Impresiones de Final Fantasy VII Rebirth. La secuela apunta a mejorar el Remake y viene cargada de novedades
Jugamos a los dos primeros episodios del juego, que esbozan las nuevas mecánicas, las mejoras y el primer vistazo al mundo abierto del nuevo exclusivo de PS5.
El pasado es un recuerdo, una imagen que llevamos con nosotros y que nos acompaña durante toda la vida. Puede ser fiel a la realidad o distorsionarse a medida que pasa el tiempo, hasta conformar una proyección desvirtuada de la verdad. Cloud Strife se sienta junto a sus amigos y les cuenta una historia, la suya, la que ha quedado grabada en su mente. Cinco años atrás, el entonces Soldado acompañó a Sefirot a Nibelheim, su hogar natal. Fue una visita accidentada al primer reactor Mako construido por Shinra, un punto y aparte. Así empieza Final Fantasy VII Rebirth para PS5, la esperada segunda entrega del Remake, un producto que parte de las bases del primero y se expande más allá de Midgar, hacia un mundo abierto por el que ya hemos podido perdernos, aunque sea por unos minutos.
El primer episodio, una versión ampliada de la demo que MeriStation pudo probar hace meses, sirve de introducción y de tutorial. Desde la perspectiva de Cloud, el grupo llega al pueblo bajo la atenta mirada de los habitantes, contentos de disfrutar de la presencia de un héroe como Sefirot. Todo parece en calma, nada hace presagiar que la desgracia se cernirá sobre esta apacible villa, que se enclava a los pies del monte Nibel. Durante esos primeros instantes, el guerrero da un paseo, visita a su madre y se reencuentra con su amiga Tifa, lo normal cuando vuelves a casa.
El nacimiento del gran villano de Final Fantasy
Una escena que refleja el contraste del antes y del después ocurre nada más iniciar la excursión, cuando uno de los vecinos implora a Sefirot una foto para inmortalizar este momento histórico. No imagina el desastre que se va a producir solo unas horas más tarde, cuando el más famoso de los Soldado sucumba al delirio de la locura. Siguiendo la línea trazada en Final Fantasy VII Remake, este capítulo no se limita a plasmar la historia tal y como era en 1997, sino que la expande, la reajusta y en ocasiones la modifica. Lo que en el original era un flashback breve en Rebirth es un capítulo de hora y media de duración, un episodio en el que conocemos los entresijos de un recuerdo que tal vez no sea del todo real.
A nivel jugable, estos primeros minutos nos introducen en las mecánicas básicas, tanto de combate como de exploración. El juego conserva el uso contextual de los botones para llevar a cabo ciertas acciones, como encaramarse sobre una roca o escalar la ladera pedregosa del monte utilizando los salientes. El mismo icono azul de la entrega interior indica cuáles son las zonas interactuables. A veces, el movimiento se ve limitado a fin de reflejar la situación del protagonista, que herido, se desplaza con una lentitud parsimoniosa, casi molesta... que no obstante transmite a la perfección la indefensión de Cloud en este instante de vulnerabilidad. Mientras ascendemos a través de la montaña, Cloud, Tifa y Sefirot se topan con zonas contaminadas por el Mako y se inicia un minijuego un tanto insulso que consiste en mover una máquina que absorbe los escapes de energía poco a poco.
Los trágicos acontecimientos de Nibelheim se narran en los siguientes minutos, pero no entraremos en detalle sobre sus consecuencias. Basta decir que el relato de Cloud concluye y la acción vuelve al presente, a la posada de Kalm, un pueblito que fue destruido por Shinra y reconstruido tiempo después por sus habitantes. Los compañeros han abandonado Midgar y se refugian de manera temporal en la aldea, donde disfrutan de unos instantes de tranquilidad. Es en este punto cuando empezamos a atisbar algunas de las novedades que el estudio de Square Enix ha introducido en esta entrega.
Estas son las principales novedades de Final Fantasy VII Rebirth
Al ser la segunda entrega de una trilogía es lógico que los cimientos sean compartidos. Sin embargo, Square Enix no se ha limitado a repetir las mismas fórmulas, sino que ha ampliado la escala y ha modificado algunos de los sistemas principales. Es pronto para valorarlo porque solo hemos experimentado un poquito, pero los desarrolladores han implementado un sistema de afinidad, que repercute en la relación personal de Cloud con cada uno de los miembros del grupo. Por ejemplo, Aeris nos pide que la acompañemos a la torre del reloj. A continuación, aparecen una serie de opciones de diálogo y un período de tiempo de respuesta limitado. En función de lo que elijamos, el personaje estará más o menos contento con nosotros (se refleja mediante emoticonos). ¿Qué consecuencias tendrá a largo plazo? Lo descubriremos en unos días.
Final Fantasy VII Rebirth se ha construido en torno al concepto del vínculo entre los protagonistas. Por eso, cumplir desafíos, ayudar a la gente, explorar el mundo y descubrir sus secretos proporciona experiencia, que se suma al nivel de la party —separado del nivel individual de cada personaje—. Al aumentarlo, podremos acceder a más habilidades, ya que los núcleos de talentos se activan de esta manera. Luego tendremos que utilizar puntos de experiencia (se consiguen cuando incrementamos el nivel individual o cuando encontramos unos objetos concretos) para desbloquear las distintas habilidades.
