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DAKAR

Gerard Farrés: “El Dakar es una vida en 13 días”

El subcampeón en motos y UTV ha sido junto a Jordi Arcarons, mito de la prueba dakariana, protagonista del último #Confinados de AS. Caviar para aficionados al off road.

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Gerard Farrés: “El Dakar es una vida en 13 días”

Nueva entrega del #Confinados en los directos de Instagram de AS. En esta ocasión con dos protagonistas que suponen puro caviar para los aficionados al off road, por su calidad como pilotos, pero también humana. Se trata de Gerard Farrés y Jordi Arcarons. El primero fue segundo en el Dakar de 2019 en la categoría UTV, al de los buggys, y tercero en motos en 2017, con un equipo privado, lo que hace que tenga aún más mérito. De su boca sale el titular de esta información, porque decir que “el Dakar es una vida en 13 días” es manera extraordinaria de definir la prueba más dura del mundo. Y estará de acuerdo con ello Arcarons, una leyenda ya retirada que fue cuatro veces subcampeón y sigue estando presente en su carrera vinculado a Yamaha. A ambos, además, les une su trabajo con Billy Goat Garage, organizando viajes de en sueño por Marruecos en moto, y no con unas motos cualquiera sino con las majestuosas Triumph. Aquí va un resumen de las perlas que nos han regalado.

Gerard Farrés

El confinamiento: “He aprendido a hacer pan sin gluten, que ahora soy intolerante al gluten. Hace un año me encontraba muy mal y me encontraron esto. En casa somos ‘panarras’ y me hace ilusión hacerlo. Sabe mejor cuando lo hace uno mismo”.

La figura de Arcaron: “Para mí, para muchos aficionados y para muchos pilotos profesionales era un referente. Ha sido nuestro maestro y he tenido la suerte de que me haya transmitido todo lo que sabe, algo que nosotros también haremos con los más pequeños. Jordi ha sido un piloto muy grande en todos los sentidos, con mucha cabeza. No ha ganado dakares porque hay factores que no podemos controlar y más de un Dakar se lo pisparon”.

El lado oscuro: “En todos los deportes hay política y a mí un día mía psicólogo me dijo cuando estaba muy mal: ‘Farreti, esto son carreras, carreeeeras. ¿Jugamos o te quedas en casa?’ Así que aprendí a jugar y si no aceptas pues lo tienes mal. En este último Dakar lo pasé mal. Hubo política. Tuve que hacer política, pero siempre contento y con alegría. Esto no sé por qué lo he dicho, pero lo que quiero decir es que al próximo Dakar iré más preparado. Hay cosas que hay que hacer antes en casa, a veces en los despachos, y ojalá que pueda luchar para ganar este Dakar. Sabemos que lo podemos ganar en mi equipo. Ese es mi principal objetivo, y luego disfrutar organizando las rutas de Billy Goat Garage por Marruecos”.

La fuerza del sponsor: “El patrocinio tiene mucha fuerza y, depende del sponsor que tengas, el interés es uno u otro. Este año me pasaron muchas cosas y, en vez de cabrearme e irme, me paré y ayudé a mi compañero a ganar. Trabajé para él con alegría. Lo que yo quiero para 2021 es tener lo mismo que mismos compañeros, que partamos con la misma base, que es lo que se hace en todos los equipos motos y coches. Luego la carrera te pone en tu sitio. Lucharé por tener igualdad de condiciones entre compañeros de equipo”.

Categoría de motos: “La moto es la esencia pura del Dakar. Mis mejores resultados fueron con Himoinsa, un equipo privado en el que me dieron todo. Ahí destaca el piloto, evidentemente con el apoyo del equipo, y así con un presupuesto inferior se puede luchar para ganar. La moto te da esto. Es verdad que hay mucho riesgo. Yo me he roto por todos los sitios. Acumulo como 20 operaciones y mi familia agradece que esté en el sofá de casa después de 13 dakares. Mi mujer pierde entre tres o cuatros kilos en cada Dakar, pero nunca me dice nada y cuando llego a casa todo es alegría. Y lo mismo con mi madre, mis hijas y mi hermana. Ahora descansan con el buggy. Hay riesgo, pero es distinto”.

Sin miedo en el buggy: “Esto es un problema. Soy el primero que se sube al buggy y que me creo que soy Dios, pero hay un error psicológico ahí. Hay que tener en cuenta que un error te hace dar vueltas de campana y marcharte para casa. Hay que acordarse de que el presupuesto de un buggy para el Dakar es de medio millón de euros y que te puedes ir a casa en un día. Hay que tener cabeza para saber que, seguramente no me haré daño yo, pero sí el buggy. Esto lo he tenido que controlar en estos dos primeros años”.

Fernando Alonso: “Alonso es una gran persona. Me daba miedo ir a saludarle, porque yo no soy nadie y a este tío lo conoce todo el mundo, pero al contrario, era él quien venía y quien hablaba con todo el mundo y súper cercano. Fue muy positivo para todos nosotros que viniera Fernando y formó un súper tándem con Marc (Coma), porque lo hicieron muy, muy bien. Ojalá pueda volver y compartir escenario con ellos”.

El nuevo Dakar: “Con el nuevo Dakar volvimos a la aventura, porque no todo es gas a fondo. Hay que intuir. Acordaos de la duna en la que Fernando saltó y unos cuantos más nos comimos. Es muy importante no fijarte tanto en lo que ven tus ojos sino en intentar intuir. Es importante ir un poco con el pie levantado y no siempre gas a fondo. Nos faltó la gente, pero volvimos a la aventura”.

