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Switch llega a los siete años con más de 11.000 juegos, ¿dónde está su techo?
Una de las máquinas más exitosas de la historia de Nintendo se prepara para mantener su vigencia durante los próximos años.
El 3 de marzo de 2017 aparecía en los mercados de todo el mundo la llamada consola híbrida de Nintendo, llamada Switch en honor a su capacidad de convertirse en consola de mesa o en portátil de forma fluida gracias a un diseño reminiscente al de una tablet con mandos, que se convertía en una máquina de mesa al ser apoyada en su dock conectado al televisor. Nintendo ya había ensayado la idea de que la consola de mesa en el hogar no debía monopolizar la televisión, apostando por una Wii U que no fue del todo entendida por los usuarios. Las pobres ventas de esa máquina y la dificultad creciente en el mercado portátil por la influencia del juego en móvil hicieron que los meses previos a Switch fueran un periodo de dudas sobre el futuro de la casa de Kioto, nada nuevo por otro lado. Y como en otras ocasiones, el tiempo volvería a poner de relieve de que quien apuesta contra Nintendo lo hace a su propio riesgo.
Por primera vez desde 1989 que apareció Game Boy, Nintendo apostaba por unificar su catálogo e intentar cubrir varios frentes al mismo tiempo con una máquina pensada para cada tipo de situación y usuario. Con una brillante campaña, muy ilustrativa sobre lo que la máquina podía hacer, se mostraba al mundo la versatilidad del nuevo concepto, que no sólo se limitaba a la transición entre el salón del hogar y la portabilidad, también cubría otras facetas como el multijugador local o las experiencias gestuales que tan buen resultado habían tenido con Wii. No nos atrevemos a aventurar si el usuario medio de Switch ha participado en muchas barbacoas o fiestas en las azoteas de un edificio con la consola como centro de la fiesta, tal y como se reflejaba en el anuncio, pero el mensaje era cristalino.
Un catálogo para disfrutar en cualquier lado
Armado con una obra maestra como Breath of the Wild -compartido con Wii U-, la apuesta de Nintendo encontró rápidamente el favor de un público diverso que convirtió la máquina en un éxito inapelable, empujado principalmente por las propuestas internas de la casa de Kioto. Juegos como Mario Kart 8 Deluxe, el punta de lanza de la máquina como más de 60 millones de unidades vendidas, Super Smash Bros Ultimate, Super Mario Odyssey o Super Mario Party marcaron el camino, junto a propuestas más experimentales como el deportivo Ring Fit Deluxe. A eso hay que sumar que la máquina acaparó el éxito sinfín de Pokémon, con varias entregas principales muy bien recibidas, o que recibió éxitos inesperados como los casi 45 millones de unidades que vendió Animal Crossing New Horizons, superando por primera vez a Zeldas, Marios y Pokémon al convertirse en un bálsamo global durante los tiempos de pandemia.
Además, la consola se ha convertido en un auténtico imán para toda clase de producciones. Pequeños juegos con algunos años a su espalda en PC han visto como en Switch vivían una segunda juventud, animando a muchos pequeños estudios a probar en la consola. Tal ha sido la pujanza de estas producciones, que la propia Nintendo se ha esforzado por promocionarlos de forma propia con iniciativas como los Indie World, contribuyendo activamente a formar un catálogo que actualmente supera los 11.000 nombres, formando uno de los catálogos más extensos en una máquina de la histórica compañía.
Resistiendo al futuro
En la actualidad, Nintendo Switch se mantiene como la tercera consola más vendida de la historia, sobrepasando los 140 millones, sólo superada por los 154 millones de Nintendo DS y los 158 millones de PS2. Pese a los continuados rumores sobre su sucesora, que se vienen produciendo desde hace meses, lo cierto es que diversos medios han informado de que Nintendo no tiene planes de reemplazarla hasta el primer trimestre de 2025, lo que le deja un año más de estar en primera plana y de intentar seguir ganando audiencia y nuevos juegos en el catálogo.