NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

LA MAGIA DEL TENIS

No permitas que el miedo bloquee tu tenis

Descubre de qué manera te pueden afectar tus temores en pista y aprende a gestionarlos adecuadamente para evitar que tu nivel de juego baje.

No permitas que el miedo bloquee tu tenis

El aspecto psicológico en el mundo del deporte es un factor con una influencia notable en casi cualquier disciplina. Sin embargo, en el mundo del tenis, como ya hemos comentado en otras ocasiones, la mentalidad juega un papel determinante en nuestro rendimiento.

Esta faceta es bastante compleja, puesto que nuestra cabeza es un hervidero de sensaciones muy diversas que pueden potenciar o mermar nuestro tenis. Una de las sensaciones más comunes en este deporte es el miedo, y sus efectos no son para nada positivos. A continuación, vamos a ver en qué consiste exactamente el miedo y de qué manera podemos enfrentarnos a él.

¿Miedo en el tenis?

La gente cree que el miedo es aquello que sentimos cuando vemos una película de terror o cuando estamos solos en casa y escuchamos ruidos extraños. Sin embargo, el miedo engloba cualquier sensación de angustia causada por un dolor o un peligro inminentes, reales o imaginarios.

Cuando jugamos al tenis, nos pueden abordar infinidad de miedos: miedo a perder el partido, a perder un punto, a sentir vergüenza por perder ante un jugador de nivel inferior, miedo a ser criticado, miedo a no exhibir tu mejor tenis, miedo a desperdiciar un punto de break, de set o de partido... Fíjate si existen miedos en este deporte. En función de tu manera de ser y de tus habilidades, es posible que puedas sentir miedo a una situación u otra, pero lo importante es que sepamos sobreponernos a esos temores.

Así afecta el miedo a tu juego

Cada vez que sentimos miedo por algo, nuestro juego se va a ver notablemente afectado. Por ejemplo, si te aterra la idea de perder frente a un jugador de un nivel inferior, cada vez que estés en una situación de este tipo, vas a renunciar a tu juego para tratar de jugar un tenis amarrategui, cruzando los dedos para que tu rival falle, porque ese temor va a impedir que puedas soltar el brazo con confianza.

En definitiva, lo que el miedo va a propiciar es que seas incapaz de encontrar los recursos que necesitas para mejorar tu tenis y ser más eficaz en un futuro. El problema es que esos miedos suelen estar en el subconsciente y no nos damos cuenta de que están ahí, del porqué de su existencia. Por eso, debemos hacer una introspección y hablar con nosotros mismos de una manera sincera, con el objetivo de poner al descubierto todos nuestros miedos. Sólo de esa forma, podremos entender las razones de esos miedos y buscar soluciones.

Neutraliza tus temores

Puede que suene al típico cliché que solemos escuchar en este tipo de situaciones, pero la solución a tus miedos es afrontarlos; en otras palabras, tenemos que coger al toro por los cuernos. No podemos huir perpetuamente de esos miedos, porque al final vamos a estancarnos en una situación frustrante.

Cuando veas que pierdes muchos partidos porque siempre actúas de la misma manera ante tus miedos, piensa que no podemos esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo. Por eso, por ejemplo, si sientes pavor de cometer dobles faltas y regalarle puntos gratis a tu rival y, por tal motivo, encoges el brazo con el objetivo de que la pelota simplemente bote dentro del cuadro de saque y eso no ha dado buenos resultados, trata de soltar un buen segundo saque. No le pongas una bola franca a tu adversario para que te machaque, saca como si estuvieras en un entrenamiento; céntrate en hacer bien el gesto y no te preocupes por nada más. Si fallas, habrás fallado intentando hacer las cosas bien, no tienes nada que reprocharte.

Actúa con valentía y determinación. La valentía consiste en hacer lo que tu parte racional cree que es lo correcto, lo que tu sentido común te dicta. Haz que se imponga la razón a la pasión (tus miedos) y pronto verás como esos temores empezarán a disiparse poco a poco.