Opinión
La cuestión no es si necesitamos una PS5 Pro, sino si los usuarios están dispuestos a pagar su elevado precio
PlayStation 5 Pro supondrá un pequeño gran salto a mitad de generación, pero, ¿es realmente necesario? El público decidirá si lanzarse o no con sus carteras.
Tambores... tambores en lo profundo. Una sombra se mueve en la oscuridad, y ya viene... y esa sombra es PS5 Pro. Tras meses de rumores y especulación, la nueva revisión de la consola ya ha sido presentada oficialmente, y un punto clave de la misma es su elevado precio: 800€. Y sin lector, que cuesta 119,99€ aparte, en el caso de que queramos uno. Un coste directamente inasumible para muchos hogares para, recordemos, una máquina que “solo” ofrece entretenimiento en forma de videojuegos y contenido audiovisual.
Aún así, muchos entusiastas de la tecnología le ponen ojitos, deseosos de probar de primera mano este nuevo salto de mitad de generación. ¿Yo? No es que no tenga ganas; lo que pasa es que me pregunto si muchos estarán dispuestos a comprarla cuando casi que hay que buscar excusas para comprarse un modelo estándar de PlayStation 5, habiendo pasado prácticamente cuatro años desde que salió.
¿Dar el salto de PS5 a PS5 Pro o no darlo? Dudo que la mayoría de usuarios quieran pasar por caja de nuevo
No soy yo sospechoso precisamente de negarme al progreso tecnológico. De hecho, pese a haberme subido al carro del PC gaming bastante tarde, soy de esos relativamente pocos usuarios —hablando en términos absolutos— a los que les gusta trastear con su hardware y la BIOS, hacer overclock y en definitiva probar mil y una configuraciones para rascar uno o dos FPS más en el juego competitivo de turno.
El verdadero quid de la cuestión aquí es si los usuarios están dispuestos a dejarse una morterada de dinero en una PS5 Pro, cuando apenas hay motivos de peso para pasar por caja con una PS5 estándar en gran parte gracias a la llegada de muchos juegos antes exclusivos a PC. No obstante, y en honor a la verdad, lanzamientos recientes como Astro Bot inclinan la balanza en favor de la máquina.
También podríamos hablar de que un gran número de desarrolladores son conscientes de que sigue habiendo un parque enorme de consolas PS4 en hogares de todo el mundo, motivo que ha propiciado que videojuegos multiplataforma muy esperados como Black Ops 6 también salgan en PS4.
Vamos, que lo que yo desee a título personal como entusiasta de los videojuegos no tiene nada de peso en comparación con los deseos del público mayoritario, que es quien dicta las reglas del juego.
Por casualidades de la vida, estos días estoy rejugando la Metal Gear Solid: Master Collection Vol. 1. A tenor de esta columna de opinión, saco el salto gráfico que hubo entre el primer Metal Gear Solid de PSX lanzado en 1998 y su secuela, Metal Gear Solid 2, lanzado en PlayStation 2 en 2001.
Con tres años de diferencia entre la salida de ambos juegos y una generación de consolas entera entre ambos títulos, MGS2 se convirtió, por méritos propios, en uno de los grandes videojuegos durante los primeros años de vida de la por entonces nueva consola de Sony. Si te gustaba Metal Gear, debías comprarte PS2 sí o sí. Antaño tomar estas decisiones era mucho más sencillo.
A lo que voy: antes los saltos generacionales eran muy grandes y evidentes, ya que se podía percibir principalmente en el apartado técnico y particularmente en los modelos de los personajes. Ahora bien, de PS4 y Xbox One a PS5 y Xbox Series X el salto no ha sido tan grande porque el progreso se centra actualmente en el rendimiento, iluminación global y en los tiempos de carga, con la transición de los HDD a los SSD. También suponen mejoras técnicas y de rendimiento, pero no son algo tan evidente como comparar los modelos 3D de los personajes entre los juegos de una generación y los de la siguiente.
No es que los juegos no se vean mejor ahora que hace cinco o diez años, al revés; lo que sucede es que ahora además tenemos juegos con un mayor nivel de detalle, mejores físicas e iluminación, más detallados y con unos tiempos de carga mucho menores. La velocidad de acceso es en muchos casos casi inmediata, algo a lo que ha dado pie la cada vez mayor equiparación entre consolas y PC, con instalación de los juegos en consolas que usan discos cuando antes se dependía íntegramente del lector y de su velocidad de lectura. Pero sucede que todo esto al gran público o simplemente le da igual, o no es capaz de apreciarlo. Hay muchas mejoras a nivel técnico en el terreno de los videojuegos, pero estas mejoras son, en muchos casos, sutiles o inapreciables, especialmente para el ojo no entrenado.
El éxito de Nintendo Switch demuestra que al gran público le da igual el apartado gráfico
El arrollador éxito de Switch, que cuando salió en 2017 ya tenía un hardware relativamente desfasado, nos indica que efectivamente al consumidor de videojuegos medio solo le interesa jugar. En mejores o peores condiciones, pero jugar, al fin y al cabo. Y Nintendo ha entendido esto a la perfección, pues gracias a esta consola que va camino de destronar a PS2 como la más vendida de todos los tiempos ha conseguido beneficios récord.
Nintendo ha sabido jugar muy bien sus cartas durante esta generación, entendiendo muy bien que los desarrollos largos con presupuestos obscenos están, en última instancia, abocados al fracaso, como los numerosos despidos y cierres de estudios atestiguan. Y esto por no hablar de algo que ya se sabía desde hace treinta años: los videojuegos exclusivos son los que verdaderamente venden consolas.
Mejores o peores, pero en definitiva, títulos exclusivos a los que no puedes jugar en ningún otro sistema. La estrategia tanto de Sony como de Microsoft de llevar muchos de sus títulos a PC les está repercutiendo negativamente en lo que a ventas de hardware se refiere, aunque también les permite llegar a un público más amplio y diversificar sus fuentes de ingresos.
En resumen, es muy difícil venderle al jugador medio una nueva máquina para jugar a los mismos juegos que ya tiene disponibles en consolas más anticuadas y baratas, especialmente si el precio de esta nueva consola es tan elevado. Y a veces estos mismos juegos otrora exclusivos están disponibles en PC, que por su idiosincrasia y salvo desastre atroz al hacer los ports, siempre van a ser las mejores versiones posibles de los títulos por sus posibilidades de rendimiento y optimización.