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Un buen comienzo

Actualizado a

Quisiera abrir este post mostrando mi tristeza por el fallecimiento de Severiano Ballesteros, uno de los mejores deportistas españoles de la historia y uno de los más apreciados internacionalmente. No soy un seguidor apasionado del golf, pero siempre he admirado a Seve, un hombre que supo trascender a su deporte y ser conocido entre quienes ni siquiera sabían sus reglas. Descanse en paz.

Y vamos con Doha. Me gustaron mucho las actuaciones de Reina y de Casañas. Al ochocentista se le vio fuerte y decidido y dejó atrás nada menos que al campeón europeo vigente, el polaco Marcin Lewandowski. Y en cuanto al discóbolo, sólo pudieron con él dos hombres que han sido campeones olímpicos, así que... Pero me váis a permitir que en esta primera etapa de la Diamond League me fije en otro tema y en otra persona: el surafricano blanco Louis Jacob van Zyl, un hombre que está en un estado de forma espléndido, ya a estas alturas de la temporada. Ha corrido los 400 metros vallas en un tiempo de 47.66 (el 25 de febrero, en la altitud de Pretoria) y de 47.73 (en Durban, ya sin esa ayuda, el 10 de abril). Ayer debutó internacionalmente en esta temporada, en Doha, y venció con 48.11, con lo que posee las tres mejores marcas de la temporada. Ganó nada menos que al estadounidense Bershawn Jackson, el hombre que dominó el año pasado (líder mundial con 47.32) y que está acreditado en 47.30 desde 2005, año en que fue campeón mundial. 

Verano austral

Llama la atención que a estas alturas de la temporada un atleta (Zyl) sea capaz de correr tan rápido. Sobre todo teniendo en cuenta que su objetivo declarado son los Mundiales de Daegu, a celebrar en agosto. ¿Podrá mantener la forma? Ya veremos. El problema que tienen los países australes, como Suráfrica, Australia o Nueva Zelanda, es que su verano coincide con nuestro invierno, y viceversa. De forma que muchas veces se ven obligados a hacer una doble periodización, porque sus campeonatos nacionales suelen ser en febrero o marzo, por ejemplo, aprovechando el buen tiempo, pero la cita básica internacional del año se coloca en el calendario varios meses después, en el verano del hemisferio norte. Un problema para ellos.

Van Zyl (tiene 25 años, mide 1,86 y pesa 75 kilos) es un hombre que está desde hace tiempo en la élite, pero que no ha alcanzado ninguna medalla de relieve, salvo el oro en el Mundial júnior de Kingston 2002: en los Mundiales absolutos fue sexto en Helsinki 2005, cuarto en su serie de Osaka 2007 y sexto en las semifinales de Berlín 2009. En los Juegos de Pekín acabó el quinto. Y en Daegu buscará el oro, pero el problema es que tendrá que correr algo más rápido que en esos 47.66 en que tiene el récord de Suráfrica. Y que deberá aguantar la forma hasta entonces, o hacer un doble pico, con lo que no rendiría bien, presumiblemente, en gran parte del circuito internacional. Una seria papeleta, desde luego. Por cierto, que ha hecho los 400 metros lisos, también este invierno (para nosotros; verano para él) en 44.86, tercera marca mundial de la temporada. 

El verano austral ha propiciado marcas de relieve, aparte de las conseguidas por Van Zyl. Por ejemplo, el keniano David Rudisha (fue baja en Doha por una lesión, al igual que Abubaker Kaki) corrió en Melbourne, en febrero, en 1:43.88. El australiano Mitchell Watt saltó en esa misma ciudad 8,44 metros en longitud, en abril, después de haber logrado 8,38 y 8,28 en marzo. La jamaicana Kenia Sinclair corrió los 800 en 1:59.63, también en Melbourne, en marzo. La neozelandesa Valerie Adams envió el peso a 20,55 metros en Sydney, en el mismo mes, y en febrero la alemana Kathrin Klaas llegó a 75,30 metros en martillo... Registros llamativos, como se ve.

Un qatarí de altura

Quiero llamar también la atención sobre el qatarí Moataz Essa Barsham, que saltó ayer en su casa 2,31 metros en altura. Tiene 20 años (nació el 24 de enero de 1991) y es un qatarí de verdad, no nacionalizado, como la inmensa mayoría, por no decir la totalidad, de las estrellas de ese riquísimo país asiático, que ficha mediofondistas y fondistas africanos a golpe de dólares. Barsham (que a veces aparece como Barshim) ya había conseguido esos mismos 2,31 el año pasado, en Hanoi (Vietnam). Es el actual campeón mundial júnior y uno se deleita viéndole saltar, porque derrocha elegancia y calidad. Hay que seguirle muy de cerca. 

Tres atletas sub 10.00

Doha me dejó buenas sensaciones, aunque queda mucho camino por recorrer. Por cierto, que aunque ninguno de los tres grandes espadas (Usain Bolt, Tyson Gay y Asafa Powell) haya debutado en los 100 metros, la guerra ya ha comenzado. Tres atletas han bajado ya este año de los 10 segundos y dos de ellos son nuevos por bajo de esa barrera. Se trata del jamaicano Steve Mulling (9.90 con +2,0, el 16 de abril en Starkville, superando su marca personal de 10.01), del estadounidense Mike Rodgers (9.96 con +1,1, el 23 de abril en Oxford, Massachutset, y que ya tenía 9.94) y del zambiano Ngonidzashe Makusha, que merece comentario aparte. 

Makusha es un gran saltador de longitud que hasta ahora no había competido mucho en los 100 metros. En el salto tiene 8,30 metros desde 2008 (con viento contrario de 1,2) y fue cuarto en los Juegos Olímpicos de Pekín, pero en la carrera su marca personal oficial estaba en 10.52, desde 2007. Ahora ha corrido en 9.97, con +2,0. Lo hizo el 23 de abril, en Durham. Mide 1,78, pesa 73 kilos y estudia en la Universidad Estatal de Florida. 

La Guerra de los 100 Metros se iniciará (en sus primeras escaramuzas) el próximo domingo, en Shanghai, donde está anunciado Asafa Powell. Nos deparará grandes cosas.