Cine
Super Mario Bros. La Película, crítica. De la tubería al corazón de los fans de Nintendo, ¡wahoo!
Illumination plasma la esencia del fontanero en una entretenida propuesta que destaca por la calidad de su animación.
Las adaptaciones de videojuegos al cine y a la televisión suelen ser controvertidas porque se han realizado auténticas tropelías. Puede que el filme de Mario, el de los noventa, se haya convertido en una especie de cinta de culto. Y sin embargo, es un alivio comprobar que Super Mario Bros. La Película haya transitado por tuberías distintas. Illumination, en estrecha colaboración con Nintendo, ha moldeado un largometraje de animación respetuoso con lo que representa un personaje tan icónico como Super Mario.
Los hermanos Mario (Chris Pratt) y Luigi (Charlie Day) lo han dejado todo para cumplir su sueño: trabajar juntos como fontaneros en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Por desgracia, la respuesta de su entorno no es demasiado positiva, más bien todo lo contrario. Es cierto que el personaje diseñado por Shigeru Miyamoto no destaca por su tridimensional, aunque en el filme se le da una dimensión algo más profunda. Su padre —uno de los papeles de Charles Martinet, la voz de Mario en los juegos— le provoca ciertas inseguridades, lo que se refleja en su comportamiento y en sus acciones.
En los primeros compases de la película, los hermanos se desviven ganándose la vida como fontaneros, pues ansían demostrar sus habilidades. Con todo, un incidente provoca que terminen en el Reino Champiñón, un lugar de fantasía amenazado por Bowser (Jack Black). Resulta que el rey de las tortugas sueña con desposar a la princesa Peach (Anya Taylor-Joy), un objetivo que intenta cumplir como solo él sabe: atemorizando a todo el mundo y planeando la conquista y la destrucción del reino. ¿Qué podría salir mal?
Una película para pasárselo bomba
Super Mario Bros. La Película es puro Mario. Bajo la atenta mirada de Shigeru Miyamoto, Illumination brinda a los espectadores una hora y media de aventuras sin pausa. Cualquiera que coja el mando puede disfrutar al instante de los juegos y cualquiera que se ponga frente a la pantalla puede gozar de la película sin buscarle tres pies al gato (y cuidado con el gato, que si Mario pilla el Power Up te deja la cara fina).
Había dudas con respecto a la interpretación de Chris Pratt, pero a decir verdad su voz se amolda al bigotudo a la perfección. No faltan los ‘wahoo!’ ni los ‘mamma mia’, y cuando pone el acento italiano es más Mario que nunca. Salvo el Donkey Kong de Seth Rogen, más alejado del simio de los videojuegos, el resto de encarnaciones no chirría. Además, Juan Arenas, colaborador de MeriStation y presentador del MeriPodcast Retro y de Memory Card, es la voz de Kamek en la versión española.
La magnífica animación, las continuas referencias a los videojuegos —sobre todo cuando las plataformas se comen la pantalla—, la explosiva carrera de karts y la acción hacen de Super Mario Bros. La Película una continua fuente de diversión. Sí, es verdad, el argumento no es gran cosa, pero el hilo argumental cumple la misma función que en los videojuegos: ser la excusa para entretener. En esto, la producción funciona de principio a fin (escenas postcrédito incluidas). Si Bowser canta a Peach una canción de amor fallida, Nintendo e Illumination entonan una melodía de amor que enternecerá a los fans. De las tuberías, como si de venas se trataran, hasta el corazón. Flechazo a primera vista.