Como en la primera entrega, las armas también disponen de nivel, si bien la progresión ha cambiado un poco. En esta ocasión, cada arma cuenta con nódulos, a los que podemos asignar habilidades. Para entendernos, se trata de un sistema muy similar al de la asignación de las materias. Otra de las novedades en lo referente a la progresión y a la gestión de los objetos es la transmutación. Un objeto de tiempos de la república (¿primera referencia a un pasado remoto del mundo de Final Fantasy VII que no se había desvelado?) nos permite crear objetos a partir de materiales desperdigados por el mundo. Encontrar chips del transmutador expande las posibilidades del artefacto, así que lo podemos mejorar para así obtener nuevos o mejores ítems.
Quizá no se diga demasiado, pero una de las señas de identidad de Final Fantasy son sus juegos de cartas. Queen’s Blood se desarrolla por turnos, en los que cada jugador posiciona su carta en una de las tres filas, en puntos concretos señalizados con esmeraldas del color del contendiente. Cada naipe dispone de un nivel de poder, que por supuesto repercute en el juego. La posición es otro de los elementos a tener en cuenta: cuando una de ellas se superpone a una posición que ya controlas esta aumentará de rango, de modo que en esa casilla solo podrás poner una carta de ese rango o mayor. Si la colocas en el lugar correspondiente te harás con posiciones del contrincante. El objetivo es conseguir la mayor puntuación de poder en cada línea, que se suma para determinar el ganador de la mano.
Primer contacto con el mundo abierto y el sistema de combate
Que el descanso en Kalm no acaba en calma ni cotiza. El grupo se ve obligado a huir una vez más perseguido por las tropas de Shinra, que le pisa los talones. Se abren las puertas y el mundo abierto se despliega en el horizonte. Sorprende la escala y lo bien que se ve, los detalles y la sensación de aventura que transmite. La pregunta del millón de giles es si estamos ante una construcción de mundo abierto convencional o si Square Enix ha dado un paso más allá. Resulta complicado determinarlo con seguridad, pues la sesión de juego ha sido relativamente corta, aunque a simple vista no parece excesivamente innovador. Lo que sí podemos asegurar es que el estudio lo ha rellenado de misiones, minijuegos, lugares de interés y curiosidades. Hallamos el hogar de unos Moguris traviesos y disfrutamos de un minijuego en el que tenemos que presionar el botón justo antes de que una de las criaturas nos ataquen. Luego deberemos atraparlos a todos.
No enumeraremos todas las misiones secundarias, aunque durante estos primeros minutos en lo salvaje, Cloud ha ayudado a Aeris a recoger flores. A continuación, en otra misión, se han topado con unas fábricas y las han investigado, para luego luchar contra unos peculiares enemigos de Final Fantasy VII Remake. Un fotógrafo ha solicitado la ayuda del grupo para sacar instantáneas en lugar concretos del mapa y más tarde los compañeros han completado un santuario de invocaciones, que al completarlos mejoran las materias de invocación. No hay que pensar en ellos como si fueran un santuario de The Legend of Zelda: Breath of the Wild o Tears of the Kingdom. En este caso, se trata de un sencillo minijuego que consiste en pulsar el botón X cuando la luz pase por el indicador.
El sistema de combate funciona igual que en el Remake, si bien se han introducido cambios. Para empezar, es posible entrar en batalla con ventaja si sorprendemos al enemigo y lo atacamos primero (la barra de ATB se rellena un poco), un rasgo muy explorado en los JRPG contemporáneos. A los enemigos les sale un aura de alerta que se reduce según te alejas, por lo que también es posible huir. El juego mantiene la idea de alternar de personaje durante la batalla, jugar con los comandos y con los tiempos del sistema ATB, cuyas barras se rellenan a medida que golpeamos a los enemigos. El ataque de Cloud se refuerza con con un golpeo fuerte y un barrido de espada si pulsamos el botón nada más esquivar, posibilidades que se unen a todo lo anterior.
La desarrollado nipona ha explorado el concepto de la colaboración entre los amigos, de ahí que el sistema de ataques sincronizados sea uno de los pilares principales del combate. La barra de sinergia se va rellenando poco a poco y nos brinda la oportunidad de desencadenar impresionantes habilidades junto a otro de los miembros de la party. Lo verdaderamente atractivo es probar las combinaciones con cada uno de ellos. Por otro lado, las skills de sinergia son distintos talentos que no consumen la barra ATB y que proporcionan efectos variados e incluso bloquean ataques. Se ejecutan en estado de guardia, a través de una nueva lista de comandos.
A Final Fantasy VII Rebirth le rodea la corriente vital, es un juego que nace de la nostalgia, pero que no se reduce a inmortalizar el mismo recuerdo de antaño, sino que arriesga y se siente fresco, con vida. El veredicto final, en unas semanas. Mientras tanto nos quedamos con las buenas sensaciones.
Estará disponible el próximo 29 de febrero en exclusiva para PS5.
- Acción
- RPG
Final Fantasy VII Rebirth es un videojuego de acción RPG a cargo de Square Enix para PlaySation 5 que continúa con la historia de Final Fantasy VII Remake. La travesía desconocida continúa… Tras escapar de la distópica ciudad de Midgar, Cloud y sus amigos se embarcan en un viaje por todo el planeta. Les aguardan nuevas aventuras en vasto y vibrante mundo. Recorre las praderas cubiertas de hierba a lomo de chocobo y explora los extensos ambientes. Combina el pensamiento estratégico con una emocionante acción de combate junto a tus camaradas, incluyendo personajes nuevos añadidos. Profundiza sus relaciones para desatar poderosos combos de equipo.