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MENTALIDAD IMPARABLE

Quién se atreve con McGregor: cómo vencer al invencible

El descuido que lo cambia todo: cuando la victoria comienza en la línea de defensa.

ABU DHABI, UNITED ARAB EMIRATES - JANUARY 22: Conor McGregor of Ireland poses on the scale during the UFC 257 weigh-in at Etihad Arena on UFC Fight Island on January 22, 2021 in Abu Dhabi, United Arab Emirates. (Photo by Jeff Bottari/Zuffa LLC)
Jeff BottariZuffa LLC

Perder para poder ganar. Encajar un golpe (dos o tres) para sumar un segundo que lo cambiará todo. Ceder una posición para recuperar un punto de apoyo y coger impulso. Un combate de artes marciales mixtas es algo más que una lucha de fuerza. La hegemonía, el KO, es el fin. La victoria. Pero para dar con ella, a veces hay que aprender a encajar más de un golpe y más de dos. Y si no que se lo digan a Dustin Poirier, el inesperado pero justo vencedor del combate que lo enfrentaba la semana pasada contra el incontestable y carismático Conor McGregor.

Nadie duda que las artes marciales mixtas se nutren de potencia, garra y adrenalina y, seguramente por eso, sean hoy uno de los espectáculos más visionados y esperados y el irlandés su figura más carismática. Una lucha al límite en la que son pocos los que se atreven a esperar el momento adecuado. McGregor es uno de ellos: quien pega antes, pega más fuerte. Pero esta vez, esta máxima no fue suficiente.

McGregor, rival a batir, resultó vencido. Un rey destronado inesperadamente. Excesivamente confiado ante un contrincante que supo reconocer y respetar al enemigo que tenía delante. Posiblemente McGregor no midió igual de bien sus posibilidades. Su potencial es el mismo, pero tras su última retirada de la competición (la tercera en su carrera) acusó de una falta de inactividad tal y como él mismo confesó: "He notado la inactividad. Quiero volver a estar activo en este negocio y ser el mejor".

Lo que sucedió en el UFC 257 se recordará durante mucho tiempo y perseguirá también a McGregor. Fue su primer KO. Detrás de él, una estrategia bien articulada por quien consiguió vencer a la gran estrella. Poirier vio y esperó la oportunidad de jugar a la contra. El irlandés fue el impulso, las ganas de ganar y demostrar que era el mejor, pero el estadounidense fue preciso y no perdonó el error. Él también está en su mejor momento.

Jugar al contraataque no es más que articular la primera acción ofensiva desde la defensa. Una estrategia que ya aparece en la biblia del combate, “El arte de la guerra”, firmado por el estratega militar chino Sun Tzu allá por el siglo V a. C: "La rapidez es la esencia de la guerra: aprovechad el descuido del contrario, atacad donde no esté preparado, y apareced donde lo no espere".

El combate que enfrentó a McGregor y Poirier parece recoger la esencia de este manual imprescindible para entender la dinámica y complejidad de cualquier tipo de combate desde el punto de visto táctico y mental. La victoria del estadounidense nos enseña que incluso aquel que nunca ha sido vencido puede caer si el rival saber leer y medir sus debilidades. En este caso, una victoria perpetrada ‘a la contra’.

Muchas victorias empiezan en un pequeño descuido. Hace una semana, hubo un solo momento, uno solo, en el que McGregor bajó la guardia. Se descuidó, no se protegió y quedó indefenso ante un contraataque que le pilló por sorpresa. Poirier se protegió, se defendió, supo encajar todos los golpes y esperar el momento en el que atacar con rapidez a un rival con la guardia baja.

No es la única gran lección que nos dejó el combate celebrado en Abu Dabi, el segundo que enfrentaba a ambos luchadores. Las declaraciones de McGregor tras finalizar, no dejan lugar a duda: las cosas no quedarán así. Una buena noticia para todos los que vibramos con su espectáculo. Cuando las cosas no salen como estaban previstas, llega el momento de la superación. Tan importante es vencer cuando no eres favorito como saber gestionar la derrota cuando sí lo eres.

No será fácil: por delante le esperan semanas de recuperación (45 días en el mejor de los casos). "Ahora tengo que volver, no me puedo quedar con esta sensación". Lo hará. Tiene 32 años y este es el primer nocaut de su carrera. El tercer combate con Poirier es casi inevitable y en él podremos ver si la gestión de esta amarga derrota lo conduce al miedo, la revancha o al aprendizaje.

Porque la derrota, como ya hemos apuntado en más de una ocasión, es una especie de mapa que, bien interpretado (desde la humildad y el respeto) te muestra más claramente el camino para alcanzar la meta. Si quieres aprender algunas técnicas para superar el miedo a fallar y cómo aprenden de las derrotas deportistas como Mireia Belmonte, Carolina Marín o Cristina Beltrán, no te pierdas este artículo.