastante gris.

Actualizado a
LUIS DE LA FUENTE

Cuando podríamos dar por concluida la temporada internacional con la final de la Champions, nos espera esta semana como súbito estrambote el desenlace de la Nations League. Conviene recordar que nos clasificamos para su ‘final a cuatro’, ese legado póstumo de Luis Enrique que gestionará ahora Luis de la Fuente. Jugaremos el jueves 15 en Enschede contra Italia. En caso de ganar, jugaríamos la final el domingo 18 en Róterdam, contra el vencedor entre Croacia y Países Bajos; en caso contrario, tocará tercer y cuarto puesto contra el perdedor, también en Enschede, el mismo día.

La selección se concentró este viernes en Madrid entre ambiente de desafección. El periodo de Luis Enrique fue desasosegante, nos dejó mal cuerpo. Para mí fue buen entrenador, capaz de hacer un equipo cuya valía supera la suma de las individualidades, pero no tan buen seleccionador, porque sus listas ignoraban a todo jugador del que no le constara una fidelidad casi perruna a su persona y a su idea. Y peor aún por su tendencia bronquista. No concebía la selección como un ámbito de consenso, sino como espacio ideal para exhibir su carácter arisco, emitir desafíos y mirarse el ombligo. Todo junto no le dio para sobrevivir a una eliminación ante Marruecos en el Mundial, aunque fuera por penaltis. Rubiales ni siquiera le dio el gusto de rematar su tarea en la Nations League, como hubiera pretendido.

Le sucedió un hombre bueno, frío y tan serio como El Viti, del que el inolvidable Paco Gandía decía que lo era tanto que citaba a los toros en el juzgado. Se le recibió con ilusión, como un alivio, pero los primeros pasos no han levantado clamores. Empezó con un 3-0 en Málaga sobre Noruega (fase de clasificación para la Eurocopa) pero el juego no fue convincente y el resultado se arregló al final, tras reformar mucho el once inicial. De inmediato perdió 2-0 en Escocia, con un equipo que a su vez fue una enmienda a la totalidad del de Málaga. Dejó la sensación de que su interés era que jugaran los más posibles, para que volvieran contentos de la excursión. Ahora concentra a 23, de los que 10 no estuvieron entre los 26 de la primera leva.

Todo muy poco entusiasmante. No se vislumbra un equipo y cunde la idea de que De la Fuente es indeciso, quizá porque nuestra masa seleccionable es muy pareja, compartiendo un nivel discreto bastante gris que incluso le ha llevado a tirar de dos centrales franceses, que obviamente están aquí porque fueron descartados al otro lado de los Pirineos. En busca de una defensa veterana, que le parece apropiada para unas semifinales, tira para los laterales de Navas y Jordi Alba, al que ya veíamos con un pie en el estribo para apearse, ahora que deja el Barça por voluntad propia para buscar un apacible y lucrativo retiro en algún fútbol cómodo, seguramente a la sombra de las palmeras. Nos va a faltar Sergio Busquets, último pecio del equipo campeonísimo de Sudáfrica, aunque para este por lo menos hay un sustituto de empaque, Rodri, el jugador de perfil más solvente entre lo que hay, quizá con el hiperactivo Gavi. El otro jugador ilusionante que tenemos, Pedri, está de nuevo lesionado. Y atrae miradas Ansu Fati, que va de segundas por lesión de Nico Williams, y que con sus tres goles en la última semana de LaLiga ha hecho renacer el recuerdo de su fulgurante aparición, mostrando unas posibilidades que tememos se hayan perdido en su recorrido de quirófanos. Lo demás suena a paisaje monótono.

La Nations League vino a sustituir fechas de amistosos y estratificó en categorías la fase previa, modelo que convendría a las de Eurocopa y Mundial para ganar interés. Son dos aspectos interesantes, pero vamos por la tercera edición y no cala.

Entre unas cosas y otras, me temo que la Selección esté volviendo al papel de patito feo de nuestro fútbol que ocupó durante años, cuando no el de centro de discordias, como pasó con Luis Enrique y años atrás con Clemente. Quién sabe si una victoria clara en esta Nations League pudiera avivar las últimas brasas que queden del recuerdo de los mejores años, pero ya no sé ni si quedan brasas.mbra un equipo y cunde la idea de que De la Fuente es indeciso, quizá porque nuestra masa seleccionable es muy pareja, con un nivel discreto bastante gris.