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La mano del jugador está hacia abajo, cerca del tronco, colocada de una manera natural, sin que la maniobra haga más grande al jugador y tras un tiro muy cercano, donde no hay tiempo para retirarla.

PorIturralde González

Todos los datos relativos a España, menos el triunfo en la Nations League, invitaban a desconfiar... y a equivocarse

PorLuis Nieto

A Bellingham no le sancionan por llevarse las manos a sus testículos en la cara del banquillo de Eslovaquia, un gesto mundialmente conocido que no necesita interpretación nacionalista o geopolítico-territorial.

PorAritz Gabilondo

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