Ken Miles fue, junto a Carroll Shelby, la clave para la increíble hazaña de Ford en las 24 Horas de Le Mans de 1966 cuya historia ha triunfado en el cine.
"Prefiero morir en un coche de carreras haciendo lo que me gusta que ser devorado por el cáncer". Ken Miles no fue un piloto cualquiera y como prueba decir que pese a su infinito talento y contribución al automovilismo ha llegado al imaginario popular 53 años después de perder la vida en el circuito de Riverside al volante del Ford J-Car que estaba desarrollando. La película 'Le Mans 66: Ford vs Ferrari', que cuenta una de las mayores hazañas de la historia de la competición automovilística, ha hecho justicia con un piloto, magistralmente interpretado por Christian Bale, que junto con Carroll Shelby protagonizó la victoria de Ford sobre Ferrari en las 24 Horas de Le Mans de 1966. Henry Ford II contra Enzo Ferrari, la industria automotriz norteamericana frente a la artesanía italiana, egos superlativos y venganzas corporativas, la guerra de los mundos en los vehículos de cuatro ruedas. El gigante dominador de la carrera de La Sarthe y gran conocedor de los coches de carreras derrotado por unos fabricantes en serie de "coches grandes y feos"... como los denominaba 'Il Commentatore'.
Épica, historia, engaños, competición pura, rivalidad... pero, ¿quién fue Ken Miles? Nacido en Sutton Coldfield (Birmingham) el 1 de noviembre de 1918, Kenneth Henry Miles, hijo de un matrimonio humilde formado por Eric Miles y Clarice Jarvis, fue siempre un autodidacta. Comenzó con once años a practicar el motociclismo y en la veintena se alistó en el ejército y tomó parte en la II Guerra Mundial donde llegó a sargento y lideró un destacamento de tanques el 'Día D' en el Desembarco de Normandía. Todo lo que aprendió en la reparación y funcionamiento de los carros de combate junto a un sexto sentido para la ingeniería, mecánica y la puesta a punto fue clave para su regreso a la vida civil... aunque no al principio. Empezó a correr preparando sus propios coches, pero las cosas no funcionaron hasta que un antiguo amigo de Wolseley Motors, donde había trabajado en Inglaterra, le ofreció trasladarse a California para ser mecánico y preparador de coches en International Motors, un concesionario de MG, Jaguar y Mercedes de Los Angeles.... donde tuvo como ayudante a un jovencísimo Phil Hill.
Siguió participando en carreras regionales al volante de un MG TD trucado por él u otros como MG TF Special Flying Shingle, Troutman-Barnes Special, Triumph TR3, Lotus, Porsche, Ferrari, Maserati... y a mediados de los años 50, Miles era ya una leyenda local admirado por los jóvenes. Por entonces ya había entrado holgadamente en la treintena y tenía un hijo. Su fama al volante llegó a los oídos de Carroll Shelby, leyenda y único ganador norteamericano por entonces de las 24 Horas de Le Mans, que tras retirarse inició un negocio de preparación de vehículos con motores Ford. La historia de todo lo que sucedió después entre ellos se puede disfrutar, quitando algunas faltas de veracidad y unas cuantas licencias cinematográficas para añadir dramatismo al film, en la fantástica película dirigida por James Mangold.
Regresando a la figura de Miles y para añadir conocimiento sobre su figura decir que su supuesto mal carácter, fomentado por su gesto facial y su boca torcida, en realidad era amor infinito por su pasión por los coches ya que de hecho, por ejemplo, era un padre mucho más atento, preocupado y cariñoso que los cánones de la época. Apodado 'Sidebite' (mordida lateral o 'bulldog') y 'Teddy Teabag' por su exagerada afición por el té, su mal genio y agrio caracter ha quedado exagerado en muchos casos por esas ganas siempre de alcanzar la perfección. Sin embargo, los rivales de la época lo recuerdan como un rival de buen carácter y, sobre todo, muy limpio en competición. "Era alguien muy delgado, colorido, exuberante, emocional, alegre y furioso: lo que sentía en cada momento lo sentía hasta las entrañas", le definía alguien que lo conoció muy bien, su propio hijo Peter.
En pista era talentoso y rápido, obvio. Sin embargo, su gran virtud fue el increíble conocimiento que tenía del vehículo que conducía. Sabía perfectamente cómo mejorarlo con sólo pilotarlo. sus victorias fueron incontables e incluso, como curiosidad, decir que derrotó en una carrera a James Dean, que conducía el Porsche 550 Spyder con el que posteriormente perdió la vida. Otro dato curioso que explica cómo era Miles es que en su primera carrera en Estados Unidos (Pebble Beach 1952) fue descalificado por conducción temeraria al constatar los comisarios que su MG TD se había quedado sin frenos y aún así no empeoraba sus tiempos de vuelta.
El 17 de agosto de 1966, apenas dos meses de lo sucedido en Le Mans, Miles perdía la vida sin que actualmente se haya encontrado ninguna explicación razonable que justificara el accidente, salvo deficiencia estructural no detectada. En plena recta y al llegar a gestionar a 280 km/h la curva más sencilla de gestionar para un piloto tan capaz como Miles perdió el control y la vida. A raíz de ello, Ford incluyó una jaula de seguridad en el coche y el añorado Ken, que está enterrado en el Mausoleo de la Abadía de los Salmos del cementerio Hollywood Forever, fue incluido en el 'Motorsport Hall of Fame' de America en 2001 donde ya estaba su amigo Carroll Shelby.