Su carisma: “No sé por qué me quieren tanto. Yo también quiero mucho a la gente. Las carreras nos han dado el privilegio de viajar y conocer gente, y eso es lo que me quedo. A mí cuando un niño me mira o me da la mano siento felicidad mutua”.

La victoria en el Dakar: “Cualquier persona que llega a meta gana el Dakar. El Dakar es una vida en 13 días. Los psicólogos te dicen antes de ir que te vas a caer, te vas a perder, te vas a hacer daño… y pasa de todo. Hay que ir superándose. Yo tengo un lema que es: La victoria es superarse. El Dakar es esto”.

Jordi Arcarons

Confinamiento: “Estoy en casa (en Vic) desde hace cuatro o cinco días, porque estaba en Marruecos desde febrero y no tenía oportunidad de volver, porque estaba todo cerrado. Finalmente he podido hacerlo en un vuelo, desde Casablanca, gracias a un avión que ha puesto la embajada española. Había 1.150 personas en lista para un total de 180 pasajeros y yo he tenido la suerte de ser uno de ellos. Íbamos codo con codo, amontonados, sin guardar distancias ni nada. Antes de volver como es el desierto real, sin turismo, y cansa estar allí solo. En Marruecos no iba tan mal mientras yo estuve, porque creo que hubo un máximo de 200 muertos con esto del coronavirus, pero estaba muy pendiente de la familia, conectado a diario y con ganas de volver. Se me hizo muy largo”.

Su presente: “Organizo eventos y estoy contratado por Yamaha para entrenar a sus pilotos del equipo oficial de los rallys. También hago con Billy Goat Garage tours con Triumph y ahora estoy marcando unas rutas por Marruecos de 2.000 kilómetros. La gente y los moteros en particular necesitamos aventura para recuperarnos de este trauma del coronavirus. Estos viajes se están programando para octubre por Marruecos, como motos Triumph y con una gran variedad de paisajes y recorridos. El otro plan inminente que tengo es por la experiencia que tengo en navegación y road book, por lo que me han propuesto hacer el road book del rally Transanatolia en Turquía que tendrá lugar en el mes de agosto. Es un rally muy bonito que se disputa desde 2012, sin desierto, pero con pistas, montañas, ríos. Tiene de todo. Van motos, coches, bugys y quads. Son 2.500 kms de road book que espero poder marcar en un mes, en junio, y luego pasarla a limpio, para que esté hecha en agosto”.

Funciona sin GPS: “Me da más pánico ir a una gran ciudad que por el desierto. He enseñado lugares a los que viven allí que ni ellos mismos conocían, por recorrer tanto esa zona y porque me encanta descubrir. Las rutas que hago por Merzouga con las motos de enduro incluyen dunas, que es lo que más le gusta a la gente, y aunque llevo GPS como más me oriento es con el sol. Así sé a qué punto cardinal nos dirigimos y siempre con la frontera de Argelia como referente, que no está muy lejos de allí y que está muy bien delimitada por una cornisa de montaña. Nunca uso el GPS”.

Conducción en arena: “La arena marca el nivel del grupo, y a veces intento evitarla o meto a la gente en ella para que sufran, que es lo que también quieren hacer ya que van hasta allí. El secreto es dar gas mantenido y hacer que flote la rueda delantera y el peso se vaya a la rueda trasera. La arena requiere un poco más de gas que en la pista. Gas constante. Si dejamos de dar gas, la moto se hunde en la arena y te vence. Hay que coger confianza con la moto en la arena, porque la moto se mueve y hay que dejarla que baile y seguir el baile de la moto. Las dunas están en la dirección del viento que haya habido por última vez. Si ha soplado del este, la arena está hacia el oeste”.

Vanbeberen: “Es un piloto de carreras de arena, con mucho éxito en Francia en las carreras que hacen en las playas de allí. Ha ganado Le Touquet y varios campeonatos de arena. Es súper rápido en esas condiciones y lo que le ha faltado es hacer un poco más de enduro. Se maneja bien en el motocross. En su terreno es muy bueno, pero penaliza un poco cuando hay piedra”.

Perjudicado por no ser francés: “No voy a hablar mal de nadie, pero sí que es verdad que en mi época los franceses tenían una cierta ventaja al correr el Dakar en África, por la información que obtenían de la gente que lo organizaba, por ser una organización francesa. Antes era mucho más difícil tener información de la carrera. No había GPS ni los mapas que hay ahora, con el Google Earth, y una pequeña información del terreno sobre dunas o un posible corte, que los había, pues ahí estaba la ventaja. Y sí, a veces estuve en desventaja y tampoco tuve la suerte que hay que tener para ganar. Me quedé con cuatro segundos puestos. Una vez a un minuto y otra hubo una penalización a Peterhanshel de diez minutos que tenía que haber sido de una hora. Son anécdotas que han pasado a la historia y no hay que lamentarse ahora”.

Su Dakar: “Muchas más dificultades en todo en mi época. Dormíamos al ras o en tienda de campaña, nada de motorhomes como ahora. Si había habido tormenta de arena, te levantabas lleno de arena y te ibas a correr. Era mucho más duro y menos seguro. Por la noche, llegabas al vivac, contaban y decían que faltaban 20 pilotos. Se iba todo el mundo a dormir y a la mañana siguiente salían los helicópteros a buscarlos”.