Planeta EBike

"El nuevo deporte de la bicicleta eléctrica"

Autor: Raúl Romojaro
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Raúl Romojaro Twitter

PLANETA E-BIKE

Disfrutar en pareja

Las posibilidades de compartir la experiencia del pedaleo se multiplican recurriendo a las e-bikes

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Disfrutar en pareja

Bien pensado, el titulo puede dar lugar a equívocos. Aunque sí, hoy os quería hablar de disfrutar en pareja… con la bicicleta. Las posibilidades que ofrecen las e-bikes en este sentido creo que también merecen la pena ser exploradas, yo al menos estoy descubriendo otra ventaja indiscutible del pedaleo asistido como es la equiparación de diferentes estados físicos. Permitidme que esta semana hagamos un paréntesis en lo práctico o lo técnico para habla de experiencias, de sensaciones, casi de emociones…

Doy por supuesto que muchos de los que practicamos el ciclismo encontramos en esta actividad una forma de desconexión total. Un espacio personal y diría que en ocasiones privado, que no siempre tiene que ser compartido con alguien. Que en una pareja cada cual tenga esa parcela individual me parece tremendamente recomendable y saludable. Dos personas pueden tener mucho en común, pero no necesariamente cada instante de su existencia.

Aclarado mi posicionamiento al respecto, también creo que cuando se tiene una pasión resulta más que gratificante compartirla con alguien tan cercano como tu novia, tu compañero, tu esposa o sencillamente un amigo. Siquiera ocasionalmente, no se trata de fagocitar a nadie para llevarle a un territorio en el que quizá no se sienta tan cómodo como nosotros. Para estos escarceos, la verdad es que la bicicleta eléctrica resulta ideal. Neutraliza cualquier diferencia de forma física y permite disfrutar en sintonía de momentos que de otra manera resultaría imposible.

Desde que tengo una e-bike salgo a pedalear con mi mujer mucho más que antes. Nos divierte recorrer caminos y senderos juntos, el problema es que para ella, ciclista incluso más ocasional que yo, determinados desafíos pueden pasar del disfrute a la pesadilla. Demasiados kilómetros o demasiadas ascensiones terminan siendo pocos llevaderos si marchas junto a alguien que está más fuerte que tú, así que tal déficit de energía se convierte en un serio inconveniente.

Pero ya sabemos que las carencias de energía se sufren de otro modo con una pedelec, así que con una de ellas nos resulta mucho más sencillo compartir esos atardeceres de agradables paseos por el campo. Lo ideal sería que pudiéramos tener cada uno nuestra e-bike (en proceso de ahorro andamos), pero mientras ese momento llega la combinación de la Specialized Turbo Levo para ella y la Stumpjumper FSR para mí resulta un compromiso bastante aceptable. Nuestro potencial se iguala muchísimo (en realidad la balanza se inclina hacia ella) y así tenemos la oportunidad de afrontar retos que con anterioridad resultaban impensables.

No pretendo decir con esto, ya lo he comentado al inicio, que se deba renunciar al oasis de privacidad que nos regala la práctica de nuestro deporte favorito. Simplemente que esta democratización del esfuerzo que suponen las e-bikes abre el abanico de posibilidades de un modo que, personalmente, se me antoja interesante. Con tu mujer, con tu mejor amigo, con tu padre o con tu hijo, tú eliges… si es que quieres hacerlo. La libertad de rodar en solitario, escuchando únicamente tus pensamientos y saboreando cada momento como sólo puedes hacerlo sin distracciones siempre estará ahí.