Cine
‘Dune: parte dos′, crítica. Una película épica que entra en el Olimpo del cine
Denis Villeneuve logra una obra redonda que impacta al espectador por la potencia de sus imágenes y el trabajo de los actores.
‘Dune: parte dos′ forma parte ya de ese elenco de películas de entretenimiento que, sin ser las mejores de la historia del cine, sí marcaron un antes y un después: ‘Star Wars’ (1977), ‘Indiana Jones’ (1981) y ‘El señor de los los anillos’ (2001). Es una obra colosal que deja al espectador en shock tanto por su potente apartado visual como por una de las mejores bandas sonoras hechas por Hans Zimmer, un festín para los sentidos que reivindica al cine como gran espectáculo. Y todo ello con una historia bien armada, unos actores que crecen como la película y un director que se ha convertido en uno de los mejores narradores del momento.
Dune al cuadrado
Si ya ‘Dune’ apuntaba alto como uno de los grandes referentes en el género de la ciencia ficción, esta segunda parte es más y mejor en todo. Como el propio Denis Villeneuve confesaba recientemente, vista en perspectiva la película de 2021 era una mera introducción a lo que el director tenía en mente.
El canadiense se toma su tiempo en crear su particular visión del libro de Frank Herbert, con un ritmo pausado, con cuidado al detalle, va desvelando al espectador cómo es Arrakis. Más allá de sus interminables desiertos de arena, se descubre una filosofía de vida en comunión con un entorno hostil. Y todo ello a través de la imagen, porque mide y mucho la presencia de diálogos en la película, prescindiendo de cualquier palabra superflua y dejando que sea lo visual lo que conduzca la narración.
La película, más allá de su más que evidente valor lúdico, tiene una fuerte carga política y social. Es una crítica abierta al sistema neocapitalista, defiende un ecologismo pegado a la realidad, ataca al sistema de clases sociales y alerta de los peligros del uso de la religión como arma política. Villeneuve es valiente en la representación de los Fremen, cuyas costumbres y tácticas de combate recuerdan a grupos que ahora no son bien vistos en el mundo occidental.
Grandes actores
Si ya en Dune, Timothée Chamalet apuntaba ya como uno de los grandes talentos del cine para los próximos años, en esta segunda entrega supera todas las expectativas con un personaje con muchos matices que va evolucionando para convertirse en Maud’dib, el líder que reúne a todos los pueblos en una cruzada contra los invasores. En ese viaje se haya rodeado de estupendos secundarios: Zendaya (Chani), Rebecca Ferguson (Jessica), Javier Bardem (Stilgar), Josh Brolin (Gurney Halleck), Austin Butler (Feyd-Rautha), Christopher Walken (el emperador) … El peso femenino en esta segunda entrega es mucho mayor con dos figuras contrapuestas: la compañera (Zendaya) y la madre (Rebecca) de Paul Atreides. Ambas representan dos formas distintas de entender el amor y el deber, aunque compartan un objetivo común. Los otros dos secundarios que destacan por encima del resto son Javier Bardem, que da vida a un carismático líder tribal en una interpretación que recuerda a la de Anthony Quinn en ‘Lawrence de Arabia’ (1962), película con la que ‘Dune: parte dos’ tiene muchos puntos en común. Y Austin Butler (’Masters of the Air’), que da vida al psicópata Feyd-Rautha, el nuevo gobernador Harkonnen de Arrakis.
Intrigas, traiciones y acción
Dune es una historia con un fuerte componente político, no en vano George R. R. Martin se inspiró en ella para su ‘Juego de Tronos’, y ello lleva asociado que cada personaje tenga sus propios intereses. En el debe de Villenueve hay que anotar el gran acierto de convertir en comprensibles todas esas tramas cruzadas en las que hay traiciones, giros inesperados y conspiraciones.
A pesar de su naturaleza aventurera las escenas de acción no son la columna vertebral de la película, es más, dentro de la excelencia con la que está rodada toda la cinta, el único punto flaco que presenta reside en estas, con uso del CGI que no termina de funcionar del todo bien ni en la recreación del coliseo al estilo ‘Gladiator’ ni en la presentación de los enormes ejércitos presentes en el campo de batalla. Todo lo contrario ocurre con el diseño de los gigantescos gusanos de arena que recorren los desiertos de Arrakis.
Conclusión
‘Dune: parte dos’ es una película extraordinaria que conecta directamente con el espectador a través de los sentidos, un espectáculo visual como pocos, con unas imágenes de gran belleza y con una banda sonora que se hace una con las arenas de Arrakis. A ello hay que sumar un excelente grupo de actores, una buena historia y un director que merece más reconocimiento del que tiene. Cinta de obligado visionado en pantalla grande. Otra vez toca esperar para ver cómo acaba la historia de Paul Atreides; esperamos y rogamos que esta vez la espera sea más corta.